2020 es el año de la universalización de la salud y será recordado sin duda como el año de la pandemia del COVID-19, sin embargo, los peruanos queremos recordarlo también como el año en el que nuestro sistema de salud cambió para convertirse en uno de los más modernos y eficientes de la región.

El mundo ha cambiado en los últimos meses y nada de lo que antes hacíamos es igual. Mascarillas, pediluvios, protectores faciales, pruebas rápidas y moleculares, ventiladores, ivermectina, hidroxicloroquina, dexametasona, amigos y compañeros enfermos, y la muerte cerca, la pandemia nos han mostrado al mundo entero infectado y que nuestro sistema de salud lamentablemente se quedó atrasado por décadas de abandono.

Según la Organización Mundial de la Salud, el Perú tiene 1,5 camas por cada 1.000 habitantes, frente al promedio en América de 2,4 camas y en contraste con otros países del mundo, como España con 3,2 o Alemania con 8,2 camas. Por otro lado, el gasto en salud como porcentaje del PIB de nuestro país ha sido por varios años alrededor del 5%, mientras que en Colombia este supone el 7,2% del PIB, Argentina, un 9,4% y Alemania, que es uno de los países que mejor ha manejado estratégicamente la pandemia, 10,5%.

El gasto y la inversión en salud cierra brechas de infraestructura y de camas, de número de profesionales de la salud y sus sueldos, fortalece la primera línea de salud, permite la transformación digital para facilitar la operatividad de los hospitales, y la adquisición de tecnología, entre otras metas.

En mi opinión el origen del problema es que no tenemos una visión para el sector salud, un “sueño imposible hoy” con un horizonte de cinco o 10 años para hacerlo realidad, como parte de un plan estratégico país, totalmente independiente de los ministros o gobiernos de turno. Me he preguntado tantas veces. ¿cuál es la visión de nuestro país?, ¿alguien la conoce?, ¿cómo logramos que todas las acciones de públicos y privados sean conducidas en un mismo rumbo?

Como parte del sector salud he visto tantos ministros como visiones particulares los últimos 10 años y nada ha cambiado, seguimos dando vueltas en círculo. Y veo ahora que tenemos una capacidad impresionante de generación de leyes, resoluciones ministeriales, resoluciones directorales, decretos de urgencia, etc. gracias a la emergencia sanitaria. La realidad es que siempre hemos tenido la capacidad de acelerar procesos, reducir las trabas administrativas y de normar en beneficio de la población. La tarea es compleja pero no imposible porque sólo demanda de trabajo, y de los lineamientos para que esta reforma de salud logre mejorar la equidad de los servicios de salud, disminuir la carga financiera de los hogares dando una cobertura universal. Esta reforma debería contemplar como mínimo los siguientes ámbitos:

1.         Recursos humanos. Buscar el desarrollo de profesionales de la salud. Necesitamos más y con un alto nivel educativo, con actualización permanente y donde se promueva la especialización. Promover líneas de carrera, mejorar las políticas salariales, promover la investigación clínica, etc.

2.         Gasto. Ampliar el gasto público en el sector, y sobre todo, crear una cultura de ejecución del mismo. Un plan coherente y eficiente en nuevos y modernos hospitales y/o centros de salud, tecnología, investigación, que garantice provisión de medicamentos, insumos, equipos, entre otros.

3.         Gestión. Propiciar que profesionales de primer nivel en el ámbito privado y público lideren la gestión del sector y que garanticen una administración y asignación de recursos eficientes, prestación de servicios con oportunidad y calidad con estándares internacionales en las zonas urbanas y rurales del país, con el uso de la tecnología necesaria que permita mejorar la operatividad del sector. Promover las asociaciones público-privadas.

4.         Supervisión y regulación. Fortalecer la capacidad y accionar del Ministerio de Salud (MINSA) en los centros de salud, base de la atención de primer nivel, retomar la tutela de todo el sistema de salud público a nivel nacional, no más en las manos de los gobiernos regionales. Facilitar el acceso a la población de medicamentos de última generación, y dispositivos y equipos médicos de última tecnología. Facilitar también el registro, y el acceso a estos por la población, a través de la evaluación de tecnología sanitaria, pero basándose en lo ya aprobado por otras autoridades internacionales de países de alta vigilancia sanitaria para no redundar en la sobreevaluación que genera retraso en el acceso a nueva tecnología que potencialmente puede salvar vidas.

5.         Integración. Integrar los sistemas de salud y que se haga realidad la historia clínica digital única. Lograr a través de ESSALUD y el SIS la universalización de la salud, sumando a ese esfuerzo el rol complementario del sector privado en la política nacional de acceso universal a la salud.

6.         Acceso a la salud primaria, el acceso a alto nivel de tecnología en UCI al nivel de los países del primer mundo es una limitante, sin embargo, podemos tener una mejor salud, reforzando la salud primaria para no enfocarnos en la atención crítica, sino en la promoción y prevención a tiempo. Lo básico es importante y ahora los vemos, lavado de manos y mascarillas.

Que el sacrifico de nuestros médicos, enfermeras, personal de salud, autoridades y demás peruanos que venimos afrontando esta crisis no sea en vano.