El COVID-19 se está transformando de una pandemia a un fenómeno endémico. El riesgo de nuevas cepas es latente y con ello la posibilidad de cierres regionales, pero no generales como en 2020. Esto significa espacio para un efecto temporalmente negativo en consumo e inflación. Sin embargo, los precios del petróleo al alza podrían convertirse en un lastre más duradero si los bancos centrales, en especial la Reserva Federal de los Estados Unidos, cometieran un error de política monetaria.

Bajo ese escenario, en países como Chile, la situación de COVID-19 bien gestionada está acelerando la recuperación, y la credibilidad del banco central para subir las tasas ayuda a frenar las expectativas de inflación. Nuestro equipo tiene una recomendación de Mantener en renta fija y Neutral en renta variable. No hay que perder de vista que Chile, al igual que los demás mercados financieros, están experimentando una volatilidad alta como resultado del flujo de noticias sobre política monetaria en Estados Unidos y riesgos geopolíticos impulsados por Rusia. Así que, de corto plazo, la actitud de los inversionistas hacia los activos chilenos no solamente dependerá del avance y estabilidad que la nueva administración otorgue, sino también del apetito por riesgo que haya en los mercados financieros globales.

En ese sentido, un factor importante para esto se logre será el intercambio comercial global, que debería regresar a la normalidad a medida que las cadenas de suministro se estabilicen, los costos energéticos se reduzcan y la demanda regrese a su tendencia previa a la crisis. La desaceleración económica en China pesará en las cifras de intercambio comercial global. Sin embargo, condiciones económicas saludables en Estados Unidos, Europa y varios países en Asia deberían compensar parte del efecto. La normalización de las cadenas de suministro debería ser gradual en los próximos meses, con una visible mejoría para fines de 2022.

Para China, el desafío en 2022 será equilibrar el rumbo de la política adoptada para frenar los excesos y lograr una senda de crecimiento más sostenible con el mantenimiento de un crecimiento económico suficiente para garantizar que el desarrollo hacia la prosperidad para todos siga siendo realista. Anticipamos un crecimiento económico para China de 4,9% en 2022.

Otro factor está relacionado a los commodities. Los metales industriales han pasado su peak por ahora. El enfriamiento cíclico de China y un mayor enfoque en sus desafíos estructurales forman un entorno más difícil para los metales industriales en 2022. Los sectores de infraestructura y propiedad deberían seguir siendo un lastre para la demanda, mientras que el suministro ya disponible debería seguir siendo suficiente. Específicamente para el cobre, no vemos que surja un superciclo, ya que el impacto negativo de China compensará el impacto positivo de las tecnologías limpias. Anticipamos los precios del cobre en US$ 8.750 por tonelada en 12 meses. Esta caída esperada de más del 10% en el precio del cobre en 2022 deberá pesar en la economía chilena. Por ende, solamente vemos un crecimiento económico en Chile del 2,5% este año, en línea con el promedio de Latinoamérica.

Por otro lado, el dólar deberá permanecer fuerte frente a la mayoría de las monedas del mundo en un escenario como el que anticipamos, principalmente por el soporte que otorgan los flujos de inversionistas adversos al riesgo. Una vez que la incertidumbre pase, incluyendo aquella relacionada a la elevada inflación, creemos que el dólar frente al euro podría perder algo de valor y situarse en 1,16 en los próximos 12 meses.