Santiago. Las operaciones de Avianca en Chile se detuvieron el 22 de marzo cuando el país implementó las medidas de confinamiento por la pandemia y casi siete meses después, el 15 de octubre, la compañía pudo reactivar la ruta de Santiago-Bogotá con una capacidad que todavía no alcanza el 10% de la que había en tiempos pre-Covid. Aun así, las expectativas y la apuesta por este mercado son positivas para la aerolínea colombiana, considerando que Chile es el país de la región que ha tenido el mejor comportamiento tras el restablecimiento general de la demanda en la industria. Felipe Obando, gerente de Ventas de Avianca para Chile y Bolivia, explica en entrevista con AméricaEconomía sus planes para recuperar la oferta y la rentabilidad de manera más rápida, en medio de una reestructuración que reducirá al holding en un 30% para hacerlo más eficiente y adaptarlo a los nuevos tiempos. Obando, quien anteriormente ocupó la jefatura de Segmentos para Sudamérica, sostiene con claridad que la compañía no contempla por el momento adaptar sus servicios al modelo de las aerolíneas low cost, aunque reconoce que le siguen la pista frecuentemente.

- Casi siete meses después de suspendidas las operaciones, Avianca retoma los vuelos a Chile ¿Cómo estuvo el reinicio de las operaciones y cuáles son las estimaciones para esta ruta en lo que resta de año?

Iniciamos con un vuelo por semana dado que, por las regulaciones de los países por el tema COVID, todos los vuelos que estamos realizando están sujetos a una aprobación previa de las autoridades gubernamentales. En el vuelo de Bogotá a Santiago, con el que partimos el 15 de octubre, tuvimos cerca de 70 pasajeros, un buen número para ser el primer vuelo y solo transportando nacionales y residentes. Y luego en el de Santiago-Bogotá tuvimos 116 pasajeros para un avión de 120 sillas. Para lo que queda de este año esperamos una ocupación de entre 75% y 80%, lo cual va a depender directamente de las sillas disponibles, la flexibilización de las condiciones por parte de las autoridades y la reactivación de la demanda. Sin embargo, para los vuelos iniciales de octubre y noviembre esperamos alcanzar niveles de ocupación entre el 90% y 95% porque hay mucha demanda represada, muchas personas están reprogramando sus viajes.

- ¿Y qué porcentaje de demanda representan esas cifras?

En tiempos pre-Covid, teníamos tres vuelos diarios a Bogotá (desde Santiago), con una capacidad de 21 vuelos semanales. Con lo que tenemos ahora, que es un vuelo por semana, estamos por debajo del 10% de la capacidad que teníamos. A nivel de compañía estamos alcanzando algunos días el 20% de lo que teníamos antes; sin embargo, el porcentaje varía dependiendo de las aperturas de cada mercado. En el caso de Chile, estamos todavía en una capacidad muy pequeña y una baja demanda.

- ¿En cuánto tiempo estiman que se regularicen las rutas que Avianca cubre en el mercado chileno?

La limitante no viene por el lado de la industria, sino por los mercados, la demanda y las restricciones. Entonces, el plan es restablecer las operaciones apoyándonos en la cantidad importante que hay de demanda represada. En Chile ha habido un comportamiento positivo en los últimos meses en cuanto a la intención de viaje y es el país que ha tenido un mejor desempeño en cuanto al restablecimiento general de la demanda en la industria. En septiembre, la contracción del mercado chileno estuvo por 35%, un dato importante que habla de la realidad de este mercado.

- Con este comportamiento favorable ¿Cuánto aporta el mercado chileno a la rentabilidad de la red de Avianca?

Los precios de Avianca son competitivos, sin embargo por la misma incertidumbre, la capacidad de pronosticar o tener claridad de los precios que el mercado está dispuesto a pagar es difícil. Si hay una mayor oferta en sillas, los precios van a bajar; donde las capacidades son inferiores, seguramente van a haber precios más elevados.

Chile es uno de los países más importante de la región en lo económico y es exactamente igual para Avianca, no en vano tenemos operaciones en este país desde hace más de 50 años. Desde 2015 ha habido un aumento progresivo de la capacidad. Su contribución a la red de Avianca es gigante: el año pasado, pese a la crisis por el estallido social, movimos más de 350.000 pasajeros en rutas desde y hacia Santiago. Chile es un país muy relevante para nosotros, desde el punto de vista de rentabilidad, de crecimiento de pasajeros, ha traído buenos resultados y estamos enfocados en recuperar y superar estos números lo antes posible con el reinicio de las operaciones.

- ¿Se puede afirmar que Chile es uno de los países en los que apuesta Avianca para su reactivación y recuperación?

Definitivamente. Chile estuvo desde un principio dentro de los países considerados en el plan de restablecimiento de operaciones. Ha sido paulatino y lento por muchas variables, pero siempre ha estado dentro del plan de Avianca. Históricamente ha sido uno de los más estables y eso deriva directamente en la intención y volumen de vuelos, tanto en el viajero corporativo, turístico, como en el étnico. Por eso es uno de los países donde esperamos restablecer la oferta de manera más rápida.

- ¿En cuánto se han visto impactados los precios de los boletos por la baja oferta y una demanda que todavía está muy por debajo de lo habitual?

Estas dos variables −las sillas disponibles y el restablecimiento de la demanda− sumadas a las restricciones y condiciones definidas por parte de las autoridades y gobiernos de cada país, son factores determinantes para la definición de las tarifas. Los precios de Avianca son competitivos, sin embargo por la misma incertidumbre, la capacidad de pronosticar o tener claridad de los precios que el mercado está dispuesto a pagar es difícil. Si hay una mayor oferta en sillas, los precios van a bajar; donde las capacidades son inferiores, seguramente van a haber precios más elevados. Los vuelos iniciales que tienen demandas altas posiblemente no van a tener tarifas promocionales. Es la realidad que estamos viendo hoy.

- ¿Y si no es con precios más bajos, cómo se plantean atraer a más usuarios para incentivar la demanda?

Nosotros en este momento todavía estamos definiendo en muchos mercados cuál es la capacidad real que vamos a tener, lo que va a depender directamente de la intención de viaje de los usuarios. Hasta el momento, no hay una confianza generalizada en los viajeros o una realidad que nos permita saber al 100% cómo va a ser la nueva industria. Creemos que de los temas más importantes ahora es ofrecer los destinos que el mercado está demandando y el hub de Bogotá será clave para ello. Tener precios competitivos es fundamental, sobre todo ahora con una demanda contraída y con la entrada de las aerolíneas low cost con las que competimos directamente; pero también es clave tener un producto adecuado para el segmento adecuado (el tipo de flota, el servicio, etc.). Y por supuesto, garantizar los protocolos de bioseguridad para lo que nos hemos venido preparando durante todos estos meses. La combinación de todos estos criterios va a ser clave para volver a incentivar la demanda.

- ¿Cómo se enfrenta Avianca a un mercado en el que las low cost ganan cada vez más espacio?

El creciente mercado low cost es una realidad que estamos viendo no solo en Chile, sino también en Colombia, en Estados Unidos, en Europa. El tema aquí es ofrecer la combinación correcta y adecuada de una buena oferta de producto con una buena oferta de servicio y de rutas, además de ofrecer un programa de viajero frecuente que logre conquistar a los clientes. Las low cost tienen un modelo muy eficiente y son un referente en cuanto a estructura de costo, por eso el reto principal está en saber la oferta de producto y los servicios que ofreces. Nosotros tenemos como una fortaleza el centro de conexiones de Bogotá que nos permite ofrecer un valor agregado a los clientes con una amplia conectividad.

- Pero en medio de la crisis de la industria y aprovechando la reestructuración por la que atraviesan ¿Han contemplado en Avianca ajustar algunos de sus servicios a un modelo similar al de las low cost?

No es uno de los propósitos de la compañía en estos momentos. Por supuesto, las low cost siempre son un punto de referencia. Eso lo define en gran parte la demanda, lo que está pidiendo el cliente hoy y si está dispuesto a comprar servicios adicionales. Nuestra ventaja es que contamos con una cantidad diversa de tipos de clientes que se adaptan a nuestros servicios, como el corporativo −que compra con menos anticipación y está dispuesto a pagar un poco más−, el turista −para quien el factor precio va a ser fundamental−, y después está el segmento étnico, que es el que viaja a visitar a sus familiares y sus prioridades de compra a la hora de viajar son otras. Esta es una industria que se diversifica constantemente con una demanda que revisa cada vez más los precios; pero aun así, no es nuestro norte como compañía (adaptarnos a las low cost). A nivel de estructura de costo son un punto de referencia y es importante tenerlos siempre sobre la mesa.

 

- A finales del año pasado, en el marco de su centésimo aniversario, Avianca anunció un plan de reestructuración, pero luego llegó la pandemia y la realidad cambió. ¿Qué tanto varió el plan original?

Desde 2019 venimos en un plan de reestructuración que se ha venido ejecutando. Los primeros dos meses de este año fueron muy positivos a nivel compañía y en marzo se vino la nueva realidad con la pandemia, que nos ha traído retos adicionales. Con ello nos vimos en la necesidad solo de acelerar el plan con un nuevo escenario y nuevas variables que no teníamos contempladas. Pero el plan sigue en marcha.

- ¿Y cómo impacta en Chile ese plan de reestructuración?

En Chile, hemos tenido más impacto por la pandemia que, como saben, nos obligó a detener operaciones el 22 de marzo. Posiblemente, van a cambiar algunas de las rutas que nosotros ofrezcamos con una mayor concentración en Bogotá y a partir de ahí hacer la repartición hacia Sudamérica, Centroamérica y Europa, cuando sean habilitados. El impacto principal es ese, sumado a una variación en la capacidad. Para ponerlo en cifras, en Chile tuvimos más del 95% de contracción desde el 22 de marzo hasta el 15 de octubre y con esta primera fase de reactivación, alcanzamos un 5% de capacidad. Una vez se levanten las restricciones, ahí vamos a volver a un vuelo diario, que esperamos sea en noviembre o en diciembre. Con esto estaríamos pasando a un 30% de capacidad.

- ¿Cómo ve Avianca el 2021 y en qué áreas se concentrará, considerando que el escenario sigue siendo de incertidumbre?

2021 es mucho más incierto. No hay tanta claridad y estamos con varios escenarios sobre la mesa que dependerán de la evolución de la demanda y de la capacidad de la conectividad. Sin embargo, el plan de reestructuración financiera de la compañía ha tenido buenos resultados y eso nos permite tener una mejor visión sobre el futuro de la organización, que, como se ha informado, va a ser 30% más pequeña y eso estará directamente asociado al restablecimiento de los viajes y los pasajeros.

En concreto, el panorama para 2021 es de un paulatino restablecimiento de operaciones y en cada mercado aspiramos restablecer la conectividad. En el caso de Chile, volver a servir los destinos más buscados en este mercado como el Caribe, Miami, Bogotá y retomar operaciones a Europa. Es lento. Se irá dando poco a poco en la medida que la gente vea que las garantías están dadas para volver a viajar.

- ¿Qué ofrece Avianca para hacer la experiencia del usuario más satisfactoria, en estos tiempos en los que deben privar los protocolos de bioseguridad?

En Avianca estamos garantizando que el pasajero pase la menor cantidad de tiempo durante el check in y sin contacto con otras personas. En el vuelo, el personal abordo tiene sus trajes especiales para garantizar que haya cero contacto con los pasajeros y el servicio (de alimentación) está todo empacado y preparado para que no exista riesgo. Además, estamos garantizando que cuenten con las herramientas tecnológicas para que los pasajeros tengan una experiencia no solo segura, sino entretenida durante el viaje, haciendo uso del servicio desde una aplicación móvil.