Las elecciones presidenciales de Chile, las más polarizadas en décadas, han provocado que los mercados se tambaleen, pero puede haber una perspectiva positiva para los inversores: los candidatos se enfrentarán a un Congreso dividido y han moderado sus posiciones para atraer a votantes centristas.

Los comicios del domingo enfrentan al exlíder estudiantil izquierdista Gabriel Boric con el ultraconservador José Antonio Kast, ambos de fuera de los principales partidos políticos, que han sido objeto de la ira de votantes que demandan cambios.

Boric ha amenazado con enterrar el modelo económico neoliberal de Chile que data de la dictadura militar de Augusto Pinochet en las décadas de 1970 y 1980. Por su parte, Kast, que a menudo es comparado con Jair Bolsonaro de Brasil, bromeó en algún momento que le hubiese gustado tomar el té con Pinochet.

Pero ambos candidatos se han moderado porque la carrera les ha exigido disputar los votos del centro. El Congreso, elegido en noviembre, también está dividido a la mitad entre la izquierda y la derecha, lo que crea un probable freno a reformas profundas.

"Ambos candidatos han estado haciendo ajustes importantes en sus programas, han introducido conceptos de prudencia y realismo", dijo esta semana el presidente del Banco Central de Chile, Mario Marcel, y agregó que esto sería valioso para tranquilizar a los inversionistas.

La elección, que algunas encuestas muestran en empate, verá a los chilenos elegir entre dos visiones del futuro marcadamente diferentes para el principal productor de cobre del mundo y un bastión de estabilidad en la volátil América Latina.

J.P. Morgan dijo en un informe que había notado "un giro hacia la moderación" por parte de ambos candidatos. El Congreso, decía, moderaría los planes políticos de Boric si gana, mientras que una asamblea de izquierda que reformulará la Constitución presionaría a Kast.

No obstante, la incertidumbre ha afectado duramente a los activos chilenos.

El peso ha caído un 16% este año frente al dólar, una de las monedas más débiles entre los mercados emergentes. El índice bursátil chileno MSCI, en dólares, ha bajado un 14%.

Chilenos preocupados han estado sacando activos del país durante los últimos dos años, en parte por los efectos de la pandemia, pero también por la incertidumbre provocada las masivas protestas contra la desigualdad que estallaron en octubre de 2019 y dejaron cuantiosos daños y una treintena de muertos. A esto se suma además la reforma constitucional.

Unos US$ 10.000 millones en riqueza familiar y empresarial han salido del país, según datos del banco central hasta noviembre, además de los US$ 12.000 millones que salieron el año pasado, lo que se compara con flujos de cerca de 2.000 millones en 2018 y 2019.

"Estas salidas de capitales, hasta el momento, han sido relativamente similares a las que ocurrieron durante la crisis financiera del 2008 y 2009", agregó Marcel en su momento. "Son cifras importantes, no cabe duda".

"Comodín"

La elección, que algunas encuestas muestran en empate, verá a los chilenos elegir entre dos visiones del futuro marcadamente diferentes para el principal productor de cobre del mundo y un bastión de estabilidad en la volátil América Latina. "Las próximas elecciones presidenciales de Chile son las más divisorias desde la transición del país a la democracia", dijo el banco Standard Chartered en una nota de diciembre, refiriéndose al fin de la dictadura en 1990.

Pero para muchos, la nueva redacción constitucional, que se someterá a un referendo el próximo año, plantea riesgos aún mayores. Si se aprueba, probablemente se alejaría hasta cierto punto del texto de la era de Pinochet, que sustentaba el modelo económico de Chile redactado por los llamados Chicago Boys.

"El comodín en Chile es la asamblea constituyente y la nueva constitución", dijo Carlos de Sousa, estratega de deuda de mercados emergentes y de Vontobel Asset Management en Zurich. La minería podría ser fundamental en eso. Áreas como los impuestos están siendo objeto de escrutinio, al igual que las protecciones ambientales, que podrían afectar al cobre y al litio, un metal ultraligero con una gran demanda para el uso en baterías de vehículos eléctricos.

"La Convención Constitucional y la elección presidencial, han puesto un compás de espera a la inversión minera", dijo Álvaro Merino, jefe de estudios de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami).

"Es crucial que estas normativas otorguen certeza jurídica, estabilidad y no afecten la competitividad de Chile como país minero", agregó, al recordar que el país tiene una cartera de inversiones de US$ 69.000 millones para los próximos 10 años.

"Es clave despejar estas incertidumbres a fin de que la inversión en minería se despliegue con fuerza", subrayó. Un factor externo difícil para Chile son las perspectivas de los mercados emergentes a medida que las economías desarrolladas se mueven para abandonar años de política monetaria expansiva.

De Sousa, de Vontobel, dijo que los activos chilenos podrían ser una apuesta a considerar porque el peso estaba muy débil, pero que los crecientes riesgos políticos lo harían reflexionar. "Estratégicamente, en una perspectiva de largo plazo, no nos gusta mucho Chile en este momento", dijo.