Cementos Molins ha firmado un pacto de no competencia con Cemex para que esta cementera mexicana no pueda vender durante tres años a sus antiguos clientes de la planta de Sant Feliu de Llobregat (Barcelona), que la empresa catalana ha comprado, junto con el fondo de comercio, por 40 millones de euros.

En un encuentro con la prensa, el vicepresidente y consejero delegado de la cementera catalana, Joan Molins, ha precisado que este acuerdo garantiza que la compañía mexicana dejará de abastecer a estos clientes con productos importados desde otras plantas, tal y como llevaba haciendo los últimos meses desde que paralizó su actividad en la planta barcelonesa.

Cementos Molins ha descartado reanudar la producción en la planta de Sant Feliu, pese a haber comprado los activos industriales, pero no así "venderla algún día".

"Lo compramos para que ellos dejen de vender y fabricar en los próximos tres años", ha subrayado Molins, que ha asegurado que esta compra "dará estabilidad y mejorará las condiciones de futuro de la planta".

Con esta operación, la empresa familiar fundada en los años 20 aspira a aumentar su cuota de mercado de tal modo que pueda dedicar al mercado nacional el 40 % de su producción de la planta de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), que actualmente exporta el 75 % de lo que produce y destina sólo el 25 % del cemento restante a España.

La venta ha conllevado un cambio en el mapa de cementeras de Cataluña, donde siguen coexistiendo seis plantas, aunque no todas en activo, pertenecientes a cuatro empresas.

Se trata de las de Portland en Santa Margarida i els Monjos (Barcelona) y Vallcarca (Barcelona); la de Lafarge en Montcada y Reixach (Barcelona); la de Cemex en Alcanar (Tarragona) y la de Cementos Molins en Sant Vicenç dels Horts, a la que ahora se suma la de Sant Feliu.