Los volcanes han jugado un papel fundamental como motores de la vida en la Tierra, aportaron los gases necesarios para la atmósfera original del planeta, además de los nutrientes y elementos que promovieron la formación de las células primitivas, y de allí, las formas de vida básicas que fueron nuestro origen.
Los volcanes están distribuidos en el planeta de acuerdo a la conformación del rompecabezas de la corteza terrestre, formado por las placas tectónicas.
Que exista el carbón en forma de diamantes y no sólo como grafito; la presencia de vetas de minerales como el oro y el azufre, son otro recordatorio de los beneficios obtenidos de los volcanes.
Los volcanes se ubican donde se juntan las placas. La región andina colombiana se encuentra sobre una de estas uniones, que en el pasado formaron nuestras cordilleras. Esta unión es también la razón de que tengamos una cadena de volcanes en el territorio colombiano.
Las emisiones de ceniza han contribuido y siguen contribuyendo, con nutrientes que fertilizan la tierra. A ello debemos buena parte de la fertilidad de nuestros suelos en las regiones montañosas y la riqueza de nuestro café. Que exista el carbón en forma de diamantes y no sólo como grafito; la presencia de vetas de minerales como el oro y el azufre, son otro recordatorio de los beneficios obtenidos de los volcanes.
Sin embargo, olvidamos también que los volcanes han generado grandes tragedias para la humanidad. Volcanes como el Vesubio, Mont Pelée, o Krakatoa vienen a nuestra triste memoria junto con el Nevado del Ruíz.
Nuestros volcanes, por su origen, son de tipo violento y explosivo y no se pueden comparar con los volcanes de Hawaii, que son ejemplo de un espectáculo natural con muy bajo riesgo. Por ello pueden presentar una mayor amenaza.
En tiempos en que la tecnología nos provee con las alertas tempranas no se deberían presentar las tragedias del pasado, si son evitables. Debemos un respeto y distante admiración a estos gigantes que se despiertan y nos ponen a temblar. Esperemos que el Galeras nunca se una a esta lamentable lista y siga siendo un elemento del paisaje natural para los nariñenses.