En el Informe sobre Desarrollo Humano Honduras 2011, publicado recientemente, se señala que de acuerdo con los valores del coeficiente de Gini, Honduras es uno de los países más inequitativos de América Latina en el ámbito de los ingresos. Adicionalmente, se advierte que en la última década, el nivel de inequidad aumentó, al pasar de un Gini de 0.564 en 2001, a un Gini de 0.580 en 2011.
Al dividir a la población en diez grupos o deciles de igual número de personas según su nivel de ingreso, se puede observar que las inequidades en la concentración del ingreso son abismales. Mientras que las personas del primer decil (menores ingresos) perciben el 0,7% del ingreso nacional, las personas del décimo decil (mayores ingresos) perciben el 40,6% del ingreso nacional. El 10% más rico de la población tiene un ingreso equivalente al que perciben el 80% de la población pertenecientes los deciles 1 al 8.
Una de las causas de esta gran brecha de ingresos analizada en el Informe, es la brecha que existe en el capital educativo acumulado por la población. Esto es así porque, entre más alto es el nivel educativo, mayor es la posibilidad de obtener empleos bien remunerados y de buena calidad. Una mayor escolaridad también permite insertarse en sectores económicos donde, en promedio, se obtienen mejores ingresos. Los mejores ingresos laborales corresponden a quienes se dedican a actividades del sector terciario de servicios. Por otro lado, en la escala más baja de ingresos se encuentran los que se dedican a actividades del sector primario de agricultura, ganadería y silvicultura.
En Honduras una buena educación no es insuficiente para obtener un empleo bien remunerado. Tener contactos personales y políticos es clave. Entre mayor es el nivel educativo y el nivel socioeconómico, mayor es la importancia concedida a los contactos para obtener un empleo bien remunerado.
Sin embargo, según la percepción de la población encuestada a través de la Encuesta Nacional de Percepción sobre Desarrollo Humano (ENPDH) 2011, en Honduras una buena educación no es insuficiente para obtener un empleo bien remunerado. Tener contactos personales y políticos es clave. Entre mayor es el nivel educativo y el nivel socioeconómico, mayor es la importancia concedida a los contactos para obtener un empleo bien remunerado.
Una de las barreras estructurales que limita el acceso al mercado laboral de las personas con mayor educación, es que la economía hondureña no está generando suficientes puestos de trabajo de calidad. Las tasas de desempleo abierto más altas corresponden a las personas que tienen educación superior o secundaria (arriba del 7%). En cambio, entre las personas que no tienen educación formal o que tienen solamente educación primaria, el desempleo abierto es mucho menor (abajo del 2,5%) porque se insertan en actividades laborales sumamente precarias, tal como lo indican las tasas de subempleo invisible (arriba del 37%).
De esta manera, el Informe muestra que la economía hondureña tiene al menos dos retos importantes por resolver en el tema de generación de empleo. Primero, no está generando suficientes puestos de trabajo de calidad y enfrenta tasas de subempleo significativas. Segundo, la población de escasos recursos generalmente no cuenta con la educación adecuada para acceder a un empleo de calidad que le genere suficientes ingresos para llevar una vida digna.
Para resolver el reto de generar empleos de buena calidad, la primera estrategia priorizada por las personas consultadas a través de ENPDH 2011, es el incremento de la inversión privada, nacional y extranjera. De acuerdo con los hallazgos del Informe, la inversión debería priorizar el sector agropecuario, ya que el sector primario es el que presenta los niveles más bajos de productividad en el país, sobre todo en las actividades asociadas a la pequeña propiedad agrícola. Esto incide en los bajos ingresos que obtienen los trabajadores de este sector económico que es, además, el que cuenta con el mayor número de ocupados en el país.
Bajo el mismo rubro de generación de empleo de calidad, la segunda estrategia priorizada por la población consultada en la ENPDH 2011 es el apoyo a la micro y pequeña empresa, que conforman uno de los principales motores de generación de oportunidades de empleo en el ámbito local. Asimismo, este subsector concentra alrededor de tres cuartas partes de subempleados. Por estas razones, el Informe aboga por el apoyo a la micro, pequeña y mediana empresa. Se trata de diseñar políticas públicas consistentes que permitan:
1).- nivelar el campo de juego para que la micro, pequeña y mediana empresa puedan competir en mejores condiciones frente al gran capital y,
2).- propiciar, con visión de corto, mediano y largo plazo, alianzas de mutuo beneficio entre la gran empresa y la micro, pequeña y mediana empresa.
En consecuencia, el fortalecimiento y la ampliación de mecanismos focalizados para el desarrollo de la micro y pequeña empresa, a través de crédito y apoyo técnico, es clave para avanzar en el desarrollo humano del país.
Una vez que se comienzan a incrementar las oportunidades de empleo de calidad a través de estas dos estrategias prioritarias, se vuelve necesario dar un salto cualitativo, en términos de amplitud e inversión, en las políticas públicas que promuevan mayores niveles educativos entre la población. Para que esta opción conduzca a resultados positivos y no contribuya a aumentar el desempleo de los más educados, es necesario que el incremento de los niveles de escolaridad de la población esté ligado de forma estratégica a la demanda del mercado laboral. Por tanto, es necesario diversificar las opciones educativas que permitan acceder a oportunidades de empleo de calidad, ya sea por medio de carreras superiores o técnico-vocacionales para aquellos que no puedan acceder a la educación superior. Esto es de suma importancia, al considerar que aproximadamente dos tercios de la población en edad de estudiar, no cuentan con educación media, y que de los estudiantes que sí la culminan, aproximadamente un tercio no pasa las pruebas de aptitud para ingresar a las universidades.
Por otro lado, el Informe también muestra que el sistema fiscal es otro de los contribuyentes a incrementar la inequidad en el país. La principal fuente de ingresos del estado hondureño son los impuestos indirectos (sobre la producción, consumo, ventas y servicios) que gravan por igual a todas las personas, independientemente de su nivel de ingresos, lo que hace que la estructura de recaudación tributaria sea de carácter regresivo. Según datos de 2010, los impuestos indirectos representaron el 61,2% del total de ingresos tributarios del país. Midiendo la regresividad como la razón entre la recaudación de impuestos indirectos y la recaudación de impuestos directos, Honduras se encuentra en el grupo de los diez países más regresivos de América Latina.
Los impuestos indirectos son una mayor carga para las personas de bajos ingresos que para las personas de mayores ingresos. Estudios muestran que, mientras los primeros destinan el 37.8% de sus ingresos al pago de impuestos indirectos, los segundos solo destinan el 16.4% de sus ingresos al pago de este tipo de impuestos. En relación con los impuestos directos, los hogares de mayores y menores ingresos, pagan proporciones similares. Esto también es inequitativo, ya que es válido asumir que las personas de mayores ingresos poseen un mayor número de propiedades y de mayor valor; por tanto, deberían contribuir con más a las arcas del Estado.
En el tema fiscal se señalan, además, los inconvenientes de la política de exoneraciones que impide una recaudación tributaria más equitativa, que contribuiría a fortalecer la capacidad financiera del Estado para financiar políticas públicas orientadas a reducir las brechas de inequidad existentes. En el período 2001-2007, las exoneraciones fiscales se calcularon en 40,9 mil millones de Lempiras, es decir, más del 50% del presupuesto aprobado para la administración central en 2011. Este alto volumen de exoneraciones no ha generado los beneficios esperados pues no ha habido un impacto en términos de creación de buenos puestos de trabajo. La tasa de desempleo abierto en el mismo período solo se redujo en 1 punto porcentual y, en cambio, el subempleo invisible aumentó en 10 puntos porcentuales.
A manera de recomendación el Informe recalca que el uso o asignación de los recursos públicos se convierte en un tema importante en términos de política pública para reducir la inequidad. Se debe promover la reducción del gasto corriente y privilegiar la inversión. Además, es vital llegar a un acuerdo para impulsar mecanismos de tributación progresiva, gravando más a los que más tienen. La tributación progresiva tiene un gran poder redistributivo, lo cual fomentaría de manera directa la equidad económica en Honduras.
De acuerdo con lo anterior, es necesario establecer un acuerdo para pasar de un sistema impositivo regresivo a uno progresivo. Asimismo, es preciso tomar medidas para evitar la evasión fiscal, revisar las políticas de exoneración, efectivizar el gasto público, reducir el gasto corriente, e incrementar la inversión pública bajo principios de equidad vertical.
Para terminar, la experiencia de los países con sistemas tributarios que han llegado a imponer altas tasas impositivas enseña que es importante que la gente confíe en la eficacia del Estado para devolver los impuestos captados en servicios para toda la población. En cambio, en países como Honduras, caracterizado por una profunda desconfianza de la ciudadanía hacia la eficacia del Estado y la relativa opacidad con que se manejan los asuntos del mismo, la disposición de las personas a un aumento de la carga tributaria, resultaría baja. Por ello, cualquier tipo de acuerdo tributario o pacto fiscal debe pasar, en primer lugar, por una demostración del manejo efectivo, eficiente y transparente de los recursos públicos, además de la implementación de un sistema de monitoreo adecuado, que permita verificar si realmente se alcanzan los resultados esperados.
*Esta columna fue publicada originalmente en la revista Humanum del PNUD.