Si una organización, independientemente de su tamaño, rubro y posición en el mercado, no evalúa su modelo de negocio, corre el riesgo de que su propuesta de valor deje de ser atractiva. El futuro está lleno de transformaciones y descubrimientos que harán que todas las industrias que hoy conocemos sufran cambios sustanciales y sean reimaginadas. Asimismo, los cambios en el comportamiento y las preferencias del consumidor se acelerarán cada vez más, por lo cual ningún posicionamiento de marca será totalmente seguro ni permanente.

En este panorama, algunas organizaciones han intentado reestructurarse utilizando un enfoque horizontal o basado en equipos de trabajo. Otras aún mantienen una jerarquía de mando vertical, donde la alta dirección toma las decisiones. Si analizamos la forma en que se trabaja, notamos que la adopción de metodologías ágiles para desarrollar u optimizar procesos, productos o servicios en periodos cortos de tiempo, gana cada vez más terreno. Sin embargo, no son pocas las empresas que prefieren mantener un enfoque basado en la linealidad.

Ahora, más allá de los esfuerzos realizados en la actualidad para afrontar la vorágine de cambios que se producen, es vital que los líderes de las organizaciones reflexionen sobre cuán preparadas estarán sus organizaciones en el futuro y si lo que hacen hoy será apreciado por el mercado.

Hacia un modelo de negocio exitoso

Para que un modelo de negocio sea exitoso, es necesario contar con un proceso sistemático, estructurado y que responda el qué, el cómo y el por qué sobre la forma futura de hacer negocios de la empresa. Si una organización quiere mantenerse competitiva en tiempos frágiles, ansiosos, no lineales e incomprensibles (BANI, por sus siglas en inglés), debe adoptar un nuevo modelo de negocio que le permita generar oportunidades de crecimiento mediante la captura de valor de forma rápida y rentable.

No obstante, cabe mencionar que ello no implica transformar por completo el modelo de negocio actual. Hay que repensar el negocio en torno a la innovación, abordar las necesidades actuales del cliente y proyectar cómo serán a futuro. Para ello, es clave pedir la retroalimentación de todos los niveles de la organización y desarrollar mejoras en la empresa (procesos, productos, servicios, etc.). Otro aspecto que no puede perderse de vista es que las empresas deben perseguir la constante creación de valor para los clientes, mediante la captura de nuevos valores.

En 2017, la consultora McKinsey publicó el informe “Corriendo hacia un nuevo modelo de negocio”, en el que se afirma que el éxito de las empresas depende del uso de un proceso estructurado y que este incluya algunos aspectos elementales. Si bien transcurrieron cinco años desde esta publicación y los cambios en el mundo empresarial se han acelerado, mucho más por la pandemia, estos componentes siguen siendo necesarios:

  1. Establecer una dirección estratégica. Hay que desarrollar un objetivo para el modelo comercial futuro que determine con claridad la dirección estratégica de toda la empresa o el área comercial.
  2. Diseño de un nuevo modelo de negocio.
  3. Implementación de soluciones (desarrollo de subprocesos).
  4. Comunicación. Se necesita mantener informados y motivados a todos los actores involucrados para que se cumplan los objetivos y planes diseñados.
  5. Seguimiento del progreso a través de indicadores de rendimiento.

Lo que se podría agregar en el primer punto, concerniente a la dirección estratégica, es alimentar la imaginación buscando inspiración fuera del campo o rubro en que se desenvuelva la empresa. La forma más rápida para que las organizaciones le den sentido a los desafíos que enfrentan por primera vez es examinar campos no relacionados en busca de ideas que han estado funcionando durante mucho tiempo.

Otro aspecto importante a lo largo de los pasos descritos previamente es contar con información del mercado, tanto de la industria como de los consumidores. Antes de pensar en cambiar el modelo de negocio, es pertinente formularse y contestar las siguientes preguntas:

-¿Los clientes han expresado un deseo o necesidad de cambio? ¿Tienen nuevas necesidades? ¿Nuestros productos o servicios están satisfaciendo a los consumidores totalmente o al menos una buena parte?

-¿Los competidores han cambiado sus modelos de negocio?

-¿Cuáles son los principales retos que enfrenta la industria donde se desenvuelve la empresa? ¿Hay peligros a futuro que amenacen su operatividad?

-¿La organización puede responder a cambios en el mercado de forma rápida?

-¿Los productos o servicios seguirán siendo los mismos de cara al futuro?

-¿Cómo se está monitoreando y evaluando los riesgos del mercado y el contexto?

-De cara a un cambio en el modelo de negocio, ¿se cuenta con el personal idóneo y los recursos necesarios para ello?

-¿Existe una cultura organizacional preparada para enfrentar los cambios que se puedan implementar?

Si bien las labores del día a día pueden demandar buena parte de la concentración en un negocio, el futuro no puede perderse de vista y se necesita de una mirada crítica y reflexiva que permita que la organización esté preparada para enfrentar los cambios sociales que se produzcan. Por más que podamos ser competitivos en la actualidad y tengamos un proceso de mejora continua, el éxito no estará garantizado pues las disrupciones en la forma de hacer negocios están a la orden del día.