Sustentabilidad es un concepto que si bien está y se mantiene en el tapete, aún existe poca claridad de su completo alcance y significado. Es evidente que el respeto por el medio ambiente está en el interés de muchos, sin embargo, el ritmo de la vida moderna no genera un panorama muy auspicioso. En los años próximos no únicamente seguiremos experimentando las catástrofes del calentamiento global y los desastres medioambientales, sino que además seremos testigos de la escasez de alimentos, del crecimiento explosivo de la población, de la falta de agua y de las complicaciones de la producción industrial.

Es cierto, actualmente se recicla, se consume energía de forma más responsable, se usa la bicicleta y se desarrollan una serie de micropolíticas para incentivar el cambio y provocar un mayor cuidado del planeta. Los gobiernos, en mayor o menor medida, también están haciendo lo suyo. No obstante, hasta que no existan leyes más estrictas que regulen industrias y mercados el avance seguirá siendo lento. Entonces, mas allá de contribuir como ciudadanos responsables y atentos, las empresas también deben hacer su aporte y asumir responsablemente la sustentabilidadad. Tal vez el mayor desafío es entender lo que de verdad es.

En ese contexto, es decir a la espera de una legislación que regule y norme mucho más, es clave y claro incorporar el concepto de sustentabilidad en nuestro quehacer cotidiano como ciudadanos y empresarios. Porque una sociedad y una empresa sustentable son aquellas que son capaces de crecer, mantener ese crecimiento y -de forma horizontal- involucrar a todos sus agentes. A ratos, la visión de hoy es de corto plazo a la espera sólo de resultados financieros y comerciales. No existe, a cambio, el desarrollo de una conciencia medioambiental como tampoco una sólida visión de capacitación y perfeccionamiento. Todos, factores esenciales de sustentabilidad.

La sustentabilidad debe formar parte de la misión y visión de nuestras organizaciones. No hay tiempo de esperar que la burocracia política resuelva.

De hecho, la sustentabilidad debe formar parte de la misión y visión de nuestras organizaciones. No hay tiempo de esperar que la burocracia política resuelva. Tampoco es un asunto de marketing, sino que debe formar parte de la cadena de valor de los productos y servicios que las empresas fabrican y ofrecen. Sustentabilidad también es actuar con responsabilidad.

El desafío hay que asumirlo con seriedad. Ya no basta con seguir los exigentes estándares que impone el mercado o la industria. El mayor reto está justamente en educar y cambiar la generación de nuevos negocios. Entonces, la sustentabilidad también puede entenderse como una propuesta innovadora que muestre que sabemos crear y ser eficientes y eficaces en este trabajo de construcción, en lo que cada compañía ofrece.

Aún hay mucho por mejorar. Hay que seguir analizando y perfeccionando la generación de productos y servicios con innovación y emprendimiento. El trabajo es diario e intenso, porque, en esa búsqueda permanente por hacerlo distinto y mejor, nos podemos volver a enamorar de lo que hacemos para reinventarlo mejor.