Bogotá. La multinacional noruega de fertilizantes Yara fortalecerá su presencia en América Latina con la adquisición de la colombiana Abocol, una operación que involucra a seis países de la región, dijo el presidente mundial y director ejecutivo de la compañía, Jorgen Ole Haslestad.
Yara, empresa con más de un siglo de historia que está hace tres décadas en Colombia, donde tiene una planta en Barranquilla (norte), un centro de distribución en Buga (suroeste) y oficinas en Bogotá, está decidida a incrementar su volumen de negocio en América Latina, dijo Haslestad en una entrevista con Efe.
"Queremos tener un mayor posicionamiento en Colombia porque vemos que el país y Latinoamérica presentan un gran potencial en términos de mejorar la productividad agrícola", manifestó.
Con ese propósito la compañía noruega adquirió Abonos Colombianos (Abocol), operación que la semana pasada fue aprobada por las autoridades del país suramericano con algunas condiciones para garantizar la competencia en el mercado de fertilizantes.
Según Haslestad, Yara adquirió Abocol porque quiere "implementar instalaciones productivas en Colombia", pero también poder asociarse "con una empresa que ya tuviera una red en Latinoamérica similar" a la suya.
Hektoen explicó que la operación involucra a buena parte de Latinoamérica porque Abocol tiene operaciones en Colombia, México, Perú, Costa Rica, Panamá y Bolivia, en la mayoría de los cuales ya está presente Yara, que además tiene actividades en Guatemala, Ecuador, Chile y Argentina.
El director de Yara para Latinoamérica, división que no incluye Brasil, Olaf Hektoen, manifestó en la misma entrevista que la multinacional invertirá aproximadamente US$400 millones en la compra y en los próximos tres años destinará unos US$100 millones adicionales en la planta de Abocol en Cartagena de Indias y a la mejora de la estructura logística.
"El objetivo es llegar a los estándares de Yara en cuanto a seguridad y operatividad para aumentar la producción como tal pero también para aumentar la capacidad logística", principalmente en el centro de distribución en Buga, "donde juntamos las operaciones de las dos compañías", añadió.
Hektoen explicó que la operación involucra a buena parte de Latinoamérica porque Abocol tiene operaciones en Colombia, México, Perú, Costa Rica, Panamá y Bolivia, en la mayoría de los cuales ya está presente Yara, que además tiene actividades en Guatemala, Ecuador, Chile y Argentina.
Yara también tiene una fuerte presencia en Brasil, país cuya división es independiente del resto de Latinoamérica pero que en conjunto representan cerca del 40% del volumen de negocio de la compañía a nivel mundial.
Como en todas sus operaciones, Yara pretende implantar en su ampliada presencia en Colombia su relación amigable con el medioambiente, según Haslestad
"Es un asunto que nos importa mucho, un área a la que le dedicamos muchísimo dinero en términos de investigación y desarrollo porque queremos que nuestros productos sean utilizados de una manera correcta, que los agricultores sepan usarlos bien, de manera que las plantas absorban todos los minerales para no se pierdan en el suelo y no contaminen", explicó.
Haslestad anotó que, como parte de esa filosofía, Yara ha reducido sus emisiones de carbono en un 60% a nivel mundial.
"Dentro de 30 años tenemos que producir entre un 70 y un 100% más comida de lo que se produce hoy en día y eso se tiene que hacer prácticamente en la misma tierra que hoy tenemos porque no hay mucha más tierra disponible, por lo menos si queremos dejar de cortar los bosques para actividades agrícolas", agregó por su parte Hektoen.
El presidente de Yara explicó que así como Noruega es "garante" del proceso de paz del gobierno colombiano con la guerrilla de las FARC, la multinacional que dirige está convencida de que el desarrollo del campo colombiano pasa necesariamente por la pacificación del país.
"Para poder lograr la productividad que queremos, para que los agricultores puedan desarrollarse y desarrollar sus negocios y sus cultivos, la paz es indispensable. Creemos que Colombia se va a beneficiar de esto durante muchos años en el futuro", apuntó.
En ese sentido, Yara considera que hay "un enlace directo" entre su actividad y el proceso de paz porque en la medida en que aumente la productividad del campo mejorará también la calidad de vida de los agricultores.