Ojalá tomemos este momento como un reinicio sin olvidar los riesgos aún existentes. Parecido a lo que hacemos en nuestros dispositivos cuando en un problema serio es necesario reprogramar todo para volver a funcionar bien pero sin perder la memoria. Prefiero este enfoque ya que impulsa a recuperarse del shock económico y emocional de la era COVID-19, a considerar la resiliencia como una nueva capacidad útil para futuros shocks que no tardarán en aparecer, permite regenerar ecosistemas destruidos y comunidades empobrecidas por los excesos sin control o malos manejos. También nos empuja a reinventar el capitalismo y la democracia para regirnos conscientes de los límites del planeta, las fronteras de la ética y la tolerancia de las poblaciones.

La importancia de las élites

Pensando en la oportunidad del reinicio, promovimos un conversatorio con el filósofo colombiano Bernardo Toro, donde se habló de la importancia de convocar a las élites para aprovechar la diversidad que estas ofrecen y así lograr consensos básicos pero suficientes para converger en un propósito común. La palabra “élites” es confundida con los centros del poder económico, cuando realmente se trata de aquellos líderes que tienen la capacidad de influenciar y movilizar a decenas de miles de personas, incluyendo líderes sociales, políticos, comunitarios, desde comunidades religiosas a redes de vendedores ambulantes.

Esta diversidad, puesta en la misma mesa, permitiría acercar las soluciones más complejas a quienes están más cerca de los problemas y viabiliza la movilización positiva y oportuna de las personas para acelerar cambios en aquellas cosas que están movidas por el interés del bien común.

Cohesionar en un contexto difícil

Los consensos son tarea difícil, a veces parecen imposibles, pero hay que tratar.  Dicen que son más fáciles cuando hay una catástrofe o cuando son impuestos, pero estos últimos por antidemocráticos siempre terminan en tiranía con crisis aún peores.

Para llegar a un propósito común, el primer paso es aterrizar las tendencias que definen el contexto compartido. Por ejemplo, el Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible cree que hasta 2030 la desigualdad, el nacionalismo, el aumento de tensiones globales, enfrentamientos intergeneracionales, y la interdependencia serán tan importantes como la expansión de la tecnología informática para la innovación, y que los gobiernos han legitimado su capacidad de intrusión en la vida de las personas por el tema de proteger la salud pública lo que trae sus propios riesgos. A esto se añaden los temas locales que sufren los países, como la corrupción, la intolerancia a la desigualdad, el desempleo, la falta de institucionalidad y liderazgos para combatirlos.

Animar a la sociedad civil

En este contexto, los líderes, de cualquier élite o sector, actuarán en función de lo que la sociedad les exige. Por esto es necesario la activación social colectiva, no solo de uno o dos sectores. El activismo pacífico y constructivo de la población se manifiesta en su responsabilidad en las elecciones de sus representantes, sus respuestas a las consultas populares, vigilar la transparencia de los actos, exigir rendición de cuentas , y presionar por sistemas educativos idóneos.

Conclusión

Busquemos un reinicio que nos permita recorrer una hoja de ruta hacia la recuperación eficaz con cohesión social, que nos conduzca a un modelo de desarrollo más justo y sostenible en el tiempo, por su capacidad de inclusión y adaptación de la producción a los limites racionales de los ecosistemas ambientales y sociales.