Hacer un análisis completo a la hora de saber dónde queremos invertir puede conllevar analizar una cantidad de aspectos prácticamente ilimitados. No obstante, es importante saber diferenciar cuáles son los principales factores que debemos tener en cuenta desde diferentes puntos de vista. A continuación, vamos a analizar las tres grandes preguntas que hay que hacerse a la hora de analizar una inversión.

1. Debemos prestar atención a la calidad del activo. Aunque la calidad además bastantes variables, lo que se busca en el fondo es tener en claro cómo de confiables y predecibles son los flujos de caja que genera dicha inversión.

Según la estrategia y el perfil de cada inversor, y teniendo en cuenta tanto sus objetivos de beneficio como su tolerancia al riesgo, temas como la calidad, el crecimiento y la valoración pueden tener más o menos importancia relativa cuando tomamos decisiones de inversión.

Es decir, una compañía grande y consolidada en un negocio de consumo masivo, como PepsiCo (PEP) o Procter & Gamble (PG), puede ser claramente un activo de mayor calidad que una compañía como Tesla (TSLA) o Netflix (NFLX), empresas que pretenden revolucionar la industria de automóviles eléctricos y el streaming online de video, respectivamente.

En el mismo sentido, las compañías que generan sólidos excedentes de efectivo para distribuir en forma de dividendos a sus accionistas y recompras de acciones, son consideradas de mayor calidad que los negocios que demandan capital via emisión de deuda o de nuevas acciones en el mercado. En el primer caso, el negocio genera efectivo sobrante, mientras que en el segundo caso absorbe capital.

Además de los aspectos generales relacionados con el tamaño de la compañía y la industria en la que opera, es importante tener en cuenta las fortalezas competitivas de la compañía en cuestión. En un sistema de capitalismo competitivo, perder mercado frente a la competencia suele ser el riesgo principal que enfrenta el inversor, especialmente en negocios muy dinámicos y cambiantes.

2. Es importante analizar el potencial de crecimiento de la compañía. Las empresas que crecen a un ritmo más potente, o las que tienen mayor espacio para mantener sus niveles de crecimiento a largo plazo, suelen generar mayores retornos para los inversores.

En este punto es muy importante tener en cuenta que el crecimiento debe siempre analizarse en función de sus perspectivas futuras, y no de las tasas de crecimiento pasadas de la compañía: invertir en empresas de alto crecimiento para luego tener que enfrentar una desaceleración es uno de los errores más habituales y costosos que suelen cometer los inversores en busca de oportunidades de inversión en firmas de alto crecimiento.

En muchos casos, puede ser interesante poner el foco en el crecimiento de ventas por encima de las ganancias. Las empresas de alto crecimiento suelen realizar grandes inversiones para capitalizar sus oportunidades de expansión, por lo tanto, esto suele afectar sus márgenes de rentabilidad. Mientras las ventas mantengan una tasa de crecimiento atractivo, el mercado suele condonar los bajos márgenes de ganancias a cambio de las oportunidades de expansión futuras.

3. Un tercer aspecto que conviene tener en cuenta es el de la valuación del activo en cuestión. Esto es, qué tan caro o barato estamos pagando por cada dólar de ventas, ganancias o flujos de caja de la compañía.

Normalmente, las acciones de compañías de mayor calidad y con mejores posibilidades de crecimiento suelen cotizar a ratios de valoración superiores a los del mercado, y no existe ningún inconveniente en pagar una valoración por encima de la media si esto está justificado en base a las fortalezas de la empresa.

No obstante, pagar un alto precio puede ser altamente costoso en términos de retornos a largo plazo. Teniendo todo esto en cuenta, es importante que nos preguntemos qué clases de previsiones está reflejando el precio actual del activo. Es decir, si las expectativas son demasiado elevadas, los retornos del accionista pueden verse dañados, aunque la empresa tenga un sólido rendimiento.

Centrar la atención en la valoración del activo puede ser un error bastante grande cuando los fundamentales se están deteriorando. Una compañía puede parecer infravalorada. No obstante, cuando las ventas y ganancias están cayendo constantemente, se tratará seguramente de una mala inversión.

Las acciones de BlackBerry (BBRY) han cotizado con una valoración por debajo de la media durante años. Sin embargo, perdieron 86% de su valor en los últimos cinco años como consecuencia del deterioro del negocio en base a la competencia de Apple (AAPL) y Samsung (SSNLF), entre otros.

Según la estrategia y el perfil de cada inversor, y teniendo en cuenta tanto sus objetivos de beneficio como su tolerancia al riesgo, temas como la calidad, el crecimiento y la valoración pueden tener más o menos importancia relativa cuando tomamos decisiones de inversión. Sin embargo, sigue siendo importante analizar las oportunidades de inversión desde diferentes ángulos para tener una mirada completa e integral sobre el asunto.

*Esta columna fue publicada originalmente en Sala de Inversión.es.