Este lunes el Banco Central de Chile (BCCh) sorprendió gratamente anunciando una política de “acumulación de reservas” por US$12.000 millones durante el presente año. Inicialmente las compras se realizarán a razón de US$50 millones diarios, mecanismo ya aplicadode manera exitosa en 2008, en los meses previos a la crisis.

El BCCh propone elevar el nivel de las reservas internacionales al equivalente al 17% del PIB, llevándolas a cerca de US$39.500 millones, lo que se indica es “compatible” con los niveles de reservas de países similares al nuestro (1).

Para evitar una explosión de la masa monetaria, el BCCh anunció la emisión de títulos que permitirán absorber los pesos que generará la compra de dólares. Tal como lo admite el Consejo, esta operación tiene un costo financiero, ya que el Banco obtendrá menores ingresos por las inversiones que haga con los dólares, que lo que tendrá que pagar por los instrumentos que emita. 

Sin embargo, la evaluación financiera final dependerá del valor de equilibrio que se establezca para el tipo de cambio a lo largo del año. En el caso de la intervención anterior, las ganancias patrimoniales fueron cuantiosas para el BCCh.

Hubiesemos preferido que el BCCh no fuera tan negativo respecto de la necesidad, conveniencia y eficacia de intervenir durante los últimos meses, ya que le resta credibilidad a las medidas anunciadas. Sin embargo, “más vale tarde que nunca” es apropiado en este caso.

La acumulación de reservas es el resultado no el objetivo, y esta intervención en el mercado cambiario es apropiada en el momento que vive la economía nacional. 

Los sectores exportadores no-cobre y los sectores que compiten con las importaciones, incluyendo turismo, ya estaban sintiendo el efecto de la pérdida de competitividad que conlleva la apreciación del peso chileno. Nuestra moneda es la que más se ha apreciado en América Latina durante el 2010 y es la novena más apreciada del mundo.

Para una economía que dice basar su modelo de crecimiento en las exportaciones y en la integración a la economía mundial, esta apreciación es incompatible con el modelo y plantea problemas serios a la permanencia o profundización en los mercados de destino.

Hubiesemos preferido que el BCCh no fuera tan negativo respecto de la necesidad, conveniencia y eficacia de intervenir durante los últimos meses, ya que le resta credibilidad a las medidas anunciadas. Sin embargo, “más vale tarde que nunca” es apropiado en este caso.

El Equipo Nueva Economía (ENE), opina que el valor de la divisa sufrirá un cambio paulatino de tendencia para probablemente fluctuar en un rango entre los 470 y 500 pesos chilenos, en función del comportamiento de otras variables externas. 

Sin duda alguna, la intervención por parte del BCCh evitará que el valor del dólar siga cayendo, y la medida se toma oportunamente muy especialmente para los exportadores frutícolas que serán pagados a un tipo de cambio más favorable.

En resumen, apoyamos la medida y esperamos que el BCCh la implemente flexiblemente, tal como está implícito en su anuncio, estableciendo que los montos a comprar en una primera etapa han sido fijados sólo por un mes, y que pueden ajustarse de acuerdo a la evaluación que se haga de la respuesta del mercado.

1.-  Esto implica que el BCCh calcula que el PIB en dólares para este año será de unos US$ 232.000 millones o unos US$13.500 per cápita, usando las estimaciones de población del INE.