México perdería ante Estados Unidos en un panel arbitral por el maíz transgénico, lo que tendría como resultado represalias comerciales contra sus principales exportaciones agrícolas, coincidieron especialistas.

“No hay estudios que evidencien un daño a la salud por el maíz genéticamente modificado, por lo que vemos seriamente que si vamos a un panel, lo vamos a perder y eso puede traerle a México graves consecuencias, pues Estados Unidos impondría aranceles a sectores como el agroalimentario y otros”, explicó Juan Carlos Anaya, director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Recordó que México importa maíz amarillo desde hace casi cuatro décadas, por lo que con la prohibición del gobierno federal se “están haciendo problemas donde no existían”.

Al respecto, Jesús Carrillo, director de Economía Sustentable del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), señaló que aún es temprano para saber si el país llegará o no a un panel, pues primero ambos países tendrán que agotar el periodo de consultas técnicas. Sin embargo, señaló que el gobierno de México mantiene su posición de que no existe violación al T-MEC, pero no da material para respaldar esos dichos.

Indicó que como parte del proceso se tienen 30 días, hasta el 5 de abril, para que las dos partes se reúnan y dialoguen, y ese periodo podría extenderse hasta los 180 días, es decir, hasta el 2 de septiembre, pero de no llegar a un resultado que satisfaga, Estados Unidos podría recurrir a un panel de solución de controversias bajo el Capítulo 31 del T-MEC, y México tendría que acatar la determinación de ese panel de expertos.

“Habrá que ver qué muestra el gobierno mexicano (evidencia) al norteamericano en los siguientes meses. Estados Unidos ha dicho que México no ha justificado de forma suficiente las razones para prohibir la importación de maíz genéticamente modificado”.

Un tema comercial 

Carrillo reconoció que, si bien sí hay grupos de agricultores de Estados Unidos que tienen intereses políticos, la consulta que se está pidiendo a México es totalmente de índole comercial.

“Es un tema comercial y no político. Estados Unidos lo que quiere es que México muestre científica y técnicamente por qué quiere prohibir un maíz genéticamente modificado, no es un tema de volumen, sino de ciencia sobre si este daña la salud”, coincidió Juan Carlos Anaya, director general de la GCMA.

Por su parte, Kenneth Smith Ramos, ex jefe de la negociación del T-MEC, dijo que los titulares de las secretarías de Economía y de Agricultura en el país han tratado de solucionar el tema ya que son conscientes de que México no se puede dar el lujo de establecer barreras comerciales en el sector agrícola con su principal socio, sobre todo cuando el país sufre de una fuerte inflación en los precios de los alimentos.

“Desafortunadamente, otras voces en el gabinete han insistido en que se mantenga el decreto, por razones puramente ideológicas contra los transgénicos”, dijo en su cuenta de Twitter.

En un documento difundido, el gobierno estadunidense señala que busca “una relación comercial agrícola sólida y transparente, basada en reglas y ciencia” con México; “es vital para garantizar la seguridad alimentaria”.

 

Foto: Xinhua