El presidente Iván Duque está en la física olla solo el 24% de los colombianos apoya su gestión de gobierno. Dice, un refrán que más rápido cae un mentiroso que un cojo. La estrategia de la narrativa política de la administración de Duque de empecinarse en ocultar sus responsabilidades en la crisis que vive el país, le está pasando fractura. Según la última medición de Invamer, los efectos de aquella estrategia de manipulación están generando resultados contrarios.
Entre más se empecina el presidente Duque, sus asesores, los miembros de su equipo de gobierno, los líderes de los partidos aliados y sus seguidores en negar las responsabilidades del gobierno en la crisis, más se hunde y pierde respaldo en la opinión pública.
La estrategia de negación no le está funcionando al gobierno y cada vez se erosiona más su credibilidad. Es un gobierno que sufre de un efecto dominó, se le cayeron las reformas tributaria y de la salud, renunciaron el ministro de Hacienda, el Comisionado de Paz, la embajadora en Francia y el ministro de Defensa tambalea afrontando una moción de censura en el Congreso de la República. Es posible que el ministro de Defensa sobreviva, pero sobre sus hombros cabalgarán las responsabilidades de los 40 asesinatos, 16 víctimas de violencia sexual y más de 1.000 detenciones arbitrarias de la fuerza pública.
El gobierno entre más dilataba los diálogos con los líderes de las protestas, más reprimen las manifestaciones, más asesinan y desaparecen manifestantes y despliegan por las redes sociales la repudiable estrategia de culpar a Petro de ser el responsable incitar a las protestas, se erosiona más la popularidad del presidente Duque.
Lo que demuestra la encuesta es que esa estrategia del gobierno de dilatar los diálogos con los representantes de los manifestantes le está pasando factura. De hecho, ayer cuando se cumplían ocho días de la instalación de la mesa de conversaciones con los representantes del Comité Nacional del Paro, y ellos habían denunciado que los avances eran pocos y que existían unas perversas maniobras dilatorias del gobierno. Igualmente, denunciaron que, a pesar de haber llegado acuerdos sobre las garantías para el ejercicio de la protesta, el gobierno no toma medidas realistas para frenar la violencia y los abusos de la fuerza pública. Sin embrago, después de que se conocieron los resultados de la medición de la encuestadora el gobierno comenzó a ceder y se anunció avances sobre un documento de preacuerdo.
La encuesta de Invamer dice que el 76% de los colombianos desaprueban la gestión del presidente Duque. La imagen de su gobierno cae en picada y se derrumba con las renuncias de varios de sus altos funcionarios. Ahora cuando se examinan las cifras de los históricos registros sobre las peores desaprobaciones de los presidentes en los últimos 27 años, Duque ocupa el honroso primer lugar. En el segundo lugar se sitúa su aliado, Andrés Pastrana, cuya desaprobación alcanzó el 74%, tras el fracaso de las negociaciones de paz del Caguán con las Farc. Luego sigue Juan Manuel Santos, cuya desaprobación llegó al 73% cuando se acentuó la polarización por el acuerdo de paz con las Farc. Finalmente, Ernesto Samper, quién con el escándalo del proceso 8.000 llegó a una desaprobación de 58%.
La estrategia del gobierno es buscar no ser responsable de nada sobre lo que pasa en el país, ni de los altos índices de pobreza y de desigualdades y, menos de las faltas de políticas para sacar a millones de colombianos de la pobreza y de la crisis económica. Tampoco quiere responsabilizarse de la fallida reforma tributaria y de la soberbia que generó el estallido social y en su lugar reparte las culpas de la crisis entre otros: los “vándalos de izquierda”, los socialistas cubanos y venezolanos, las disidencias de las Farc, los elenos, el gobierno del expresidente Santos y el senador Petro no le esta funcionado, porque la gente no traga entero.