Se ha debatido durante el 2012 acerca de la educación chilena, sin embargo, este debate se ha enfocado en ciertos puntos, dejando de lado que existe una gran cantidad de chilenos que accede a educación nacional e internacional de primer nivel. Parte de estos profesionales dedican su vida a la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías, las cuales pueden ser protegidas intelectualmente o al mismo tiempo fabricadas en cualquier región del mundo para ser comercializadas en mercados de alta exigencia que están dispuestos a pagar sumas más elevadas por la innovación.

Ejemplos hay muchos, gran parte apoyados por incubadoras, universidades y por Innova Corfo, ¿pero cuántos de estos usted conoce? Ese es el gran problema: si ni siquiera en Chile los reconocemos, ¿cómo hacemos para que el mundo reconozca nuestro talento?

En IncubaUC nos hemos puesto en este contexto:

Primero: Chile reconoce que su mayor patrimonio es su gente y que gracias a ella llegará al nivel de desarrollo que se ha propuesto,

Nuestra misión como chilenos debe ser la de crear una industria de Emprendedores Hi-Tech que sean el caldo de cultivo para que se desarrolle el país a partir de su innovación tecnológica y así descontinuar esta racha de venta de materias primas que reciben países desarrollados y vuelven a nuestro país como productos terminados de alto valor agregado y que estamos felices de comprar a altos precios.

Segundo: Chile reconoce que una economía moderna necesita una fuerte base de alta tecnología industrial, con el fin de garantizar una tasa estable de crecimiento a largo plazo,

Tercero: las tecnologías son creadas y desarrolladas por científicos e ingenieros creativos (emprendedores tecnológicos).

Para crear este Ecosistema de Alta Tecnología se deben cumplir tres pasos básicos:

1.-Se debe exponer a los emprendedores tecnológicos a un ambiente de alta competencia donde puedan compartir sus conocimientos, experiencias y desarrollos con pares de excelencia a nivel mundial. Para esto hemos desarrollado planes de entrenamiento empresarial y transferencia tecnológica de cuatro a seis meses en Chile y en el extranjero, donde nuestros emprendedores reciben feedback de investigadores, emprendedores, empresarios e inversionistas que los ayudan en el menor tiempo posible a mejorar sus tecnologías, servicios o emprendimientos para que logren la meta más complicada de todas: ingresar al mercado.

2.-Una vez que vuelven a Chile, deben aplicar lo aprendido. Si las lecciones dan como resultado que el proyecto no es viable: ¡felicidades! Acaba de ahorrarse años de investigación, emprendimiento, dinero y dolores de cabeza. Si por el contrario, el feedback fue positivo, este es el momento de trabajar duramente en llevar a cabo las tareas asignadas, sin perder el foco. Es aquí donde IncubaUC los apoya en elegir inteligentemente dónde hacerlo, gracias a su red de contactos internacional hemos logrado acuerdos con incubadoras de negocio y actores relevantes desde Kyoto hasta Silicon Valley.

Ahora lo que sucede en el 99,99% es que el feedback recomienda hacer cambios en la tecnología para que el ingreso a mercado sea más fácil, rentable y el apalancamiento de inversión sea expedito. Es aquí donde vemos el pedigrí de nuestros emprendedores y su capacidad de afrontar las exigencias del cliente y modificar sus tecnologías… y créannos ¡es excelente!

3.-Por último, llegamos a un resultado común que puede tomar entre uno a tres años: emprendedores exitosos. ¿Y qué hace ese emprendedor, investigador cuando recibe grandes sumas de dinero después del éxito?, ¿se retira? No, lo que hace es reinvertir en su proyecto o laboratorio, continuar otras investigaciones, emprender en otras ideas de negocio que surgieron en el camino, invertir en emprendimientos de otros emprendedores como Inversionista Ángel, crear su propio Fondo de Capital de Riesgo con amigos que conoció en el proceso, etc…

Es así como el capital extranjero comienza a mirar hacia a un pequeño país de 17 millones de habitantes que es capaz de desarrollar grandes tecnologías de aplicación mundial.

Nuestra misión como chilenos debe ser la de crear una industria de Emprendedores Hi-Tech que sean el caldo de cultivo para que se desarrolle el país a partir de su innovación tecnológica y así descontinuar esta racha de venta de materias primas que reciben países desarrollados y vuelven a nuestro país como productos terminados de alto valor agregado y que estamos felices de comprar a altos precios.

Muchos me dirán que esto ya existe en Chile y que ya tenemos emprendedores de esta línea. La respuesta es sí, ¡y son encomiables! Sin embargo, son pocos aún.

La materia prima está, sólo nos falta tener más confianza en nosotros mismos y comprender que tenemos lo suficiente para ser los mejores en lo que creemos.

Cada vez que viajamos como incubadora y vemos proyectos que han sido apoyados en el extranjero con grandes sumas de dinero, pensamos: “en Chile conozco tres emprendedores con proyectos mucho mejores y que nunca han conseguido un peso”. ¿De quién es la culpa?, ¿De los inversionistas? No lo creo, cada uno es dueño de hacer con su dinero lo que le plazca. ¿De la cantidad de inversionistas? Quizás esa es la respuesta, pero qué viene primero, ¿el huevo o la gallina?

Nosotros estamos convencidos de que si logramos demostrar al mundo nuestras capacidades, el dinero vendrá al país, y si no lo hace, por lo menos lo generaremos nosotros mismos.

Lo mejor de todo es que no estamos solos en esto, los programas de gobierno apoyados por Innova Chile Corfo, como StartUp Chile, Global Connection; bancos como el BCI y empresas privadas como Claro Chile nos permiten aportar a todos un grano de arena más en la creación de este Ecosistema de Emprendimiento Nacional. Ninguno de forma separada puede cargar con esta gran tarea; sin embargo, entre todos podemos cambiar nuestra cultura y de una vez por todas comenzar a pensar en grande.