Y llegó el día en que Starbucks entró a Colombia,  después de mucho anunciarse la compañía de Howard Schultz ingresa al país para generar una contienda muy interesante con Juan Valdez y de paso con todos los cafetines que acompañan las esperas para cumplir una cita, los negocios, los chismes entre amigos y todos los ires y venires de quienes encontramos en el café la magia, que a veces parece adormilada.

Desde ahora empiezan las apuestas, pues en Colombia tenemos sitios para tomar café con 1.000 conceptos diferentes, a tal punto que Juan Valdez no vende la experiencia de ir a un lugar, ni sensaciones imaginarias, sino producto, café en diferentes presentaciones y con diferentes intensidades y eso lo hace diferente.

Para el mundo del mercadeo la llegada de Starbucks, es algo así como una final de futbol, pues Juan Valdez tendrá que fortalecer sus estrategias de mercado, para que el llamado “tercer hogar” no haga estragos en sus ventas.

Pero ¿qué va a pasar con la llegada de Starbucks?

Viendo las redes sociales se puede tener una idea de cómo va a ser el encuentro de dos titanes. Muchos se muestran optimistas y se apegan al buen momento por el que pasa el país y cómo esta marca puede causar el ingreso de muchas otras más. Otros no tan optimistas dicen que Juan Valdez sentirá un fuerte remezón, aunque el café de Starbucks no tenga un gran sabor (según los entendidos en el tema), no tenga las mulitas en felpa y no tenga las historias de los caficultores.

La “novelería” de los colombianos ante una novedad puede poner a temblar a la marca colombiana, pues si hacemos memoria, cuando llegó McDonald's al país las colas para comprar una hamburguesa eran impresionantes y aunque en su momento el panorama para la multinacional de las comidas rápidas pintaba muy bien, el tiempo ha pasado y la “novelería” también. Atrás quedaron las colas y ahora deben bajar los precios para conseguir la atención de la gente.

Para el mundo del mercadeo la llegada de Starbucks, es algo así como una final de futbol, pues Juan Valdez tendrá que fortalecer sus estrategias de mercado, para que el llamado “tercer hogar” no haga estragos en sus ventas. Por ahora sólo queda esperar que las 167 tiendas que Juan Valdez tiene en Bogotá puedan soportar el chaparrón de las seis tiendas que Starbucks anunció abrir en la capital a mediados del 2014 y, obviamente, esperar la respuesta que los colombianos le van a dar a la marca estadounidense de café, pues en el país del sagrado corazón pensar en pagar por un café $10.000 (más de US$5) es una locura, aunque si lo vemos desde la “novelería”, todo podría pasar.  En este orden de ideas, sólo podemos decir: amanecerá y veremos.