Estamos siendo testigos de una metamorfosis silenciosa, pero evidente, que está ocurriendo en la Policía Nacional del Perú, encarnada en sus efectivos y su actuar cotidiano. Los policias han empezado a hacer notar su autoridad, dando los primeros pasos para reforzar el respeto por su institucionalidad.
¿Por qué no apostar por una policía sólida, respetada, digna de admiración por la ciudadanía, que por cierto podría estar mucho mejor posicionada de cara al Bicentenerio? Por favor, no más faltas de respeto y que prevalezca el respeto al policía.
Claramente que esta imposición del principio de autoridad en la Policía no ha sido casualidad. Es evidente que se trata de una acción estratégica comunicacional, al más alto nivel, que busca reforzar, validar, respaldar la moral al interior de la referida institución policial. Moral muy necesaria para el efectivo que recién egresa, quien requiere sentirse debidamente empoderado y respaldado para fiscalizar, sancionar y de ser el caso, aplicar técnicas de reducción a quien corresponda, según el procedimiento establecido.
También ha sido muy acertado el reforzamiento comunicacional, por parte del Ejecutivo, de intervenciones sancionadas por efectivos policiales que reducen a ciudadanos, luego de haber cometido alguna falta que vulneraba el orden público. Atrás pareciera haber quedado esa epoca en que los sancionados reaccionaban encarando al funcionario policial, insultándolo, denostándolo y, finalmente, agrediéndolo físicamente.
Por eso, ahora la tarea de mantener y perseverar el principio de autoridad está en manos del Ejecutivo. La policía ja sido clara que la nueva filosofía es "tolerancia cero".
Asimismo, si los ciudadanos añoramos el orden interno de otras naciones, el respeto a sus funcionarios policiales, la prolijidad de sus procedimientos de fiscalización e investigación criminal, y por sobre todo, la confianza que los ciudadanos tienen en sus policías, entonces, el cambio debe contar también con usted. ¿Cómo? No cuestionando una intervención policial. Cuando le soliciten sus documentos para identificarlo, muéstrelos (no saque antes su celular), desarrolle conciencia cívica, entienda que quien lo está interviniendo es el primer peldaño de la fiscalización institucional a cargo del orden público. Es un agente del Estado y hace su trabajo.
¿Por qué no apostar por una policía sólida, respetada, digna de admiración por la ciudadanía, que por cierto podría estar mucho mejor posicionada de cara al Bicentenerio? Por favor, no más faltas de respeto y que prevalezca el respeto al policía.