El año 2019 nos sorprendió con el segundo Premio Nobel de Economía otorgado a una mujer. Esta vez, se trató de Esther Dufló, una economista francesa que se desempeña como profesora de la cátedra de reducción de la pobreza y economía del desarrollo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), principalmente por sus novedosos aportes en el laboratorio de pobreza, a través del uso de metodologías de experiencias aleatorias controladas como instrumentos de prueba y evaluación de políticas públicas. Junto a Abhijit Banerjee y Michael Kremer, ha logrado transformar la economía del desarrollo en un campo experimental.
Las metodologías aplicadas en el laboratorio de lucha contra la pobreza han consistido en la realización de experimentos para evaluar programas de desarrollo en ámbitos de educación y salud, seleccionando aleatoriamente grupos de tratamiento y control para medir el impacto de programas y políticas públicas, que si bien introducen una aplicación práctica a casos reales, reducen significativamente las ambiciones de la teoría del desarrollo, al dejar de lado las premisas de equilibrio general y de econometría convencional.
Para Dufló es vital realizar una evaluación rigurosa de las políticas públicas en ámbitos sensibles de la sociedad, para crear mejoras sostenibles con un efecto acumulativo en la reducción de la pobreza. La experimentación por asignación aleatoria proviene de las ciencias de la salud y se está aplicando en los ámbitos de la economía del desarrollo y las políticas públicas, de manera que para Dufló y sus colaboradores la econometría tradicional es una herramienta imperfecta para identificar causalidades y evaluar el impacto real de factores múltiples del sistema.
Las pruebas y experimentos empíricos de las teorías económicas pueden mejorar la eficacia de las políticas públicas más que las herramientas estadísticas tradicionales y avanzar en la reducción de la pobreza, pues para Dufló es a través del trabajo experto y pragmático del economista que se puede aportar en la disminución de los pobres, más que elaborando grandes teorías abstractas y sin mediciones de impacto reales, que muy pocos entienden y aplican.
En vez de partir del análisis de cuentas nacionales, Dufló propone comenzar elaborando modelos y estimaciones microeconómicas a partir de datos de campo, que sean la base para la construcción de teorías macroeconómicas, más adaptadas a la realidad de cada país.
La economista francesa defiende un enfoque microeconómico de los problemas de desarrollo y de pobreza, afirmando que se puede construir la macroeconomía desde los aportes de la microeconomía. En vez de partir del análisis de cuentas nacionales, Dufló propone comenzar elaborando modelos y estimaciones microeconómicas a partir de datos de campo, que sean la base para la construcción de teorías macroeconómicas, más adaptadas a la realidad de cada país.
Gracias a Dufló y sus colaboradores, la economía del desarrollo actualmente se simplifica en dos ideas principales. En primer lugar, que los estudios empíricos a nivel micro, orientados por la teoría económica, pueden proporcionar información estratégica para el diseño efectivo de políticas públicas que mitiguen la pobreza. Y en segundo lugar, que la mejor manera de alcanzar conclusiones precisas sobre relaciones de causa–efecto consiste en realizar ensayos aleatorios, tomando datos de campo.
Lo más importante en todo caso es medir de la manera más precisa posible los fenómenos económicos, para recomendar las políticas públicas pertinentes, que si son aplicadas coherentemente y medidas y evaluadas de manera oportuna, puedan brindar datos relevantes para tomar decisiones óptimas y efectivamente mejorar la calidad de vida de los países con menos desarrollo, bien sea desde el enfoque netamente experimental o desde un enfoque macroeconómico como visión sistémica respecto al tema de pobreza. El reto principal es crear conocimiento a partir de datos de la realidad, más que verificar hipótesis a partir de teorías.
Finalmente, y tal como se viene previendo en los escenarios prospectivos del mercado laboral futuro, la participación femenina en los ámbitos científicos hasta ahora dominados por hombres comienza a darnos buenas noticias y generar mejores expectativas respecto al cierre de brechas de género en los campos de investigación, en ciencias puras y en la creación directa de conocimiento. Muy probablemente este fenómeno se profundice en los próximos años y la mujer pueda alcanzar un merecido papel protagónico en el ámbito de la economía y las ciencias matemáticas, pero eso depende de la realidad de cada país.