He elegido dos periodos de tiempo en los cuales se puede comparar el proceso de desarrollo o involución económica de Venezuela. Son dos periodos de tiempo en los cuales observé y pude comparar en persona, contrastando también con la realidad socioeconómica peruana.

En 1994, Venezuela estaba en mejores condiciones que Perú. Contaba con un aeropuerto moderno con mangas que superaba en infraestructura a un Jorge Chávez desactualizado. Hoy, el aeropuerto de Maiquetía tiene un solo vuelo internacional por Copa Airlines, ya que la línea de bandera venezolana, y que pasa por Quito, no es fiable para trasladarse. En 1994, el presidente del vecino del norte era Rafael Caldera, quien llevó a cabo numerosas obras. La línea 3 del metro, de hecho, se instaló también en ese periodo de tiempo, con lo que Venezuela era el tercer país de Latinoamérica con la mejor infraestructura de metro.

EN 1994, en Venezuela se cuestionaba porqué se quedaron como un país emergente de ingresos medios y se preguntaban que necesitaban para llegar a los niveles de Japón y Estados Unidos. El crecimiento era desigual y al parecer el nivel educativo no era homogéneo, lo que desencadenó la exclusión social y baja productividad en estratos bajos de la población. En los 90 se hablaba de épocas en las que los venezolanos de clase media viajaban a Miami los fines de semana y se echaban refrigeradores dañados a la calle.

En 2022, la pobreza aumentó significativamente. Si uno aterriza en avión, puede observar una enorme cantidad de “ranchos” o poblaciones marginales que viven en cerros y ahora en diferentes focos de Caracas, alrededor del Cerro el Ávila. Chávez y Maduro han expropiado hoteles y han construido edificaciones para poblaciones vulnerables en toda la capital. En algunos casos expropiaron hoteles para reubicar damnificados de inundaciones y huaycos.

La línea del metro de Caracas donde antes viajaba la clase media, ahora es peligrosa y se encuentra sin un mantenimiento adecuado. Esta línea es ahora gratuita, pero el gobierno venezolano no tiene presupuesto para mantenerla en buen estado. El populismo comunista no ha permitido asignar los recursos del Gobierno de manera óptima. En este sentido, las empresas estatales del país caribeño tampoco han asignado de la mejor manera los recursos. Es así que el boom del petróleo no se puede aprovechar, ya que los pozos petrolíferos que ahora son del Estado no han sido explotados y la gasolina, que antes era gratuita, ahora ha triplicado su precio al público venezolano. Se puede conseguir gasolina gratuita en Venezuela pero hay que hacer una cola de seis horas para conseguirla.

La data en Venezuela no es fiable pero se puede apreciar desnutrición, tiendas sin clientes y una talla de la población reducida en promedio. La economía de Venezuela está dolarizada, lo que ha permitido amortiguar el incremento desmesurado de precios. El modelo económico de la época de Rafael Caldera (1994) no fue perfecto y es evidente que el Modelo de Chávez-Maduro (2022) no funciona. América Latina tiene una mala costumbre de ir a extremos lo que contrasta con la política de Estado en países industrializados.

La derecha en Venezuela se dejó llevar por egos y llegó desunida. La izquierda fue muy astuta para capturar votos a costa de polarizar el país. La inversión privada y el Gobierno de la década de los 90 no pudo anticiparse a la ola de descontentos exacerbados por los “chavistas” y Chávez fue liberado de la cárcel por Rafael Caldera, subestimándolo y no previendo el futuro de un país que estaba por encima de Perú en todas sus variables macroeconómicas.