Chile acudió a las urnas en unas elecciones muy polarizadas entre las agendas de izquierda y derecha para elegir al sucesor del conservador, Sebastián Piñera. La ex presidenta Michelle Bachelet, quien dejó el poder hace cinco años con su popularidad en los cielos (85% de aprobación), era la clara favorita para ganar.

Además de tener a dos candidatas mujeres, ambas de 62 años, para disputar la Presidencia, lo que llamó mucho la atención en esta elección ha sido que se enfrentaron las hijas de dos generales, dos amigos que se encontraron en bandos opuestos del golpe de Pinochet.

Ahora Chile deberá esperar un mes más para la segunda vuelta. A ver si entonces salen los 13 millones de ciudadanos chilenos a emitir su voto.

Michelle Bachelet, ex presidenta e hija del general Alberto Bachelet, que se opuso al golpe, compitió con Evelyn Matthei, hija del general Fernando Matthei, quien apoyó el golpe y dirigió la prisión en la que torturaron y mataron al padre de Bachelet, su amigo.

Con 46% de los votos, Bachelet quedó en el primer lugar. Muy por arriba de la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, quien obtuvo 25%. La sorpresa fue que Bachelet no ganó en esta primera ronda al no haber obtenido 50% más uno de los votos como mínimo.

Así, las hijas de estos dos generales se volverán a enfrentar el próximo 15 de diciembre en la segunda vuelta en la que el triunfo de Bachelet está casi asegurado.

El tema es que Bachelet ha llevado a cabo una campaña basada en sacar adelante tres grandes reformas para Chile: la política, la constitucional y la educativa. Y al no haber obtenido las dos terceras partes en el Congreso y en el Senado, su agenda tan ambiciosa dependerá de las alianzas que pueda construir con la oposición.

Seguramente aquí la figura de quien quedó en tercer lugar en la elección del domingo, Marco Enríquez-Ominami, será fundamental. Aun cuando apenas obtuvo 10,93% de los votos, Ominami es también de izquierda y será el aliado natural de esta agenda de Bachelet.

¿Por qué una ex presidenta tan popular no logró 50+1% de los votos? Una parte de la respuesta está en la figura misma de Ominami, quien en la capital del país y lugar en donde se concentra gran parte de la población, logró 14% de los votos. Una cifra récord para el también político de izquierda que significó arrebatarle a la ex presidenta una tajada suficiente de votos como para forzarla a una segunda vuelta.

La otra razón fue el abstencionismo. Estas elecciones fueron las primeras en no ser obligatorias para los ciudadanos chilenos. La expectativa era que, habiendo tanto entusiasmo con el retorno de Bachelet, la gente saliera a votar. Pero no fue así. Únicamente seis millones de personas de los 13 millones que pueden votar, salieron a hacerlo.

En 2009, cuando todavía eran obligatorias las elecciones, votó 56,6% de los ciudadanos. Ahora sólo 50%. Y este abstencionismo le costó ir a segunda vuelta a Bachelet, una candidata que a lo largo de la campaña estuvo pidiendo enérgicamente la movilización ciudadana más allá del día de la votación, lo que no deja de ser cuando menos irónico.

Ahora Chile deberá esperar un mes más para la segunda vuelta. A ver si entonces salen los 13 millones de ciudadanos chilenos a emitir su voto.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.