Una revisión de la votación de las parroquias caraqueñas revela una verdad de perogrullo: Chávez no obtuvo el voto de la clase media, ni Capriles Radonski el de los pobres. El juego luce congelado.

Todos los caminos conducen al diálogo. Así parece ser luego de los resultados de las elecciones presidenciales, en las que una vez más ni el presidente Chávez logró conquistar a la clase media ni Capriles Radonski ganó el voto de los más pobres.

Eduardo Fernández, ex candidato presidencial, vislumbra que la única manera de destrancar el juego congelado chavismo-oposición es con una agenda de conversaciones que lleve acuerdos en temas puntuales que afectan a todos.

Las preguntas que surgen son si en la antesala de las elecciones regionales será posible una concertación, cuáles son los temas negociables y cómo interpretar el llamado del presidente Chávez: unidad para apoyar su proyecto o llegar a acuerdos sobre temas comunes.

Un botón. De las 22 parroquias caraqueñas, Chávez ganó en 13; la mayoría de ellas zonas populares o donde habita clase media profesional como El Valle, San Juan, Sucre o Caricuao. Sin embargo, en las emblemáticas zonas caraqueñas de clase media como El Paraíso, El Recreo, San Bernardino, San Pedro y Candelaria el ganador fue Capriles Radonski, y sumó zonas mixtas como San José, Altagracia, Santa Teresa. Tal situación es extensiva al país.

Frente a los resultados generales, desde el chavismo se preguntan por qué no llegaron a 10 millones de votos; por qué la clase media no apoya al proceso y hasta por qué hay votantes pobres que aún sufragan por "la derecha".

De parte de la oposición también hay preguntas: cómo hacer para llegar más a los sectores populares; qué hacer para incentivar más la votación de los estratos medios y altos; qué hacer para construir una verdadera alternativa que vaya más allá del antichavismo.

La lectura del proceso que hace Eduardo Fernández, quien fue candidato presidencial en 1988, es que el juego chavismo-oposición está congelado y por tanto hay que superar esa realidad.

Fernández sostiene que desde 1998 no ha habido realmente mayores variaciones en los resultados. El presidente Chávez se mueve entre 60%, más o menos cinco puntos arriba o abajo (esta vez obtuvo 55,14%), mientras que la oposición oscila en 40%, más o menos cinco puntos (esta vez obtuvo 44,24% de la votación).

"Es evidente que parece necesario construir una alternativa capaz de poner fin a la polarización. En principio este gobierno tiene un mandato de seis años y lo que el país tiene que decidir es si continuamos con la política de confrontación o la sustituimos por una de diálogo, entendimiento y cooperación. La iniciativa la tiene el presidente de la República", afirma Fernández, para quien esta especie de juego trancado en el que el oficialismo gana, pero sin abrumar y la oposición no avanza tanto como algunos quisieran obliga a buscar un diálogo para enfrentar problemas comunes.

Dos ejemplos: la inseguridad y la dependencia petrolera. Agrega Fernández que esta vez, a diferencia del Pacto de Punto Fijo, el diálogo no puede ser solo entre partidos políticos, que a su juicio no tienen la misma fortaleza de aquel tiempo, sino que debe ser con todos los sectores de la vida nacional, con los factores productivos, empresarios y trabajadores, los gobernadores de estado, alcaldes y organizaciones comunales.

El también presidente del Centro Internacional de Formación, Arístides Calvani, ve como un hecho positivo el llamado que hizo el presidente Chávez a la unidad nacional. "Hay que concederle el beneficio de la duda".

Temas y agenda. La socióloga Mariclen Stelling comparte el planteamiento de Fernández. Afirma que el presidente ofertó en su campaña que profundizaría el socialismo, pero es evidente que al tener la legalidad -porque ganó- pero no la legitimidad política -porque 44% de los votantes no le compran su propuesta- puede inclinarse a negociar y flexibilizar donde sea necesario, aunque por supuesto mantendrá áreas innegociables.

Comenta que la idea del diálogo está rondando en distintos sectores y considera que tal vez un primer paso sería convocar a las "voces grises", aquellas que han sido las menos recalcitrantes para iniciar acercamientos.

Plataforma concertada. Otra voz que está llamando a buscar puntos de encuentro es la del ex ministro de Cordiplan, Werner Corrales, quien ha estado recorriendo el país con un proyecto en el cual chavistas y opositores se ponen de acuerdo en asuntos primordiales. Corrales forma parte de una plataforma en la que están la Conferencia Episcopal, Fedecámaras, el Foro Evangélico de Venezuela, el partido MAS y otras organizaciones que proponen una reconciliación nacional.

Las preguntas que surgen son si en la antesala de las elecciones regionales será posible una concertación, cuáles son los temas negociables y cómo interpretar el llamado del presidente Chávez: unidad para apoyar su proyecto o llegar a acuerdos sobre temas comunes.

*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.