Con la “encuesta” (obviamente, entre comillas) de Berumen que dio a conocer el Observatorio Universitario Electoral, es clara la estrategia de Andrés Manuel López Obrador: generar la percepción de que la elección es entre dos, entré él y Enrique Peña Nieto, para que el voto útil de los antiPRI lo capte solito el Peje.
Al poner unos números en donde se da a conocer la cifra tope de preferencias por AMLO (31,8%) y la más baja de Peña Nieto (30,9%) con una muy lejana Josefina, que cuenta sólo entre 15,3% y 20,7% de las preferencias, según estos muy cuestionados números, lo que se quiere promover es que estamos en una carrera de dos, en donde incluso el caballo de AMLO ya alcanzó y rebasó a quien es el puntero en casi todas las demás encuestas.
La estrategia es captar el voto volátil de JVM.
Si hacemos un ejercicio de aritmética básica y sumamos a las actuales preferencias de AMLO las preferencias volátiles de Josefina, AMLO queda a nueve puntos de Peña, en lugar de a 14 puntos.
De acuerdo con la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky, EPN, a pesar de tener el mayor porcentaje de preferencia dura, es también quien más preferencia volátil tiene, seguido por JVM.
En el caso de Peña, de 43,8% de sus simpatizantes, 37,1% tienen una preferencia dura por el priista —es decir, votarán por él el 1 de julio pase lo que pase— y 6,7% es preferencia volátil.
De 24,8% que simpatiza con JVM, 19,9% representa una preferencia dura por la panista y 4,9% una preferencia volátil.
Y para AMLO, de 29,6% de quienes declaran preferencia por él, 24,9% es dura y 4,7% es volátil.
Si hacemos un ejercicio de aritmética básica y sumamos a las actuales preferencias de AMLO las preferencias volátiles de Josefina, AMLO queda a nueve puntos de Peña, en lugar de a 14 puntos. Si además se suma algo de la preferencia volátil de Peña, la diferencia se reduce aún más.
La doble mancuerna de armar la percepción de que la carrera es entre dos, aunada a las marchas y manifestaciones antiPeña es la apuesta que tiene que hacer AMLO para poder ser competitivo. Para mantenerse como opción viable.
Eso es estrategia pura y simple. Una decisión racional de una campaña política que quiere ganar el próximo primero de julio.
En toda esta ecuación lo que resulta incomprensible es la estrategia del lado de JVM. ¿Por qué ella y su equipo se han dejado relegar así de fácilmente al tercer lugar? ¿Por qué no pelean también ese voto antiPeña?
La mayoría de las encuestas tienen hoy a Josefina y a AMLO en un empate técnico. Por los números, ella no está colocada en un lejano tercer lugar, como la ha arrinconado exitosamente la campaña del perredista.
GEA/ISA le da una ventaja de tres puntos a AMLO; Buendía y Laredo 1,7; Ulises Beltrán los tiene en empate; Mitofsky le da una ventaja de 4% al tabasqueño y la que más los separa es Parametría, con siete puntos de ventaja para AMLO.
De cinco casas encuestadoras, sólo una deja a Josefina en un claro tercer lugar. ¿Por qué se han dejado colocar como que están en un claro tercer lugar, cuando lo único claro hoy es la estrategia de sacarla de la competencia antes del 1 de julio?
Apostilla: en 2006 tuvimos dos personajes clave que evitaron que la acusación de fraude se volviera una tragedia en México: Carlos Abascal, entonces secretario de Gobernación, y Alejandro Encinas, que era jefe de Gobierno del DF. Hoy que de nueva cuenta ronda la amenaza de justificar una derrota como un fraude, ¿quién o quiénes serán esos personajes?
*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx