Pocas cosas sabemos a ciencia cierta, pero la lista es fácilmente encabezada por la estrecha relación entre un sólido sistema educativo y una economía exitosa. Los países desarrollados llegaron donde están por el trabajo de matemáticos, ingenieros y científicos que impulsaron la innovación y cambiaron el mundo. Lo hicieron porque tenían las habilidades y el conocimiento, pero también un talento cosechado gracias al apoyo de la educación.
Latinoamérica, siendo una región pujante y en desarrollo, es un laboratorio muy interesante en esta materia. En Belo Horizonte, Brasil, está el Centro de Ingeniería de Google en Latinoamérica, donde se hacen importantes trabajos en el desarrollo del buscador de Google. Esta tarea está a cargo de un equipo de ingenieros brillantes de toda la región y son profesionales como ellos los que se necesitan para impulsar la innovación en Latinoamérica.
Elegimos doce proyectos de las 300 propuestas de investigación que recibimos, y todos ellos tienen un denominador común: buscan mejorar sus comunidades.
Uno de los pilares que nos guía como compañía es la promoción de la ciencia y tecnología, razón por la que hemos generado iniciativas como nuestro programa de becas de apoyo a la investigación avanzada. Nos interesa enormemente generar oportunidades para desarrollar ideas y talentos, y Latinoamérica está lleno de ellos, que desde temprana edad buscan ser nutridos y alentados. Elegimos doce proyectos de las 300 propuestas de investigación que recibimos, y todos ellos tienen un denominador común: buscan mejorar sus comunidades.
Esto demuestra que el talento existe, y que está esperando una oportunidad para poner habilidades, conocimientos e ideas a beneficio de un país. Sólo reforzando e incentivando este tipo de proyectos de podremos formar la fuerza de trabajo que necesitamos para resolver los grandes problemas de la región.
En esta línea, es imperativo que un programa STEM (educación en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) exitoso empiece temprano, haciendo que los niños se apasionen por las ciencias desde pequeños. También es importante asegurarnos de que las niñas participen lo más posible dentro de estas disciplinas que hoy son ampliamente dominadas por hombres. Lineamientos culturales y sociales nos están privando de la mirada única y el talento de miles de jóvenes que no consideran las ciencias como un campo de desarrollo, generalmente, sólo por pensar que es un lugar para hombres y no para ellas. Según la Unesco, en la mayoría de los países de nuestra región las mujeres que desarrollan
investigación científica son minoría, llegando a un número tan bajo como el 26,5% en Honduras. Esta desigualdad se hace especialmente evidente en campos como la ingeniería y las ciencias computacionales, donde según la National Science Foundation en EE.UU. las mujeres no alcanzan ni el 20% en el nivel de licenciatura, y sólo entre 21% y 22% a nivel de doctorado. Por esto me entusiasma que cuatro de nuestros proyectos becados sean liderados por mujeres, quienes han derribado estigmas sociales y son verdaderos modelos a seguir.
En las economías más desarrolladas, como la de EE.UU., el panorama prevé que el crecimiento en puestos de trabajo STEM sea dos veces más rápido que en cualquier otra categoría. Aquí es donde radica la oportunidad para nosotros y para la región. Hay mucho por hacer. Queremos y seremos parte de la transformación que tiene que venir.