La palabra de moda, sacudón, expresa de manera acertada la convulsionada etapa que vive el país.
Una crítica situación económica lleva a Rafael Ramírez a reunirse con la banca internacional y el gobierno anuncia que se realizan “operaciones de carácter financiero… para fortalecer las reservas internacionales y la capacidad de inversión”, que dejarán a la derecha “enloquecida” y “en crisis de histeria”.
La palabra de moda, sacudón, expresa de manera acertada la convulsionada etapa que vive el país.
Los medios privados, abocados a la tarea de desnudar y denunciar la enfermedad terminal que aqueja al país, afirman que Pdvsa evalúa tres propuestas para la venta de Citgo y así reducir su exposición al riesgo por los litigios en el extranjero, aumentar el flujo de caja para proyectos e incrementar los despachos de crudo a China. Resalta una pobre respuesta en medios públicos y la pelota informativa está en el campo opositor.
La detención del mayor general Hugo Carvajal se ofrece en bandeja de plata a una oposición en crisis, debilitada políticamente y huérfana además de elecciones que la unifiquen artificialmente. Segura del triunfo, juega adelantada y canta victoria antes de tiempo.
Desbordados, medios de oposición publican gozosamente trabajos cuidadosamente elaborados, como el caso de El Nacional: “La promoción militar de los dólares Cadivi”; que además, en editorial y mancheta, hace burla del caído: “Al pollo lo guisaron” y “Compraron ese pollo sin hacer cola”. Los medios públicos lucen aquejados de una suerte de parálisis informativa. Últimas Noticias aclara que “No hay caso firme para la extradición” y Vea destaca que “Detención ilegal de Carvajal pretende convertir a Venezuela en un Estado forajido”.
Cuando Aruba libera al mayor general, la fiesta oposicionista se trunca y le toca el turno de celebrar al Gobierno, quien denuncia expediente falso y montaje. Sin voz propia, los medios privados se escudan en la “profunda decepción” de Washington y en el argumento local de la “diplomacia de látigo”.
Cuando se fracturan las legitimidades, se horada la credibilidad y se resquebraja la audiencia militante, el manejo comunicacional de esos dos casos, nos lleva a levantar una serie de interrogantes. Desde la trinchera mediática, ¿cuáles son los asuntos que comandan la información? ¿Quién lleva la batuta? ¿Es conveniente el silenciar, ignorar o despreciar temas clave que interesan y preocupan a la ciudadanía?
*Esta columna fue publicada originalmente en Últimas Noticias.com.ve.