Para muchos, hablar de innovación y emprendimiento en San Francisco, es sinónimo de Silicon Valley. Sin embargo, la ciudad ha creado un ecosistema que llama a emprender en todo momento, y si no lo has hecho, sus calles te lo recuerdan a diario con gigantografías que te persuaden a ser parte de ese mundo.

Y cómo no, si en el área también se encuentran algunas de las universidades líderes de Estados Unidos y el mundo como Stanford, Berkeley y algunas otras como Babson College, que a través de programas especializados, talleres y actividades gratuitas abren un espacio para querer innovar y desarrollar ideas que tal vez han estado en el ático por mucho tiempo.

Bajo este escenario de buena voluntad hacia América Latina es importante recalcar que este ecosistema no está tan lejos de lo que muchos latinos podrían pensar. Las puertas están abiertas. Pero sólo para quienes tienen buenas ideas, y es que la competencia es tan alta, que sólo los mejores son los que finalmente triunfarán.

Pese a lo anterior, muchas de las empresas que se crean fallan muy rápido, por el sólo hecho de no haber pensado más el corazón del proyecto. La recomendación para muchos expertos es darse cuenta con anticipación qué podría no funcionar, y dar vuelta la página para seguir con algo nuevo.

Y la realidad es tan palpable, que interesado en el tema le pregunté sobre este inicio fallido a Ching Wu, partner, marketing e IR de Canvas Venture Fund, grupo de inversores en fase inicial de empresas de software y servicios, y me ratificó que ellos miran alrededor de 500 empresas antes de invertir, de las cuales finalmente eligen entre 12 a 14 que sí consiguen el financiamiento. Sin embargo, es importante destacar que compañías como éstas ponen más atención en las personas que en el concepto de un proyecto, porque tal y como dice Wu, "el mercado cambia".

"A nosotros, como a los capitales de riesgo, no nos interesa si eres hombre o mujer, o de una minoría, o si eres una persona blanca, ya que está todo basado en el merito y el desempeño", añadió Wu.

San Francisco tampoco discrimina por nacionalidad, y es por eso abre sus puertas a extranjeros con culturas e ideas diferentes. Bajo este escenario, y mirando hacia Latinoamérica, es que organizaciones como Manos Accelerator impulsan startups latinoamericanas en el ecosistema de emprendimiento norteamericano.

Para Sylvia Flores, cofundadora y COO de la organización, "los inversionistas están muy interesados en los emprendedores latinos debido al talento que está llegando desde la región. Sin embargo, para que se siga generando interés es necesario contar con una mayor cantidad de startups con buenas ideas que se vuelvan exitosas".

Bajo este escenario de buena voluntad hacia América Latina es importante recalcar que este ecosistema no está tan lejos de lo que muchos latinos podrían pensar. Las puertas están abiertas. Pero sólo para quienes tienen buenas ideas, y es que la competencia es tan alta, que sólo los mejores son los que finalmente triunfarán. Por eso pensar y repasar una idea antes de presentarla es indispensable para alcanzar el triunfo y financiamiento, por ejemplo, de un capital de riesgo o ángel inversor. Si la idea es buena y todo el flujo del negocio calza, a veces basta con sólo la presentación de un minuto para que San Francisco te diga: ¡vamos con esa idea!