Si el futuro de la automóviles es eléctrico no solo los fabricantes de coches tendrán que reconvertirse. También deberán hacerlo las compañías petroleras que dependen en gran medida de la venta de gasolina. Y es que al final el negocio de los combustibles fósiles no es otro que el de la energía, cada vez en un sentido más amplio. Así lo entienden al menos algunas compañías, que están maniobrando para acercarse al sector de la movilidad eléctrica.
La británico-holandesa Shell, de nombre oficial Royal Dutch Shell, es una de las que ha abrazado este cambio de mentalidad. En todo el mundo hay una legión de gasolineras bajo su marca y, de momento las seguirá habiendo. Pero esto no quita para que la compañía haya iniciado su transición.
La confirmación de los coqueteos de Shell con la carga eléctrica ha llegado en forma de adquisición. La compañía ha comprado a NewMotion , la empresa con la red de estaciones de carga más grande de toda Europa. Con la operación, Shell obtiene 30.000 puntos de carga repartidos por el Viejo Continente. Se lleva también otro activo: 80.000 clientes que utilizan esta red.
NewMotion se ha labrado a estas alturas una marca y se encuentra en una posición ideal para expandirse. Es algo que ha visto Shell, quien desde hace tiempo estudia al detalle el mercado de la movilidad eléctrica. Esto le ha llevado a trazar una estrategia con dos vectores de ataque. Uno de ellos es su propio desarrollo –puntos de carga rápida en sus gasolineras– mientras que el otro lo conformará la nueva red adquirida.
Conocedora del valor de marca de NewMotion, Shell permitirá que su nueva compra opere bajo los colores que la han convertido en un referente en el sector de la infraestructura de carga eléctrica. La mayor parte de las instalaciones de la empresa adquirida consisten en cargadores de nivel 2, en zonas urbanas.
Aquí es donde la oferta de NewMotion complementa los desarrollos de Shell. Los cargadores de nivel 2 no son de carga rápida, pero están distribuidos cuidadosamente. Se reparten en lugares de trabajo y zonas residenciales, sitios donde los vehículos pasan mucho tiempo parados.
Shell ha comprendido que el negocio de la carga eléctrica no es, y puede que tampoco llegue a ser nunca, como las gasolineras. Muchas veces los coches se cargarán cuando estén parados deliberadamente.
Los desarrollos de la compañía británico-holandesa se orientan a otro público: el que demanda una carga rápida. Así, Shell tiene previsto desplegar su tecnología de carga rápida en sus gasolineras. Por el momento las instalaciones empezarán por Holanda y Reino Unido.