A raíz de la alerta que comunicó UNESCO sobre la situación “insostenible” de los artistas, en el informe “Re pensar las políticas para la creatividad”, es importante ubicarse en la actualidad. Dicho informe es de 2020, cuando el panorama cultural fue golpeado muy fuerte por la pandemia, por ende, fue un año gris donde no se buscaron soluciones concretas, sino hasta 2021.

Ese año, el panorama fue mejorando y la industria cultural fue incorporando nuevos métodos para difundir y darse a conocer, dejando de lado lo presencial y apostando por lo digital. Todas las actividades se volcaron a lo “online”, lo que resultó ser una especie de “salvación” para quienes veían sus espacios cerrados, sus obras sin exponerse y sobre todo su trabajo en vano.

Luego de este “parálisis” de creatividad, la industria nacional artística comenzó a enfocarse en soluciones que pudieran generar tanto visualización como retorno económico para sustentarse. Esto pudo lograrse, de manera paulatina, estando aún golpeada la industria, aplicando la transformación digital en el arte: ocupando las plataformas ya existentes (Youtube, Redes sociales, Zoom, entre otras), y también apostando a la creación de canales propios. Es el caso, por ejemplo, de la Feria Ch.ACO que en su versión 12 creó su propia plataforma donde difundió todas las actividades que se realizaron paralelamente de manera presencial. También muchas ferias a nivel internacional ocuparon aún más sus recursos digitales para poder llegar a las personas.

Esta apertura digital también permitió que muchos sectores del país, en los que el arte es ajeno y no tiene espacio, se diera a conocer. Por ejemplo, en comunas periféricas, donde no hay tantos recursos municipales y sus prioridades no les permiten participar de estas actividades. Las regiones también se vieron favorecidas por esta apertura digital, para que sus habitantes pudieran experimentar el arte desde sus hogares. Sin duda que lo digital, en cierta manera ha ayudado a “democratizar” el arte.

Luego, se generaron espacios de mayor difusión a galerías y sus artistas, promoviendo sus obras y creaciones, y también el proceso creativo en “pandemia”, que llegó a mostrarnos obras sorprendentes con diversos sentimientos y vivencias de lo que estaba sucediendo en el país. Sin embargo, en este punto es importante seguir trabajando, ya que los artistas subsisten de la venta de sus obras, por lo tanto, el desafío es generar instancias entre el público de interés que adquiere obras y las galerías. El arte ya no es sólo de las “elites” sino que debe ser accesible para todos, tanto en la difusión como en la adquisición.

También juegan un papel muy importante el acercamiento de “privados” compañías, entidades y organizaciones, que puedan aportar a que esta industria no decaiga, Sabemos que dentro de la industria de la entretención y creativa, el arte en lo que menos se invierte (en comparación a la industria del cine, televisión, música, entre otras) Es por eso, que es absolutamente necesario contar con este apoyo de los “grandes” para poder hacer crecer aún más esta disciplina, y poder estar al nivel de internacionales. No olvidemos que el arte también es nuestra “Imagen país” en el extranjero. Sobre todo, si queremos que los artistas tengan una situación sostenible y que otros nuevos puedan entrar al circuito artístico.

Debemos fortalecer primero, la industria del arte, a nivel nacional, sobre todo comenzar a ampliarnos a regiones, para luego comenzar a pensar en la “regionalización” del arte nacional.