En el último tiempo me he sorprendido por la ‘bipolaridad’de inversionistas cuando se les pregunta si es atractivo o no invertir en el Perú. Muchos de ellos siguen sorprendiéndose de cómo a la mayoría de los empresarios que apuntan al crecimiento de la demanda interna del país les sigue yendo muy bien, pues muestran tasas de crecimiento que en cualquier parte del mundo quisieran.
Pero basta que se publique algún dato menor que lo esperado o que salga algún ministro con alguna frase ‘poco acertada’ para que inmediatamente se pase a mirar el lado vacío del vaso. Frases como “ya nos transformamos en Venezuela”, “mañana vendo todo porque se viene todo a pique”, o “se viene el frenazo y nos vamos a recesión” son algunas muestras que provienen de las bocas de estos ‘grandes pensadores’.
Lo increíble es que, aunque uno no lo crea, esa parte del vaso vacío ha estado presente los últimos diez años de crecimiento y los que han sabido convivir con esta realidad han sido los grandes beneficiados de la bonanza de un país que sigue poniéndose al día después de haber pasado tres décadas dentro de un congelador por un sin fin de razones que todos conocemos.
Es cuestión de ver cómo los vuelos internacionales que llegan a Jorge Chávez vienen cargados de inversionistas que quieren apostar por un país que ha ido desarrollando un rayado de cancha.
El otro día fui a comer con un amigo cercano que lleva más de una década ligado al retail en el país. Él lleva en la palma de su mano cómo han venido cambiando el consumo y los gustos de los peruanos, por lo que su opinión para mí tiene infinitamente más peso que un reporte de algún analista de un banco o un dato económico que solo ve la ‘foto del momento’ y no la ‘película’. Le pregunté su opinión sobre el crecimiento del Perú y su respuesta fue la siguiente: “La demanda interna corre por un camino paralelo que todavía tiene años de años para avanzar. Cuando pensamos hacer nuestro primer mall, al poco tiempo se venía la elección de Humala y García. Todo el mundo pensaba que estábamos locos al continuar con nuestros proyectos. Después vino la crisis internacional de 2008, después la elección de Humala con Keiko, etc.
El resultado ha sido que en todos los proyectos hemos superado ampliamente nuestras expectativas y creemos que mientras la estructura socioeconómica peruana siga siendo una pirámide puntiaguda tendremos todos mucho espacio para participar. El día que hablemos de una estructura de sociedad con forma de rombo significará que el mercado estará más maduro, habrá que ser mucho más selectivo y poner mucho énfasis en el valor agregado para destacar y ser rentable. Por el momento, la pista está bastante despejada...”.
Ejemplos como este se repiten y se repiten. Es cuestión de ver cómo los vuelos internacionales que llegan a Jorge Chávez vienen cargados de inversionistas que quieren apostar por un país que ha ido desarrollando un rayado de cancha (quizás distinto al de sus países de origen), pero que al fin permite desarrollar negocios muy exitosos, aprovechando el crecimiento de la demanda interna.
Tomando a mi amigo nuevamente como ejemplo recuerdo cuando me contaba que cada enero, cuando había que definir el presupuesto para la región, el grueso de la inversión iba dirigido al Perú. La decisión era muy simple de tomar: US$1 invertido en estas tierras es mucho más rentable que US$1 invertido en otro lado.
Para los que no saben cómo beneficiarse de este fenómeno lo más directo es invertir en acciones de compañías peruanas cuyo core business sea precisamente desarrollar negocios apuntados a la demanda interna del país. Por ejemplo, la tasa de bancarización está en torno al 30%, y si se compara con otros países de la región donde supera 70%, es obvio que a todos los bancos locales les tiene que ir bien. Para qué hablar del déficit de infraestructura. Por lo tanto, las grandes empresas constructoras y las proveedoras de insumos a este sector seguirán beneficiándose. Y si hablamos de la modernización sin parangón en los hábitos de compra, las compañías ligadas al retail o salud tienen un mundo por crecer. Estas compañías en 2012 tuvieron rentabilidades en bolsa de 30% a 50%. Este año ya van sobre 15%...
En resumen, no hay que ignorar sino poner atención en todas las noticias que se publican. Sin embargo, hay que ser inteligente y poner estos datos en la balanza. SIEMPRE acordarse de que en los últimos años hemos tenido que convivir con la parte vacía del vaso… y también convivir con la parte del vaso lleno, esa que nos ha entregado y nos seguirá entregando enormes oportunidades.