Santiago. El presidente del Servicio Electoral de Chile, Patricio Santamaría, ha alertado este martes de un posible "brote de violencia" el próximo fin de semana y ha llamado a crear un "clima de paz" de cara al plebiscito constitucional.
A menos de dos semanas de la celebración del mismo, Santamaría ha admitido que "efectivamente, se teme que haya un brote de violencia mayor", algo que ha tildado de "lamentable y absolutamente condenable".
Así, ha instado a "no descalificar" a aquellos que piensan de otra manera. "Hoy, lamentablemente, la violencia física surge de la violencia verbal que uno observa en muchos de nuestros líderes, que debieran estar buscando soluciones, proponiendo soluciones, manteniendo el diálogo", ha dicho, según informaciones del diario 'La Tercera'.
"Evidentemente hay grupos, hay sectores, que van a aprovechar la violencia", ha lamentado antes de insistir en que millones de personas "tienen una oportunidad histórica". Santamaría ha aprovechado la ocasión para destacar que es "la primera vez en Chile y en el mundo que se pregunta a un pueblo si quiere o no una nueva Constitución".
Sus palabras llegan después de las manifestaciones registradas el fin de semana, que han sido catalogadas por Carabineros como unas de las "más violentas desde que comenzó la pandemia".
Las movilizaciones se han saldado con nueve detenidos, cuatro de ellos menores de edad, y un agente de Carabineros herido. En la céntrica Plaza Italia se produjo la concentración más importante y allí una parte de los asistentes provocó desórdenes y daños. Carabineros sostiene que lanzaron objetos contundentes como piedras y palos contra los agentes.
El referéndum se celebrará el próximo 25 de octubre y están llamados a votar unos 14,5 millones de ciudadanos y 60.000 chilenos en el extranjero. El Gobierno ha asegurado que durante la votación se garantizarán las medidas sanitarias para prevenir eventuales contagios de la COVID-19, enfermedad que obligó a posponer la fecha de la consulta, inicialmente prevista para el 26 de abril.
La actual Carta Magna de Chile está vigente desde 1981, cuando el dictador Augusto Pinochet tomó el poder por la fuerza. Si gana la opción de avanzar hacia una nueva Constitución, los chilenos tendrán que decidir en el mismo plebiscito entre una asamblea constituyente compuesta por ciudadanos elegidos para ello y una instancia que incluya la participación de, al menos, el 50% de congresistas y la otra mitad con miembros elegidos para ese fin.