Si bien se habla de ciudades inteligentes desde la década de 1990, su desarrollo en América Latina aún no está muy extendido. Sin embargo, los administradores públicos comenzaron a captar las ventajas de utilizar la tecnología y la interconectividad para administrar los recursos y así, asegurar el mejor uso de la infraestructura de la ciudad y mejorar la calidad de vida en general.

Una ciudad inteligente será aquella que logre aplicar la tecnología disponible para mejorar la vida de los ciudadanos mediante la mejora de los servicios públicos - salud, educación, energía, medio ambiente, seguridad, saneamiento, movilidad, entre otros. Esto es positivo para la ciudadanía, porque marcará la diferencia en la calidad de vida de las personas y del medio ambiente en general.

Este es precisamente el camino a seguir para la implementación de proyectos que se enfoquen en ciudades inteligentes. Hoy, incluso se habla de una evolución del concepto, pasando a Ciudades Inteligentes y Resilientes, siendo la resiliencia la capacidad de reducir vulnerabilidades y responder a las amenazas sistémicas del medio ambiente.

Esto es especialmente relevante debido al crecimiento demográfico proyectado de 8.600 millones de personas para 2030, según The World Population Prospects, que evidentemente agravará problemas que las ciudades aún no han resuelto. En 2050, la proyección es llegar a 9,8 mil millones, con más del 70% de estas personas viviendo en ciudades.

En América Latina existen diferentes metrópolis con alta densidad poblacional como Ciudad de México, Buenos Aires, Sao Pablo, Medellín, Bogotá o Lima, también ciudades de menor tamaño en las que los gobiernos locales buscan alternativas innovadoras para estimular su desarrollo. En todas ellas, el rol de las ciudades para afrontar el cambio climático es especialmente importante en el contexto de una población urbana creciente.

Según el índice IESE Cities in Motion (ICIM), la primera representante de América Latina es Santiago de Chile en el puesto 68, que avanzó 16 lugares en dos años, seguida por Buenos Aires (90) y Montevideo (110). El futuro de las ciudades y su funcionamiento eficiente, es algo en lo que hay que pensar hoy y las tecnologías para ello están disponibles.

La aplicación puede estar en Intelligent Energy, para monitorizar el consumo energético, evitar picos e incluso prevenir un apagón de la red eléctrica. O en condiciones de seguridad, con vigilancia por cámaras que previenen delitos y delitos graves, ahorran recursos económicos y humanos. En movilidad, con el control inteligente de semáforos y alumbrado público como el flujo de automóviles, control de tráfico, peajes automáticos, control de plazas de aparcamiento e integración de modos de transporte masivo e individual.

En la temática ambiental, el monitoreo por sensores es eficiente para identificar, prevenir y gestionar desastres naturales, condiciones actuales de bosques y embalses, nivel del mar, calidad del aire, contaminación acústica, sensores sismográficos de temblores y deslizamientos y control de calidad del agua potable.

Para facilitar la visualización, traeremos un ejemplo práctico que se implementará en el segundo semestre de 2021 en el Parque Castel Fusano, en la región metropolitana de Roma, Italia. Combinando satélites, drones, sensores videoacústicos, inteligencia artificial y 5G, un área de 1.000 hectáreas será controlada de forma remota para mejorar la seguridad, proteger contra invasiones, prevenir incendios y apoyar la sostenibilidad. Con un sistema de recolección de datos por sensores en tierra, satélites y drones, el sistema utiliza Inteligencia artificial y big data para filtrar la información, brindando una imagen en tiempo real de la situación, permitiendo así a los administradores tomar decisiones e intervenciones.

Por tanto, donde no llegan los ojos de las personas, lo hacen los de la electrónica: desde el espacio y desde el cielo. En Latinoamérica, podría aplicarse en el control de incendios y así ayudar en la situación crítica de incendios incontrolados en nuestros humedales, y así disminuir los crecientes índices de fuego en Colombia, Argentina, Brasil. El monitoreo basado en tecnología sería muy efectivo para reducir el tiempo de acción, ya que permite detectar un epicentro de incendio y enviar las coordenadas al centro de control en 180 segundos, permitiendo el despacho de un helicóptero lleno de agua de manera rápida y directa al punto de partida del fuego.

Estos son ejemplos reales de cuánta tecnología a favor de las ciudades inteligentes ya está presente y disponible para ofrecer innumerables beneficios, incluso, si sigue siendo invisible para los ciudadanos.