Este año la economía mundial ha mostrado un crecimiento inferior al 2010 y se espera que el próximo año esta tasa sea aún menor. De otro lado, la elección del presidente Humala ha traído una nueva visión en términos del rol del Estado y su participación en la economía, lo que ha generado una retracción en la tasa de crecimiento de la inversión privada. Esta suma de efectos configurará un nuevo entorno para hacer negocios en el Perú, que marcará el fin de la euforia y el inicio de un periodo de crecimientos más difíciles y que no serán la norma, sino el premio a las mejores estrategias empresariales.
En el caso del entorno internacional, estamos viviendo un profundo cambio en la dinámica de poderes. El próximo año se espera que la economía de Estados Unidos muestre una tasa de crecimiento de alrededor de 1%. La europea, probablemente, esté más cerca del 0,5%. La china seguirá manteniendo un ritmo superior y lo más probable es que alcance el 8,5%. De otro lado, en el periodo de mayor volatilidad de la crisis en Europa (ocurrida en las últimas semanas) la prima de seguros de impago a cinco años para la deuda soberana italiana superó a la peruana. A esto se suma que, con el reciente incremento en la clasificación de riesgo otorgada por S&P, el Perú tenga una mejor percepción de riesgo que Portugal. Lo único que parece claro es que aún estamos en medio de aguas turbulentas, y la receta para crear empleo y reducir el déficit fiscal sigue en discusión, por lo que seguiremos viviendo tiempos volátiles y observando tasas de crecimiento de la economía modestas.
Por el lado nacional (peruano), las señales dadas por el gobierno hacen pensar de un modelo más cercano al brasileño: ortodoxia económica con un importante gasto social. El cambio ocurrido –no esperado por una mayoría significativa de inversionistas a principios de año– desaceleró el ímpetu que caracterizó al grupo durante los últimos tiempos y se sentirá con mayor claridad el próximo año, cuando la tasa de crecimiento de la inversión privada sea marginalmente positiva (mientras que en el 2010 superó el 22%). De acuerdo con los últimos estimados de Apoyo Consultoría, el PIB en el 2012 se incrementaría en 4,6%, para pasar a 5,5% durante los siguientes dos años. Vale la pena recordar que, en 2010, la tasa de crecimiento del PIB fue equivalente a 8,8%.
Los dos efectos mencionados marcarán el mercado. Un consumidor que incrementará su gasto más cautamente y un empresario que no asumirá que el crecimiento empuja a todos. De otro lado, un gobierno que sí buscará gastar e invertir más, especialmente en beneficio de las poblaciones de menores ingresos.
Se iniciará un periodo de crecimientos más difíciles y que no serán la norma, sino el premio a las mejores estrategias empresariales.
En términos más sectoriales, es de esperarse que sectores como comercio y servicios muestren menores tasas de crecimiento que las observadas en el pasado. Una interrogante será construcción, uno de los motores del crecimiento económico durante los últimos años. La disposición de las familias a endeudarse y de los bancos a prestarles definirá si seguiremos viendo levantarse edificios y nuevos grupos habitacionales a lo largo de todo el país. Por el lado más productivo, las inversiones en petróleo y gas garantizarán crecimientos significativos en este sector. En minería está por verse el efecto del nuevo marco impositivo negociado con el gobierno, aunque ya existen importantes inversiones en marcha. Finalmente, nuevas tierras y la entrada en producción de cultivos de exportación deberían permitir seguir observando la consolidación del sector agrícola y su importante aporte en términos de generación de empleo.
En los próximos años destacarán los estrategas y los equipos afiatados. Atrás quedaron los tiempos del crecimiento parejo. El futuro parece más uno para aquellos que puedan identificar necesidades insatisfechas, crear nuevas necesidades y hacerlo todo de forma más eficiente. Serán años en que la palabra ‘productividad’ se repetirá de forma interdiaria. Sugiero que se imagine un escenario con sueldos incrementándose, tasas de interés crecientes, una moneda que se aprecia y mayor regulación. Tiempo de probar la estrategia de verdad.