Según los expertos, durante 2016 el dólar estadounidense se fortalecerá, ya que las monedas de los países de economías emergentes van a mostrar debilidad y el yuan por su parte se depreciará de forma gradual.

¿Cuándo y cuánto? Según expertos de JP Morgan, es más probable que se produzca en la segunda mitad de este año. Un dato no menor: las perspectivas del primer semestre de este año están basadas sobre todo en el efecto del aumento de tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y en la mayor relajación de la política monetaria por parte del Banco Central Europeo (BCE).

Este año no será tranquilo en lo que se refiere a la actividad de los mercados, ya que hemos tenido un inicio de año bastante movido. Aunque todo el mundo ha dado por hecho estos acontecimientos, nadie conoce cuáles van a ser las consecuencias finales.

Esa incertidumbre en los mercados se deriva de las expectativas no resueltas que se tuvieron durante el año pasado, producto de la decisión de Suiza de desvincularse del euro, la devaluación del yuan en el gigante asiático, la evolución de la economía en Estados Unidos y la preocupación sobre la deflación que ha estado afectando a la actividad global a nivel mundial.

A todo esto se añaden las dudas relacionadas con los problemas de liquidez en los mercados, ante un aumento de la regulación en torno a la operatividad que realizan. Se puede decir que la operativa ha cambiado y, por tanto, que la atracción por el riesgo mutó y la cautela es la que hoy domina en los pronósticos de los expertos. Por tanto, si el dólar estadounidense se fortalece, se dará por descontado que se alcanzará la paridad con el euro. No por nada la Reserva Federal de Estados Unidos ya ha expresado la preocupación por el hecho de que un dólar estadounidense fuerte pueda crear problemas en el ámbito de la inflación.

El dólar estadounidense y la Reserva Federal de Estados Unidos. Existe por parte de los expertos un consenso en la subida de los tipos de interés: hasta 1,75% a finales de 2016; 2,4% a finales de 2017 y 3,3% a finales de 2018. Asimismo, que ocurrirá una escalada similar de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, con una deuda total de 1,45 billones de euros hasta mediados de 2015.

Las subidas de tipos de interés por parte de los bancos centrales son una buena noticia para los mercados. Imprimen confianza en la economía y lanzan la señal de que se encuentra en una situación de pleno empleo en el caso de Estados Unidos. Este es uno de los dos requisitos que orientan a la política de la Reserva Federal de Estados Unidos: el desempleo en torno al 5%, lo que los economistas denominan friccional, para lo cual se requiere de la existencia de un tiempo mínimo de desempleo -cuando la gente cambia de empleo-, y que la inflación siga baja.

Para la mayoría de los expertos, la subida de los tipos de interés significa que van a ocurrir nuevos máximos en los índices bursátiles en los próximos meses. Pero no ocurrió lo que se esperaba. Después del primer día, el Dow Jones experimentó la mayor caída desde finales de agosto del pasado año, por el nuevo desplome del petróleo y las materias primas no agrícolas, que pusieron en jaque el crecimiento de la economía mundial.

Respecto a la economía mundial, el dólar estadounidense permanece fuerte impulsando las exportaciones a los países del entorno, lo que es bueno, pero esto eleva en términos de otras monedas el precio de la energía y las materias primas. En Europa, con una cuota de exportación más significativa que en Estados Unidos, será el gran beneficiado. Es decir, en global, el saldo de revalorización del dólar estadounidense será negativo y no positivo como afirmar la mayoría de los expertos.

Pero en todo esto existe un gran problema: es el coste elevado de los "inputs" esenciales, como sería la energía, las telecomunicaciones y las comisiones bancarias, debido al control monopolista. Al contrario que en la Reserva Federal de Estados Unidos, el Banco Central Europeo lleva desde el 2012 repartiendo dinero sin control y sin garantía de que llegue a la economía productiva a través de créditos a familias y empresas.

En el caso de la Reserva Federal, los mecanismos utilizados han garantizado que tal cosa ocurra de forma rápida, pero el Banco Central Europeo, por el contrario, ha tomado la decisión de comprar bonos a los bancos. Por tanto, al comprar deuda pública, al financiar a las grandes empresas y prestando en el exterior, no llega al 90% del tejido productivo, ni a los hogares, donde la financiación ha disminuido entre 5% y 8% anual.

Resulta poco aceptable que el Banco Central Europeo actúe de esta forma, un accionar que en realidad sólo beneficia a Alemania, y en menor medida a Francia y Holanda. La primera fase de expansión monetaria, ocurrida en 2012, fue para garantizar la devolución a los bancos de estos tres países de unos préstamos a Instituciones que fueron el motor esencial de la burbuja al incumplir el MAFO, pese a su obligación salvaguardar la estabilidad del sistema financiero. Aunque lo peor fue la eliminación del sistema de cajas de ahorro que había recogido el ahorro y financiación de los miembros más humildes de la sociedad durante un par de siglos.

Se debería considerar ser más inflexibles con los objetivos del déficit público en los países de la euro zona. Aunque de momento se está creando una situación de caos porque se acabó la austeridad, ya que paga el Banco Central Europeo.

El yuan y los mercados de las economías emergentes. Las opiniones sobre el yuan del gigante asiático son menos diferentes. La mayoría de los expertos espera cierta depreciación y en general opinan que no habrá intervención del Banco Popular de China.

Pero existe una preocupación por el gigante asiático. El crecimiento durante 2016 se ralentizaría al 5,8%  anual, ya que un fortalecimiento del dólar estadounidense es un problema para el gigante asiático, esto porque la devaluación del yuan sólo va a fomentar salida de capitales, lo que representa un riesgo para su economía. Este es un aspecto que te tendrá que vigilar durante este año.

Una ralentización del gigante asiático también afectaría a las perspectivas de los mercados de economías emergentes. Cuando se busca la rentabilidad, es lógico mirar hacia los mercados de economías emergentes que empiezan a recuperarse.