El Observador de Uruguay. Mientras la cadena cárnica local estaba asimilando el cambio de manos del frigorífico Breeders & Packers Uruguay (BPU) –que el mes pasado dejó de pertenecer al multimillonario empresario inglés Terry Johnson para estar bajo la órbita del grupo nipón NH Foods–, otra noticia sacudió el tablero: Minerva Foods se quedó con nueve plantas del gigante JBS –envuelto en un escándalo de corrupción en Brasil– en Paraguay, Argentina y Uruguay por US$300 millones. El mayor productor de carne del mundo, JBS, se vio obligado a desprenderse de sus primeros activos para reducir su nivel de deuda, según explicó en un comunicado ante la Bolsa de Valores de Brasil.
La transacción incluye en Uruguay al Frigorífico Canelones, tercero en el ránking de faena por planta con una participación del 6,3%, que ahora pasará a estar bajo la órbita de la también brasileña Minerva. Esta transacción –que está sujeta a una serie de condiciones que suelen darse en este tipo de compraventas– elevará la concentración de la faena uruguaya.
Sumando la cuotaprate del otro norteño Marfrig –que tiene cuatro plantas operativas, lo que la deja con una porción del 21,1% de la faena–, ahora Minerva elevará del 12,1% al 19,4% su tajada en la industrialización de ganado vacuno, por lo que entre ambos grupos norteños se quedarán con una participación del 39,5%. Mientras que tercero en el ránking de faena aparece el BPU, que acaba de ser adquirido por NH Foods.
Desde la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia del Ministerio de Economía se informó a El Observador que, a priori, la normativa vigente establecería a lo sumo una notificación ante el organismo. El artículo 7 de la ley establece que las transacciones deben reportarse ante ese organismo cuando en la operación se alcance una participación igual o superior al 50% del mercado relevante, o cuando la facturación bruta anual en territorio uruguayo supera los 750 millones de Unidades Indexadas (unos US$ 97 millones).
El delegado de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) ente la Junta del INAC, Ricardo Reilly, indicó que aunque las concentraciones de empresas "nunca son buenas", es una tendencia en el mundo que no solo abarca a la industria de la carne.
En el comunicado que divulgó este martes Minerva al mercado de valores no dio información sobre la compra de la curtiembre Zenda, el otro activo que el grupo JBS tiene en Uruguay.
Con la operación regional, Minerva elevará de 17 mil a 26 mil cabezas por día su capacidad de faena. Además, pasará a dominar cómodamente la faena en Paraguay con cinco plantas propias y una arrendada. En ese país, la operación incluye una planta modelo que JBS montó de cero y que demandó una inversión de unos US$ 100 millones. Las acciones comunes de Minerva subieron 5,2% en la sesión de este martes, alcanzando un máximo de cuatro meses, mientras que los títulos de JBS avanzaron 3%.
La cautela y las dudas
En diálogo con El Observador, el presidente del Instituto Nacional de Carne (INAC), Federico Stanham, consideró que, en principio, no es de esperar que se generen cambios "muy importantes" en el comportamiento de la cadena cárnica local. "En todo caso habrá que ir viendo una vez que se concrete la operación cómo actúa el grupo Minerva en Uruguay", puntualizó. En tanto, el delegado de la Federación Rural del Uruguay en la Junta de INAC, Emilio Mangarelli sostuvo que la operación le causó sorpresa, aunque valoró que los problemas que golpean a JBS no determinaran un cierre de planta en Uruguay.
Por otro lado dijo que la concentración de la faena en pocos empresas da lugar a "preocuparse", aunque destacó la normativa que existe en el país acerca de los monopolios.
Añadió que la mayor preocupación pasa por saber cuál es la situación del resto de las empresas brasileñas de faena y si es solo una o más las que se van a ver envueltas en irregularidades como las que involucran a JBS.
El delegado de la Asociación Rural del Uruguay (ARU) ente la Junta del INAC, Ricardo Reilly, indicó que aunque las concentraciones de empresas "nunca son buenas", es una tendencia en el mundo que no solo abarca a la industria de la carne.
Añadió que son los estados los que deben velar porque no se atente contra los principios de libre competencia.
Secuelas de la corrupción. El acuerdo de compraventa que ya fue aprobado por los directorios de ambas compañías, es el primero que asume JBS desde que sus directores admitieron haber pagado millonarios sobornos a cambio de favores políticos, en un escándalo que amenaza con hacer caer al presidente brasileño, Michel Temer.
En el mercado se especula que JBS seguirá vendiendo otros activos en Brasil como sus plantas de cerdo y pollo, para concentrarse únicamente en las operaciones que tiene en EEUU, Canadá, Europa y Australia, aunque el futuro del gigante brasileño sigue siendo una gran interrogante.
J&F Investimentos, la matriz de JBS, firmó un acuerdo de indulgencia y pagará 10.300 millones de reales (unos US$ 3.100 millones) por su participación en los delitos admitidos por la familia Batista, que controla el grupo.
La debilidad de la división del Mercosur de JBS y una moneda brasileña más fuerte contribuyeron a una caída de 14,3% en los ingresos netos de la compañía en el primer trimestre.
JBS había experimentado condiciones operacionales difíciles en Argentina, país al que entró en 2001 iniciando una expansión internacional. En el 2005 tenía allí cinco plantas procesadoras de carne.
Sin embargo, la empresa optó por cerrar algunas de sus plantas en Argentina en 2012 como resultado de las cuotas de exportación implementadas por la entonces presidenta Cristina Fernández, que quería limitar las ventas al exterior para impulsar el suministro interno y tratar de controlar los precios de la carne. Las plantas fueron reabiertas bajo la presidencia de Mauricio Macri, quien ha estado tratando de recuperar la posición del país como uno de los principales exportadores mundiales de carne vacuna desde que inició su mandato a fines de 2015.