“Lo que nosotros queremos es que Petroperú se vaya fortaleciendo sin grandes riesgos”, anunció un entusiasta Ollanta Humala en su último discurso presidencial. Sin embargo, la firmeza de este mensaje solo ha quedado en las palabras. Modernizar la petrolera estatal Petroperú era una de las grandes metas de la hoja de ruta que defendió el mandatario durante la campaña presidencial de 2011. No obstante, hasta la fecha, los avances han sido primarios y el proceso sigue estancado.

Trabajo interno. Aunque la compañía estatal abandonó la actividad de explotación petrolera en la década de los noventa –sus operaciones fueron privatizadas–, la relevancia local de Petroperú está fuera de discusión. Según el último Ranking de las 500 Mayores Empresas del Perú elaborado por AméricaEconomía Intelligence, la petrolera es hoy por hoy la más grande compañía del país. Solo en 2012 la firma registró ventas por US$5.247 millones –4% más que en el año previo– y superó a importantes compañías, como Antamina, Credicorp y Telefónica del Perú.

Hace casi tres años, la empresa entró a listar (ojo, no cotizar) en la Bolsa de Valores de Lima (BVL). Este fue un paso para garantizar su transparencia y un paso importante en el camino hacia la modernización. En los dos últimos años, la compañía también registró importantes avances en su gestión interna. En 2012 fue reconocida por la BVL como una empresa que cumple con estándares de buen gobierno corporativo. Estos indicadores fueron validados por la consultora PricewaterhouseCoopers. Asimismo, la petrolera recibió en 2012 la nota AA+.pe de la clasificadora de riesgo Equilibrium, afiliada a Moody’s Investors Service. Hasta ahí, todo bien.

No obstante, los objetivos de Petroperú eran mucho más ambiciosos desde que se inició el nuevo gobierno. Humberto Campodónico, en una entrevista a AméricaEconomía Perú en setiembre de 2011, dijo que la empresa no solo iba a modernizar la refinería de Talara (Piura), sino también que volvería a explotar petróleo, refinarlo mejor, cotizar en bolsa, entrar en el negocio petroquímico y de gasoductos, participar en el mercado de gas licuado de petróleo (GLP), entre otros proyectos. Sin embargo han pasado casi dos años desde ese anuncio, y el gobierno aún no ha confirmado una ruta para la empresa. Campodónico –uno de los mayores impulsores de las reformas– presentó su renuncia a principios de 2013.

Situación crítica. La ambigüedad ha reinado en este proceso. En su último discurso por Fiestas Patrias, Humala aseguró que –como parte de la modernización de la empresa– se invertirán US$2.738 millones en la remodelación de la refinería de Talara. Sin embargo –como resalta Miguel Santillana, investigador principal del Instituto del Perú– el mandatario no explicó cómo se financiará ese proceso. Es más –indica el economista–, el proyecto que busca sacar adelante el Poder Ejecutivo sería más costoso, ya que la cifra gubernamental solo toma en cuenta las obras principales y no las auxiliares valorizadas en US$750 millones. Según el Instituto Peruano de Economía (IPE), el monto superaría los US$3.900 millones. Si se toma en cuenta que la firma solo registró utilidades por US$25,9 millones en 2012 y US$198 millones en 2011, es evidente que no podrá financiar Talara con los recursos propios que posee en la actualidad. Entonces ¿de dónde saldrá el dinero? AméricaEconomía Perú intentó comunicarse con Héctor Reyes, actual presidente de Petroperú, para hablar sobre el futuro de la petrolera, sin embargo su oficina de prensa señaló que la empresa “no tenía nada nuevo que informar”.

3098La primera semana de agosto parecía haber traído buenas nuevas para la empresa. El Ministerio de Energía y Minas (MEM) publicó en el diario oficial El Peruano el plan quinquenal de Petroperú hacia 2017. El documento daba luces sobre los pasos que seguiría la compañía para lograr la integración vertical e ingresar a los negocios antes mencionados de manera progresiva. Sin embargo, el plan fue derogado 48 horas después de su publicación. Jorge Merino, titular del MEM, se limitó a explicar que fue una decisión que adoptó la empresa; sin embargo, se ha especulado que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) habría vetado el documento debido a que no detallaba cómo se iban a financiar los proyectos. “Esto me deja la impresión de que esta clase de temas se revisan sin ninguna coordinación sectorial”, dice Carlos Herrera Descalzi, exministro de Energía y Minas. “Los objetivos eran poco ambiciosos. Faltaban definiciones sobre las políticas internas de la empresa”, añade Miguel Santillana, del Instituto del Perú.

La ruta del dinero. Sacar adelante el Proyecto de Modernización de la Refinería de Talara (PMRT) ha sido cuestionado por varios expertos. Pablo Secada, economista jefe del IPE, considera que es una iniciativa inviable desde el punto de vista económico y que el dinero podría ser utilizado en resolver otros temas que le conciernen al Estado, como salud, educación y programas sociales. Varios economistas comparten esta postura y sostienen que, en el caso del crudo, se debería invertir en infraestructura para agilizar su importación.

No obstante, para Aurelio Ochoa, ex presidente de Perupetro, la agencia encargada de negociar, suscribir y supervisar los contratos de hidrocarburos en el Perú, una forma viable de financiar la PMRT y otros proyectos de la empresa es a través del upstream (es decir, incursionar en el negocio de la explotación petrolera). A la fecha, la petrolera estatal cuenta solo con el lote 64, el cual fue cedido de manera gratuita por las empresas Talisman Perú y Hess Perú en abril de 2013. No obstante, Petroperú tampoco define cómo se financiarán las obras en ese lote –valorizadas en US$260 millones– y que consisten en el mantenimiento de los pozos petroleros y en el tendido de un ducto de 97 kilómetros en la región de Loreto.La explotación del lote empezaría supuestamente en 2016.

Hoy Petroperú podría agenciarse hasta siete lotes petroleros más, además del que le cedió Talisman –que producen en promedio 2.000 barriles al día–, y cuyos contratos vencerán antes de 2016. Cinco de los lotes están ubicados en Talara, por lo que los costos de transporte hacia la refinería serían muy bajos. “Este es un momento idóneo para Petroperú. Han coincidido la intención de modernizar la empresa y el vencimiento de estos contratos”, dice Ochoa. Es importante señalar que la producción de petróleo en el Perú ha caído de forma aguda y sostenida durante los últimos años (cerró en 64.000 barriles diarios en 2012). Sin embargo, el país cuenta con importantes reservas petroleras que aún no han sido explotadas.

3099El debate sobre la operación de los lotes también es intenso. Pedro Sánchez, ex titular del MEM, afirma que lo ideal es que Petroperú solo tenga una participación minoritaria en los lotes –propone 25%– y que sean privados los responsables de operarlos. De otro lado, Aurelio Ochoa asegura que lo ideal es que la petrolera estatal sea la dueña o socia mayoritaria de los lotes y que, incluso, podría subcontratar a firmas privadas para que los opere. Para Sánchez, esto no debería ser así, ya que la petrolera no cuenta con la suficiente experiencia. “No veo ninguna necesidad de que el Estado tenga una participación mayoritaria en la explotación. Trabajar con contratistas privados es lo más adecuado”, afirma. De acuerdo con el exministro, Petroperú debería concentrarse en la desulfurización de Talara y el resto de las obras de la PMRT debería ejecutarse a través de un esquema de inversión público-privada.

Por su parte, el economista Miguel Santillana propone que, antes de entrar a la explotación, la empresa efectúe una alianza estratégica con una firma petrolera privada con experiencia global. “Se está forzando que Petroperú sea un socio en los lotes. ¿Qué te aporta?”, dice Santillana. Hoy, justamente, Petroperú carece de experiencia en explotación y exploración petrolera. “La alianza puede ayudar a transferir mecanismos de gestión, tecnología, gobierno corporativo, etc.”, explica Santillana. La transparencia sobre el futuro de los lotes es fundamental. Fuentes cercanas a la empresa comentaron a AméricaEconomía Perú que se estaría presionando al Gobierno para que los contratos sean renovados de manera automática, lo que haría que Petroperú pierda la oportunidad de tener capacidad productiva. Es más, según comentó el exministro Carlos Herrera en un programa televisivo, antes de que él se encargara del MEM hubo representantes de las empresas que se ‘acercaron’ para saber cuál sería el futuro de los lotes. “Las empresas que tienen los pozos no han invertido lo suficiente. Ellas planean invertir lo que no han desembolsado antes. Lo más lógico es que los pozos se le reviertan a Petroperú”, afirma Aurelio Ochoa. Según Ochoa, una renovación automática –como la que se pretendería sacar adelante– sería inviable, y lo correcto sería, en todo caso, convocar a un nuevo concurso. Juan Castillo More, representante de los trabajadores de Petroperú, advirtió hace algunas semanas que se estarían haciendo lobbies en el Congreso para ampliar las referidas concesiones petroleras por diez años. Hoy solo los lotes de Talara producen alrededor de 6.500 barriles de petróleo diarios en total.

¿Y qué pasa con la exploración? El gobierno tampoco confirma nada. El derogado plan quinquenal contemplaba que la empresa participe en esa actividad. Sin embargo, debido a su alto riesgo sería razonable que sea realizada por empresas privadas. Exfuncionarios como Aurelio Ochoa y Pedro Sánchez coinciden con ese planteamiento.

La hora de la bolsa. Otra de las grandes apuestas del gobierno de Humala –y también presente en el derogado plan quinquenal– es la publicitada cotización de Petroperú en la bolsa. Es prácticamente un consenso de quienes defienden la modernización de Petroperú que la referida incursión bursátil debe ser precedida por su participación en la explotación petrolera. De acuerdo con Aurelio Ochoa, Petroperú no es atractiva para los inversionistas solo como refinadora. Según el exministro Carlos Herrera Descalzi, “no vale la pena tener una empresa estatal si solo va a tener una refinería”. El refinado hoy es el negocio menos rentable de las petroleras. Incluso hacer caja para el PMRT a través de la bolsa queda descartado. “Financiar la modernización de Talara levantando dinero del mercado de capitales no se va a conseguir. El problema es que es un proyecto muy grande”, comenta Luis Felipe Arizmendi, presidente de GPI Valores. Los inversionistas consideran más atractivas a firmas que explotan hidrocarburos.

Pero tener solo el upstream no es suficiente ni tampoco es la panacea. Hay más elementos que los inversionistas toman en cuenta. Uno de ellos –y quizás el más crucial– son los planes de la empresa. “Para decidir si es atractiva o no se debe tener información detallada de la compañía. Los inversionistas se preguntan, por ejemplo, ¿cuál es la estrategia para los próximos cinco años?, ¿cómo está hoy financieramente la empresa? El hecho de que se dedique o no a la explotación no es lo más relevante, sino que explique cómo lo hará y por qué esa estrategia la volverá competitiva en el mercado”, dice Aldo Ferrini, gerente central de inversiones de AFP Integra. Que la empresa sea transparente y brinde información también es, sin duda, medular.

Ecopetrol, la más importante petrolera de Colombia –con una producción que bordea los 750.000 barriles diarios–, tuvo un proceso algo similar cuando ingresó a cotizar a la bolsa colombiana en noviembre de 2007. “Ecopetrol tuvo que hacer un cambio gigante en su estructura administrativa a fin de estar habilitada para revelar información, someterse a control y democratizar sus acciones”, dice Omar Escorcia, analista de renta variable del agente de bolsa colombiano Asesores de Valores. Ecopetrol tiene planes bastante concretos. Para 2015 la empresa proyecta que su producción alcance el millón de barriles diarios y para 2020 que supere los 1,4 millones. En el caso de la petrolera peruana, los planes y plazos no se han definido. La derogación de las metas quinquenales, al margen de que se esté de acuerdo con ellas o no, ha sido un retroceso. El mutismo con el que hoy trabaja el Gobierno en lo referente al futuro de la empresa es un elemento que complica su ingreso al mercado de valores.

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El porcentaje con el que la firma planea iniciar su cotización también es un misterio. Cuatro representantes de agentes de bolsa consultados por AméricaEconomía Perú afirmaron que el 2% de acciones en bolsa que figuraba en el derogado plan quinquenal era un porcentaje demasiado bajo para la primera emisión de la empresa. Luis Felipe Arizmendi sostiene que la cifra debería de ser entre 7% y 10%, por ejemplo. Alberto Arispe, gerente general de Kallpa Securities SAB, y Mario Persivale, gerente general de Celfin Capital, se muestran a favor del 20% que inicialmente anunció el gobierno de Humala. En el caso de Ecopetrol, la petrolera entró con 7% y hoy –luego de dos emisiones adicionales– ya tiene en bolsa alrededor de 12% de sus acciones. Al cierre de julio de 2013, el valor de las participaciones de la petrolera colombiana, respecto a 2007, creció en más de 200% (pasaron de costar 1.400 a 4.300 pesos colombianos).

Pero ¿quiénes estarían interesados en comprar las acciones de Petroperú? Según los expertos, serían clientes institucionales –como las AFP–, personas naturales, entre otros inversionistas tanto nacionales como extranjeros. Si bien la empresa ha registrado importantes avances en materia de gobierno corporativo, algunos agentes de bolsa consideran que es necesario un mayor esfuerzo por parte de la firma a fin de mejorar en ese campo. “El gobierno corporativo lo verán con lupa”, dice Mario Persivale, de Celfin Capital.

Potenciar la empresa implica también una participación del sector privado en el directorio –hoy en manos del MEM y del MEF– y una mayor autonomía respecto al Poder Ejecutivo. Humberto Agurto, gerente del departamento de estudios económicos de Seminario SAB, señala también como necesario que la empresa acelere la creación de su gerencia de explotación y exploración. “Petroperú es cuestionada por su gestión y por la transparencia de la compañía, por lo que se esperan reformas en ese sentido”, añade.

Al margen de que se decida –o se descarte– que la empresa realice nuevas inversiones e incursiones en otros negocios, está claro que el gobierno debe fijar un rumbo para la empresa. Prolongar el statu quo no beneficia ni a la compañía ni tampoco a los peruanos.