Hace un año la Universidad Pittsburgh, de Pensilvania, publico el libro "Mitos de la armonía racial, Raza y republicanismo durante la era de la revolución, Colombia 1795-1831", de la historiadora italiana con entrañas panameñas Marixa Lasso, un texto que revela una interesante faceta de la historia de los negros y mulatos en Colombia.

Un libro que también ha sido publicado en Colombia por el Departamento de Historia de la Universidad de los Andes de Bogotá, con cooperación del Banco de la República. Una de las motivaciones para que esta italiana emprendiera la tarea de revelar facetas ignoradas sobre el papel de los negros y mulatos en las luchas de la independencia y en la construcción del Estado colombiano fueron los mitos de las armonías raciales que narran los historiadores tradicionales durante la configuración de la nación.

El libro es un aporte valioso a la nueva historiografía latinoamericana y una contribución trascendental sobre las participaciones de los negros y mulatos en las revoluciones de las independencias y en las creaciones de los Estados latinoamericanos.

En efecto, Lasso estructura una investigación a partir de un estudio detallados de los juicios en contra de los negros y mulatos, acusados de fomentar conflictos raciales contra de las hegemonías de las élites criollas. Examina cuidadosamente el fantasma de la guerra de colores y su impacto en la idea de raza; el mito de armonía racial y otros de índole nacionalistas. Demuestra que el vínculo entre la igualdad racial y el nacionalismo no excluían por sí mismo la manifestación de criterios contra la discriminación racial, por que el ideal de la armonía y la igualdad racial potencialmente podían empoderar a los deslegitimados como mantenerlos en su lugar. Por ende, la cuestión era quién controlaba el concepto de igualdad. Por lo tanto, Lasso plantea que el concepto de guerra de colores tuvo un efecto profundo en las ideas raciales en el caso colombiano y fue preponderante en la construcción de las falacias del discurso nacionalista de la armonía racial. Por eso las exigencias de los negros y mulatos, junto con sus activas participaciones en las políticas patriotas, le dieron a este asunto una especial importancia y unas implicaciones concretas.

El libro es un aporte valioso a la nueva historiografía latinoamericana y una contribución trascendental sobre las participaciones de los negros y mulatos en las revoluciones de las independencias y en las creaciones de los Estados latinoamericanos.

Examina con rigor el papel que jugaron los negros y mulatos como grupos marginados en las independencias latinoamericanas. Su tarea fue buscar una respuesta a una serie de mitos y errores de las historias nacionales latinoamericanas, impuestas por los historiadores oficiales como verdades en las construcciones de las naciones. Lasso, contrario a los historiadores que negaron el protagonismo de las clases populares, y que aún algunos ponen en duda, resalta la importancia que tuvieron en las construcción de los Estados latinoamericanos.

Para ella fue clave leer los trabajos del historiador cartagenero Alfonso Múnera, especialmente su libro "El fracaso de la nación". En su opinión, la tesis que expone Múnera en este libro no sólo es pionera en Colombia, sino en América Latina. De hecho, dice, que la visión que Múnera expone en ese texto permite que las nuevas generaciones de historiadores encuentren nuevas formas de repensar las guerras de Independencia, en realidad, como una revolución con participación activa de negros y mulatos.

Asimismo, se trata de un nuevo enfoque en la historia colombiana, que permite a las nuevas generaciones entender qué es lo que había detrás de una aparente Patria Boba en el caso colombiano. No fue un caos, sino un conflicto de ideas, y tampoco una batalla entre buenos y malos, como lo describe Indalecio Liévano, en su libro "Los Grandes Conflictos Sociales y Económicos de Nuestra Historia", cuando pone al pueblo como una masa apolítica manipulada.  Percepción que califica Lasso como un enfoque equivocado de la historia, porque a pesar que Liévano resalta la participación de las clases populares en las guerras, las desvincula de cualquier ideología política propia de su tiempo.

Finalmente, Lasso concluye que sólo mediante el análisis de los conflictos y negociaciones específicas entre afrocolombianos, las élites locales y el Estado podremos lograr una completa apreciación de los orígenes de las ideas raciales en Colombia.