Según datos recientes, la cifra de ‘ninis’ (jóvenes que no estudian ni trabajan) en América Latina es particularmente alarmante. Aproximadamente 18,5% (9,4 millones) de los jóvenes en la región se encuentran en esta situación. Sin embargo, hay diferencias significativas entre los países.

Por ejemplo, Honduras tiene el mayor porcentaje de jóvenes entre 15 y 19 años que no estudian ni trabajan (24%), mientras que Bolivia tiene el menor (8%). A pesar de ello, los países de América Latina comparten una característica en común: la proporción de mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan es significativamente mayor que la de los hombres.

El gráfico 1 muestra que la mayor diferencia se presenta en Guatemala, dónde sólo el 5% de los varones jóvenes entre los 15 y 19 no estudian ni trabajan, mientras que la cifra correspondiente para mujeres del mismo grupo de edad es de 36%. ¿Qué factores pueden explicar esta diferencia en todos los países de la región?

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Una de las explicaciones que resalta en la literatura es que ésta diferencia se puede atribuir a los altos índices de embarazo juvenil. La región presenta un promedio de 72,3 embarazos por cada 1.000 mujeres en el grupo de edad entre los 15 y los 19. Esta cifra es significativamente mayor que la de Europa (20,4%), Asia del Este y el Pacífico (18%), y Medio Oriente (25,6%). De acuerdo a un estudio realizado por Wendy Cunningham et al., como consecuencia del aumento en la población joven, hoy en día, más que en cualquier momento de la historia de América Latina, hay un número mayor de madres adolescentes. Además las mujeres están iniciando su actividad sexual en edades más tempranas que las generaciones anteriores, y en algunos casos, se están convirtiendo también en madres a edades más jóvenes que en el pasado.

A pesar de ello, el embarazo juvenil no explica por completo por qué hay más mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan. El gráfico 2 muestra que la tasa más alta de embarazo juvenil se observa en Nicaragua, donde se registraron 108 nacimientos por cada 1.000 mujeres en 2010 entre las edades de 15 y 19, seguida por República Dominicana, con 106, y Guatemala con 104 para el mismo año. A pesar de que Nicaragua y Guatemala se encuentran entre los países con el mayor porcentaje de jóvenes que no estudian ni trabajan, no existe un patrón claro para establecer de manera contundente que los países con el mayor número de casos de embarazo juvenil también son aquellos con el mayor porcentaje de mujeres ‘ninis’. Tal vez sería importante observar qué porcentaje de mujeres adolescentes se encuentran desocupadas por otros motivos no relacionados con el embarazo, tales como el cuidado de la casa, hermanos o personas mayores en el hogar, mientras los padres trabajan.

Otro factor que podría explicar esta diferencia es la presencia de una cultura machista donde persisten los roles tradicionales de género. En este sentido, se espera que el hombre se encargue de proveer para la familia, mientras que la mujer se queda a cargo del hogar. El último World Values Survey, realizado entre el 2005 y el 2008, solicitó a los encuestados responder sí estaban de acuerdo o en desacuerdo con el siguiente enunciado: “Cuando el trabajo es escaso, los hombres tienen más derecho a un trabajo que las mujeres.” Para los países de América Latina incluidos en el cuestionario [1], el 23,3% de los entrevistados se manifestaron a favor del enunciado. Otra de las preguntas incluidas solicitaba a los encuestados indicar su grado de acuerdo con la siguiente oración: “Una educación universitaria es más importante para un hombre que para una mujer”. El 20% porciento de los individuos en los países de América Latina se manifestaron ‘de acuerdo’ o ‘muy de acuerdo’ con el enunciado.

Ejemplos de esta tendencia se manifiestan visiblemente en algunas comunidades indígenas de Guatemala y México. Por ejemplo, cuando se realizaron entrevistas a una comunidad Maya en la región de Tzalam, se encontró que las diferencias en la educación comienzan desde la primaria: 90% de los niños están en la escuela, mientras que el porcentaje correspondiente para las niñas es solo 75. Se estima que esta tendencia continúa en niveles educativos más altos.

A pesar que los factores que se mencionan no pueden ser los únicos en explicar por qué son más mujeres que hombres los que no estudian ni trabajan, pueden proporcionar pistas iniciales para que el problema pueda ser entendido y debidamente abordado.

*[1] La encuesta llevada a cabo más recientemente entre 2005-2008 incluye Argentina (2006), Brasil (2006), Colombia (2005), Chile (2006), Guatemala (2004), México (2005), Perú (2006), Uruguay (2006).

**Esta columna fue publicada originalmente en la revista Humanum del PNUD.