Sólo hace unos pocos años, era una visión futurista la producción de energía de la luz solar a precios competitivos con electricidad de la red. Pero el precio de los módulos fotovoltaicos de silicio (PV, por sus siglas en inglés) se ha reducido en más de 50% desde 2009, y con frecuencia se puede obtener por menos de US$1 el vatio (1), y numerosos módulos fotovoltaicos de capa delgada a gran escala y plantas termales solares ya están en funcionamiento.
Dependiendo de lo soleado de un lugar, el precio de la electricidad y el costo del financiamiento (el cual es habitualmente pasado por alto, pero no por eso un componente menos importante) solar puede competir directamente en el precio en muchos países de América Latina y el Caribe. El costo del financiamiento tiene un impacto significativo en la economía de los proyectos solares solar porque tiene altos costos iniciales y bajos costos de operación. Entonces, es fundamental extender estos costos iniciales sobre un periodo tan largo y al menor de un tipo de interés/costo del capital (2) como sea posible.
Las claves para un crecimiento rápido de la energía solar a pequeña escala son la reducción de los costos del sistema y las innovaciones en materia de financiación, así como los modelos de arrendamiento solar que permiten a los consumidores cambiarse a la energía solar sin ninguna inversión inicial.
Así, el financiamiento del BID para la primera planta solar a escala industrial en Chile, de 26 megavatios, es un paso histórico para el país. La capacidad del BID de proveer un préstamo a largo plazo y a precio de mercado por valor del 25% del costo del proyecto, junto con un préstamo en condiciones favorables del Fondo Climático Canadiense para el Sector Privado de las Américas, permitirá que sea un proyecto viable. El proyecto chileno venderá la electricidad a un precio que demuestra que la energía solar puede competir directamente con los combustibles fósiles en un mercado eléctrico liberalizado.
El Fondo Climático Canadiense, de US$250 millones y administrado por el BID, forma parte de la contribución de Canadá de US$1.200 millones para “iniciar rápidamente” el financiamiento de cambio climático, a fin de proporcionar préstamos a menores costos y/o con mayores riesgos para superar las barreras a la inversión del sector privado en proyectos amigables con el clima. Gracias a que el asesor técnico del Fondo ha estado trabajando en demostrar la necesidad económica (3) para sus préstamos e identificar proyectos junto con los oficiales de inversión del BID, estoy feliz de informar que a través de este Fondo se espera, en los próximos años, catalizar rápidamente miles de millones en inversiones privadas que luchen contra el cambio climático en todos los sectores, incluyendo la energía renovable, la eficiencia energética, la agricultura y la silvicultura sostenible; sólo hay que esperar la adaptación.
El Fondo Climático Canadiense, además, puede ayudar a impulsar otros nuevos proyectos de energía solar, ayudando a allanar el camino para el próximo “boom” de la energía solar en América Latina y el Caribe. En algunos países se harán proyectos a gran escala que venderán energía a las redes eléctricas. Estos proyectos se llevarán a cabo dónde los costos de la energía son elevados, como en Chile, o dónde el gobierno haya fomentado la inversión, como en Ecuador o Perú. México también debería ver estos proyectos a gran escala en los próximos años, porque a pesar de que el precio de la electricidad es relativamente bajo, la regulación es favorable y, evidentemente, es reconocido por su cielo soleado.
En otros países, el aumento de la energía solar llegará principalmente con proyectos “en tejados”, que proveen energía para el autoconsumo (aunque éstas pueden ser varios megavatios para los consumidores industriales y comerciales). Estos proyectos ya son económicos en lugares donde los precios de la electricidad para el consumidor son elevados, como el caso de Centroamérica y el Caribe, donde los aranceles de importación son bajos, no hay regulaciones de electricidad obstructivas y los servicios públicos locales son cooperativos. Las claves para un crecimiento rápido de la energía solar a pequeña escala son la reducción de los costos del sistema y las innovaciones en materia de financiación, así como los modelos de arrendamiento solar que permiten a los consumidores cambiarse a la energía solar sin ninguna inversión inicial.
En los próximos años, será interesante ver cómo la región toma ventaja de la energía solar, el recurso renovable más accesible y abundante en el mundo.
(1) Sin embargo, los costos de módulos solares representan sólo el 30-40% de los costos totales del sistema. El saldo de sistema (el costo de los equipos de montaje y de interconexión para proporcionar energía en forma utilizable) ahora constituyen la mayoría de los costos totales, y sobre una base per Watt son mayores para las instalaciones más pequeñas (en techos) que para los proyectos de gran utilidad.
(2) La cantidad de capital necesario también aumenta el costo de la financiación de proyectos de energía solar
(3) Los criterios para acceder al Fondo son beneficios para el clima y la adicionalidad financiera, o la necesidad de la deuda en condiciones favorables para que el proyecto sea viable, que se muestra a través de análisis de inversiones.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Hablemos de Cambio Climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).