“Aclaro que el título es mío. Pero sí, reconozco el plagio, lo admito, asumo la responsabilidad. Claramente es una protesta social, un performance orquestado para que el mundo sepa que la cultura se está desangrando en El Salvador”.
Mario Alberto Rojas, de 21 años, reaccionó así cuando le quitaron el premio de los Juegos Florales por plagio. Dijo que era una protesta pero había aceptado el premio porque le dio la mitad a su mamá y lo había usado para comprar algunas cosas que le hacían falta, como un disco de Miguel Bosé. “Pero lo voy a devolver, aunque sea de 5 en 5″, juró en una entrevista en YouTube.
La USAC es uno de los escasos ascensores sociales en nuestro país y debería ser más caldo de futuros líderes estudiantiles, trampolín de prosperidad individual y social. Ah, tanto podría aportar. Con tanto material humano brillante y con ganas en sus aulas.
Una respuesta así hubiera sido más digna por parte de Manuel Baldizón y de Estuardo Gálvez, el “magnífico” rector de la USAC, como se hace llamar en cada centímetro de propaganda que hace. Decir que no puede revisar si hubo plagio porque la legislación universitaria no lo contempla es una respuesta tan imbécil que debería abandonar el cargo y cualquier atisbo de carrera política.
O bueno, sí que tendría futuro: en la CC se especializan en destruir fallos por “motivos de forma”. Un juicio en el que el único papel de la USAC fue convocar a una marcha para pedir más dinero para la USAC.
El caso es que la única universidad nacional está en la calle de la amargura. Qué desprestigio para los graduados, los catedráticos y los ciudadanos. El resto de universidades, sea cual sea, tienen más amor propio.
Es una pena que quienes sobrevivieron a la guerra (en donde mataron más izquierdistas pero también derechistas) y se quedaron a cargo de la U, sean tan mediocres. Tantas esperanzas desperdiciadas por defender lo que Arévalo y los revolucionarios idearon como la reserva moral de la sociedad. Tanto potencial. Tanto modelo vecino como la UCR y la UNA ticas.
¿Con qué cara piden más fondos? ¿Para graduar más “doctores” en plagio? La USAC es uno de los escasos ascensores sociales en nuestro país y debería ser más caldo de futuros líderes estudiantiles, trampolín de prosperidad individual y social. Ah, tanto podría aportar. Con tanto material humano brillante y con ganas en sus aulas.
Una reforma profunda de la USAC. Quimera ahora. A esta administración, que dícese ser algo más que un proyecto de enriquecimiento de sus amigos y entrega del país (algo así como nuestros 1954-1984), no se le puede pedir más que deje de arruinar el país en estos largos 20 meses que le quedan.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog de Wachik' a.