En Colombia, la cultura del bajo costo en el transporte aéreo apareció y se ha venido fortaleciendo con líneas como Viva Colombia o Wingo. Una compañía tradicional como Avianca ha respondido con la mezcla del full-service (servicio completo, en español) y tarifas que considera competitivas. Es decir, ante todo, mantener estándares de calidad que la empresa ha buscado que sean su sello. Silvia Mosquera, vicepresidenta de ventas, mercadeo e ingresos de Avianca, destaca, por ejemplo, la existencia de una clase ejecutiva, el programa de viajero frecuente LifeMiles y el acceso a las salas VIP en los aeropuertos, entre otros.

Ahora, Latam, resultado de la fusión de las líneas LAN y TAM, busca competir con oferta y precios. A partir del próximo sábado, se fortalecerá la transformación que, de alguna manera, se ha empezado a ver desde febrero, cuando la empresa lanzó la opción de comprar a bordo hasta 50 productos diferentes para comer o beber, para que la gente no se tenga que conformar con lo que le ofrecen. Ahora habrá cuatro paquetes diferentes para vuelos nacionales. El más económico incluirá sólo una pieza de equipaje de mano, con la posibilidad de comprar espacio para maletas en bodega, y se le asignará al cliente un asiento aleatorio, por ejemplo.

"Hay distintos modelos de negocios, unos de ultrabajo costo, en el que se logra un nivel de costo más bajo a cambio de un servicio distinto. Hemos decidido no ponernos en esa estrategia porque creemos que no es la más adecuada para nosotros. La competencia es bienvenida, pues, cuantas más aerolíneas haya, mejor para el país y el crecimiento de la industria".

Pero en el más costoso podrá escoger la silla, llevar dos maletas en bodega, hacer cambios y obtener devoluciones, entre otras opciones. Con el abanico de posibilidades, la compañía pretende bajar sus precios un 20 % en promedio y hasta un 60 % en temporada de promociones. En definitiva, se trata de una estrategia con la que la aerolínea busca atraer más clientes y pasar de los 5,8 millones de colombianos que mueven al año, actualmente, a cerca de 8 millones en cuatro años. En entrevista con este diario, Fernando Poitevin, director ejecutivo de Latam en Colombia, aseguró que aún hay mucho potencial en este país, en el que hay 0,6 vuelos por persona al año, mientras en economías más desarrolladas la cifra llega a casi tres vuelos.

- ¿Cómo lograrán bajar las tarifas?

Hay que ser eficiente y eso se logra reduciendo costos, sobre todo por donde no se agrega valor al cliente. Por ejemplo, costos comerciales, con proveedores, implementando más tecnología para incrementar productividad. Hace dos años éramos 53.000 empleados y hoy somos 46.000, pero hoy movemos más pasajeros que hace dos años. En los aeropuertos más modernos se ve que hay menos interacción con el empleado y más con las máquinas, y muchos pasajeros valoran que el servicio sea más oportuno desde el celular, llegar al aeropuerto con el check-in ya hecho, lo cual, de otra manera, implica costos de infraestructura en el aeropuerto y de sistema. Lo segundo es que pagar por lo que realmente valora el cliente nos permite bajar costos. Un ejemplo son las maletas. Si uno, como pasajero, tiene la cantidad de maletas incluida de forma indiscriminada, no se preocupa por llevar el número de maletas que necesita, y eso significa costos para la compañía, porque hay que pagar al proveedor, invertir en el sistema; las maletas se pierden y eso tiene un costo para la empresa. Sucede lo mismo con la comida: antes, todos pagaban por comida que de pronto no valoraban o no consumían.

- No sólo en Colombia sino en otras partes del mundo ha habido polémica por ideas como llevar pasajeros de pie. ¿Qué tan lejos cree que deberían llegar las ofertas de bajo costo?

Hay distintos modelos de negocios, unos de ultrabajo costo, en el que se logra un nivel de costo más bajo a cambio de un servicio distinto. Hemos decidido no ponernos en esa estrategia porque creemos que no es la más adecuada para nosotros. La competencia es bienvenida, pues, cuantas más aerolíneas haya, mejor para el país y el crecimiento de la industria. Cada pasajero tiene sus intereses y necesidades, pero no me pongo a criticar a la competencia.

- ¿De cuánto sería el ahorro para la compañía al implementar toda esta estrategia?

No buscamos ahorrar sino incrementar nuestro negocio, estimular el tráfico. El principal objetivo es crecer 50 % en cantidad de pasajeros en cuatro años.

- En cantidad de empleados han disminuido, pero si logran aumentar las operaciones tanto como esperan, ¿aumentarán los puestos de trabajo?

Si llegamos a crecer 50% en cuatro años, necesariamente creceremos en empleo. Además, Colombia está en una situación especial. Con el proceso de paz, una vez se afiance, generará un sentido mayor de seguridad, tanto para colombianos como para extranjeros, que ayudará a que el turismo siga creciendo. Y hay inversiones en infraestructura aeroportuaria. Tenemos mucha expectativa, aunque también desafíos, como los costos aeroportuarios. En la tarifa de $79.900 que ofreceremos, aproximadamente el 30 % es impuesto y tasa. Estamos bajando valores, pero hay un componente de la tarifa con la que no podemos hacer nada.

- Pero al mismo tiempo, la coyuntura macroeconómica no es la mejor.

Es compleja por la desaceleración económica. La industria, como un todo, venía creciendo 11 % al año. En 2016, creció al 6 %. Este año, al 3 %. Eso demuestra que la desaceleración nos afectó. Cuando hablo de crecer un 50 %, me refiero al largo plazo, cuatro o cinco años. Pero Colombia tiene condiciones para poder salir de esta coyuntura. Esperamos que estemos tocando fondo con este crecimiento del 1,8 % o 2 %. No creo que lleguemos al 2 %, pero esperamos un repunte. Y con este cambio de modelo esperamos ser uno de los empujes para el crecimiento del turismo.

- ¿Cuánto están invirtiendo en Colombia?

Desde 2011 hemos invertido US$1.000 millones. Ahora estamos en un año de cautela. Pensamos seguir moviendo cerca de 5,8 millones de pasajeros. Esta industria tiene una condición especial y es que el 50 % de sus costos son en dólares. Estábamos acostumbrado a un dólar de $1.900. Hoy, a $3.000, nuestros costos se han incrementado en 20 %. La rentabilidad y la industria están afectadas; por eso, el menor crecimiento, pero esperamos el repunte.