En la actualidad, el sistema capitalista mundial continúa enfrentando los efectos de la crisis financiera que inició en 2008 y que después de más de cuatro años se refleja en factores como los problemas de la crisis de deuda soberana en Europa, la desaceleración en la tasa de crecimiento de los Estados Unidos y el elevado precio del petróleo. Los fenómenos anteriores constituyen una fuente de incertidumbre  y preocupación a nivel global, razón por la que Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), señala que la economía mundial sigue en zona de peligro (1).

En el caso de México, el modelo de desarrollo económico orientado hacia el sector externo se empezó a delinear con posterioridad a la crisis de deuda externa de 1982; durante el período de 1985-1987 se inicia la apertura comercial y para finales de los 80 y principios de la década de los 90 se emprende la apertura financiera en la cuenta de capitales. En 1994, entra en vigor el Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) y a la fecha, México se ha convertido, después de Chile, en el país que ha firmado más acuerdos de libre comercio, lo que lo convierte en uno de los pioneros de la globalización económica.

Las políticas de ordenación, que corresponden a las acciones que se tomaron para cambiar de una economía protegida hacia una economía orientada hacia el sector externo, se basaron en el decálogo del Consenso de Washigton (1989), que entre otras medidas propone: disciplina fiscal, un tipo de cambio real competitivo que impulse el crecimiento de las exportaciones, liberalización comercial y financiera, liberalización de la inversión extranjera y privatización de empresas del sector público. Los lineamientos anteriores fueron propuestos por instituciones como el FMI y el Banco Mundial (BM) con el fin de hacer frente a las crisis de la deuda en la década de los ochenta. El programa de ajuste y estabilización de corto plazo era también acompañado de un programa de cambio estructural en el mediano y largo plazo, de tal forma que en la actualidad una de las preocupaciones del gobierno y de varios grupos de empresarios es que se concreten las reformas pendientes: fiscal, energética y laboral.

Adicionalmente, siguiendo las recomendaciones de autores como Milton Friedman, principal representante de la corriente monetarista, se consideró que el objetivo fundamental de la política económica era la estabilidad de los precios y que una vez lograda, las fuerzas del mercado se encargarían de impulsar el crecimiento económico y la generación de empleo. En este contexto, el Banco de México (Banxico) tiene como objetivo central mantener el valor de la moneda, tarea que ha desempeñado de manera eficiente y que ha implicado acciones como: la independencia del Banxico en 1993; el establecimiento  del esquema de metas de inflación en 2001-2002, la meta es lograr una tasa de inflación de , el criterio en relación al rango establecido se debe a que se quiere tener una inflación similar a la de los países socios del TLCAN (EU y Canadá); a partir del 21 de enero de 2008 se adopta como objetivo operacional a la tasa de interés interbancaria a un día (“tasa de fondeo bancario”) y para evitar las presiones inflacionarias asociadas con el traspaso del tipo de cambio a los precios, el banco central interviene en el mercado de dólares para reducir la volatilidad cambiaria.

La economía mexicana es hoy, más que nunca, altamente dependiente de los Estados Unidos, no existe realmente una política de desarrollo industrial que impulse el mercado interno, motivo por el que muchos empresarios mexicanos se quejan de que ya van tres décadas sin política industrial, por lo cual demandan la modernización del aparato productivo...

Después de casi tres décadas de implementar un modelo de desarrollo orientado hacia el sector externo, ¿cuáles son los resultados en materia de crecimiento económico?

1).-Para atraer inversión extranjera en el mercado de capitales, el Banxico tiene que establecer una tasa de fondeo bancario que sea mayor a la suma de la tasa de interés internacional, la variación cambiaria y la tasa de riesgo país. El diferencial positivo a favor de la tasa de interés interna resulta atractivo a la entrada de capitales del exterior, lo que se traduce en la apreciación del peso mexicano, incentivando la compra de productos importados y reduciendo  las exportaciones, comportamiento que frena el crecimiento económico.

2).-Desde hace varios años la economía mexicana se encuentra en una situación de estancamiento económico. En efecto, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), la tasa promedio anual del crecimiento del producto interno bruto (PIB) durante el período de 1958 a 1982 fue de 6,5%, pero a partir de la década de los ochenta empieza a disminuir. En el gobierno de Miguel de la Madrid (1982-1988), que corresponde al período en el que se hace frente a la crisis de la deuda externa y se empiezan a hacer los cambios en la política económica, la tasa de crecimiento económico fue de tan sólo 0,18% (en la llamada década perdida); en el sexenio de Carlos Salinas (1988-1994) ascendió a 3,91%. En diciembre de 1994 la economía se enfrenta a una crisis de balanza de pagos, lo que sucedió a principios del período de Ernesto Zedillo, la tasa de crecimiento durante su mandato fue de 3,39% (1994-2000). En los gobiernos panistas la tasa de crecimiento en promedio anual ha tenido un comportamiento realmente magro, de 2,32% en el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) y de 1,5% a lo largo de los primeros cinco años de la actual administración de Felipe Calderón; el año pasado se tuvo una tasa de crecimiento económico de 3,9% y la expectativa para este año es que sea entre 3% y 3,5%. En la gráfica 1 se observa el comportamiento del PIB en las últimas dos décadas, se puede ver que la contracción económica que el país sufrió como consecuencia de la crisis financiera mundial en 2009, es más acentuada que la crisis anterior de 1995.

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco de México.

De lo anterior se puede deducir que si bien la estrategia de desarrollo económico basada en la exportación de manufacturas y en la entrada de inversión extranjera ha tenido éxito para lograr la estabilidad macroeconómica, que tiene como ejes centrales el control de la inflación y la acumulación de reservas internacionales (en niveles históricos cercanos a los 148 mil millones de dólares), se trata de una estabilidad trunca que margina el crecimiento económico y la generación de empleo. La economía mexicana es hoy, más que nunca, altamente dependiente de los Estados Unidos, no existe realmente una política de desarrollo industrial que impulse el mercado interno, motivo por el que muchos empresarios mexicanos se quejan de que ya van tres décadas sin política industrial, por lo cual demandan la modernización del aparato productivo a través de:

1).-Fortalecimiento y vinculación de la banca de desarrollo con el sector productivo, especialmente con las actividades vinculadas al mercado interno.

2).-Auténticos estímulos para la inversión productiva, concretamente para la modernización tecnológica de las empresas de menor tamaño.

3).-Una estrategia eficaz de protección a los productores nacionales, frente a las prácticas desleales de comercio exterior (2).

Lo anterior realmente contribuiría a impulsar el mercado interno, lo que puede ser reforzado por el incremento en el gasto público orientado a la inversión en infraestructura. Sin embargo, esto implica un gobierno dispuesto a hacer cambios en el diseño de la política económica, apoyar realmente al sector productivo y disminuir los privilegios que en la actualidad, y desde hace muchos años, se otorgan al sector financiero. ¿El próximo gobierno será capaz de enfrentar los retos económicos, políticos y sociales que se requieren para impulsar el crecimiento económico? Lo que se necesita es un cambio a fondo en el modelo de desarrollo, ya que hacia el exterior México proyecta una imagen en la que la estabilidad macroeconómica parece ser lo único que importa para el funcionamiento de los mercados financieros y para ser calificados por “buen comportamiento” por parte de diferentes instituciones financieras internacionales. Sin embargo, problemas internos como la inseguridad pública, las historias de muerte y violencia, la desigualdad, el desempleo, la marginación y la pobreza, nos hablan de un México distinto, de un país en el que la canción del compositor y cantante mexicano José Alfredo Jiménez (1926-1973) ha cobrado un terrible significado: “Caminos de Guanajuato”, conocida popularmente y cuya letra dice: “la vida no vale nada, comienza siempre llorando y así llorando se acaba por eso es que en este mundo la vida no vale nada”, y esto hay que cambiarlo por una historia distinta en la que la prioridad sea el bienestar social.

*(1) Periódico El Financiero, 27 de febrero, 2012, p.1.

*(2) Periódico El Financiero, 24 de febrero, 2012, pp. 16- 17.