En su boletín informativo The Pull Request, el exgerente de Facebook, Antonio García Martínez, sostiene que el teléfono móvil fue un artefacto ilegal en Cuba hasta 2008. Y aunque fue permitido a partir de ese año, no estaba conectado a nada: fue recién en 2018 cuando el gobierno cubano autorizó a tener datos en un teléfono móvil, lo cual permitió conectarse a través de ellos a internet. A su vez, internet fue el medio privilegiado para realizar las convocatorias a las movilizaciones de protesta del pasado 11 de julio: esa es la razón por la que ese día el gobierno cubano cortó el acceso a internet durante algunas horas.

De cualquier modo, el acceso a internet en Cuba sigue siendo limitado por dos razones. La primera es su costo: según un reporte de Amnistía Internacional titulado “La Paradoja de Internet en Cuba”, en 2017 el costo por hora de acceso a internet era de US$ 1,5 (en un país en el que, según el reporte, el salario mensual equivalía a US$ 25). La segunda razón que limita el acceso a internet es la censura. Según el Observatorio Abierto de Interferencias en la Red, las autoridades cubanas bloquean páginas de internet si estas expresan críticas al gobierno de Cuba, tratan temas de derechos humanos o muestran técnicas para evadir la censura. Además, la red nacional de telefonía móvil censura los mensajes de texto que contienen palabras como “democracia” o “huelga de hambre”.

Pero, como mencionamos, la censura oficial no impidió la convocatoria a manifestaciones de protesta en julio pasado. En parte porque, a diferencia de China donde el gobierno impide el acceso a redes sociales como Facebook, en Cuba no se bloquean servicios como Facebook, WhatsApp o Wikipedia (Cuba tiene una suerte de intranet en la cual el gobierno ejerce control sobre los contenidos, pero esta existe en forma paralela a internet). La pregunta sería, por ende, por qué el gobierno cubano no busca restringir el acceso a redes sociales o censurar contenidos en la misma proporción en que lo hace el gobierno chino.

Hay un dato que sugiere una respuesta a esa pregunta: según el rastreo del uso de internet en Cuba que realiza Yugabyte, durante los cortes en el acceso a internet de julio pasado el gobierno cubano habría perdido US$ 13 millones. Ello debido a que el acceso a internet en Cuba es controlado por un monopolio estatal: la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA). Un monopolio que, como vimos al mencionar el costo por hora de la conexión a internet, abusa de su poder de mercado. Y parte significativa de sus ingresos proviene de los teléfonos celulares y las cuentas por conexión a internet que los cubanos de la diáspora pagan para mantenerse en contacto con sus familiares en la isla (ingresos que ETECSA deja de percibir cuando corta el acceso a internet). Según Emilio Morales, directivo de la consultora estadounidense Habana Consulting Group, por concepto de datos móviles y wi-fi el gobierno cubano recibe unos US$ 80 millone por mes. Además de la elevada tarifa de acceso, internet también es importante como medio para el envío de remesas de los cubanos en el exterior hacia sus familiares en Cuba. Ello en una economía que, como la cubana, no genera suficientes divisas por otros medios como para pagar los alimentos y medicinas que el país importa del exterior.

Es decir, la relativa tolerancia que el gobierno cubano muestra respecto al acceso a redes sociales y contenidos en internet en comparación con el régimen chino no es precisamente indicio de un proceso incipiente de apertura política. Es más bien indicio de las ostensibles carencias que lastran desde hace décadas a la economía cubana.