Los españoles somos, en cierto modo, americanos del otro lado del Atlántico y todo lo que tenga que ver con México nos es muy próximo. El general Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria del petróleo en 1938, y por esos años ayudó a los españoles que perdieron la guerra civil. Fletó un buque y rescató a muchos de los que huían de las tropas de Franco.
Europa nos dio la espalda y los republicanos que cruzaron la frontera por los Pirineos terminaron en campos de concentración en Francia. Por el contrario, desde Chile y Argentina hasta el sur de Río Grande, los que perdieron la guerra de los Tres Años encontraron nuevos trabajos y el cobijo de los países que siempre han protegido a los emigrantes.
El presidente Peña Nieto se ha propuesto dar entrada al sector privado y que la compañía cotice en la Bolsa de México. El principal problema, no obstante, es obtener recursos para financiar las ingentes inversiones que necesita Pemex.
El general Lázaro Cárdenas quería que los beneficios del petróleo llegaran a todos los mexicanos en forma de mejor educación y sanidad, lo que luego se llamó Estado del Bienestar. Ahora el presidente de México quiere que el país decida un paso histórico: abrir la industria petrolera al sector privado y modernizar Pemex.
No es un momento fácil, porque Estados Unidos y Canadá están en pleno desarrollo del petróleo y gas natural que extraen mediante el “fracking”. Eso supone que Estados Unidos extrajo el pasado año cuatro millones de barriles diarios de crudo y podría ser autosuficiente en los próximos 10 años. México, que había sido su principal proveedor, se encuentra ahora en un marco distinto y tendrá que buscar nuevos mercados.
Las relaciones de Pemex con España tienen luces y sombras. Por el lado más positivo, la petrolera mexicana encargó a una constructora naval de Galicia dos buques, en unos momentos en que los astilleros españoles necesitaban encargos porque tenían capacidad no utilizada. Se trata de dos “hoteles flotantes”, lo que ha sido muy bien recibido por el sector naval de Galicia.
Por otra parte, Pemex es un accionista relevante de Repsol, pero en los últimos meses se han cruzado declaraciones poco favorables. El primer ejecutivo de la compañía mexicana, D. Emilio Lozoya, manifestó su descontento porque Pemex esperaba obtener más ganancias de su participación en la petrolera española.
Es muy cierto que las aguas se enturbiaron cuando la compañía española sufrió el expolio de su participación del 51% en YPF (Argentina), mientras que Pemex intentaba invertir en la explotación del principal yacimiento petrolífero de Vaca Muerta (Argentina).
Pemex necesita modernizarse, pero no tiene suficientes capitales para hacer frente a las ingentes inversiones, especialmente en los yacimientos de petróleo en aguas profundas del Golfo de México. Mientras fue una petrolera pública, su ritmo de extracción de crudo fue bajando por falta de nuevas inversiones.
El presidente Peña Nieto se ha propuesto dar entrada al sector privado y que la compañía cotice en la Bolsa de México. El principal problema, no obstante, es obtener recursos para financiar las ingentes inversiones que necesita Pemex.
En un principio quizá pudo contemplarse la colaboración con Repsol, pues ésta tiene la tecnología adecuada. Ya la está aplicando en Brasil, asociada con Petrobras, en los yacimientos “offshore”.
Pero, a nuestro juicio, el modelo más adecuado sería el de la compañía privada colombiana Ecopetrol, que ha conseguido una capitalización en bolsa que triplica la de Petrobras, que cotiza en el mercado tecnológico de Nasdaq (Nueva York) y ha tenido un notable éxito en la extracción y exportación de petróleo y gas natural.
Cuando se cumplen 20 años del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, los analistas señalan que los resultados habrían sido mucho mejores si México hubiera tenido una buena red de autopistas y una industria petrolera accesible para los inversores extranjeros, previsiblemente de Estados Unidos.
De nuevo, se trata del modelo que ha seguido Colombia, pues el de Brasil es más intervencionista.