Lo decía Mark Twain: “El hombre que propone una idea nueva es un chiflado, hasta que se demuestra que la idea era excelente”.

Así fue en Estonia en 1991: Thomas Hendrik Ilves, siempre con su corbatín al igual que Curly Howard de la serie “Los Tres Chiflados”, apenas el pequeño país báltico logró independizarse de la ocupación soviética visualizó el futuro de este país en la codificación y los algoritmos. Y hoy es un ejemplo de sociedad digital.

O en 1965, cuando Singapur era el paraíso de la contaminación: ríos cenagosos, canales contaminados y aguas negras sin tratar. Lee Kuan Yew transformó a un país que era una pequeña isla con pocos recursos naturales en un modelo de éxito económico y prosperidad.

Y hoy Nayib Bukele, presidente de El Salvador, tiene la oportunidad de ser un tercer chiflado. Que no le tiene miedo a hacer las cosas en base a paradigmas económicos y financieros distintos que pueden ser la llave a resolver los principales desafíos de los salvadoreños que viven dentro o fuera de su país.

Con la aprobación de 10 artículos generales y otras seis disposiciones finales y transitorias −impulsadas por Bukele− se abrió la puerta a redefinir el futuro de las finanzas del país al permitir el uso de bitcoin como curso legal en El Salvador. Tan chiflado es el presidente Bukele, que mientras todas las autoridades fiscales del mundo buscan tener una tajada de las ganancias de capital provenientes de las criptomonedas, el artículo cinco de la Ley Bitcoin propone que estas no paguen impuestos, al igual que cualquier moneda de curso legal.

Este supuesto chiflado aspira atraer divisas de inversiones y turismo asociados al mundo cripto en su país, para dinamizar la economía salvadoreña. Con el anuncio de la Ley Bitcoin, ya hay inversores están buscando oportunidades en El Salvador. Así, se ha anunciado que se construirá una planta de minería de bitcoin con energía geotérmica de los volcanes (100% limpia, 100% renovable y sin emisiones) de ese país que tendrá un costo de US$ 480 millones. Mientras, la búsqueda de bienes raíces se ha disparado. Por su lado, la compañía Athena Bitcoin anunció que invertirá US$ 1 millón para importar a El Salvador cajeros para la compra y venta de bitcoins. Y esto solo seguirá creciendo como una bola de nieve. El próximo paso será la inversión en ampliar la cobertura de internet en el país, pues aún 55% de la población no tiene conectividad.

Como se detalla en el séptimo artículo de la Ley Bitcoin, todo agente económico deberá aceptar bitcoin como forma de pago en la adquisición de un bien o servicio. ¿Se imaginan que con el 1% de la capitalización actual de bitcoin se adquirieran bienes y servicios en El Salvador? ¡Esto impulsaría el producto interno bruto  en cerca de 25%!

El Salvador mantiene una deuda externa equivalente al 87% del PIB, descrito por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI) como "particularmente preocupante", y mantiene negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un crédito de US$ 1.300 millones. ¿Y qué dice el FMI sobre la Ley Bitcoin? Gerry Rice, portavoz del FMI, ha declarado que “la adopción del bitcoin como moneda de curso legal plantea una serie de cuestiones macroeconómicas, financieras y legales que requieren un análisis muy cuidadoso”. Yo me pregunto: ¿Habrá dicho el FMI lo mismo cuando se le dio libre curso al dólar estadounidense en El Salvador? Porque desde 2001 el Banco Central de Reservas de El Salvador dejó de tener la exclusividad de emisión de moneda al permitir la libre circulación del dólar estadounidense. Al año de su implementación eran escasos los colones salvadoreños y hoy solo circula dólar estadounidense. Esto demuestra que si hay un país que sabe renunciar al control de la política monetaria y transitar de una moneda a otra, ése es El Salvador. Y tampoco sería sorprendente que bitcoin en un par de años terminé predominando.

¡¡Tranquilos todos!! Bukele no planea la desdolarización de la economía: la nueva ley señala que para fines contables se seguirá utilizando el dólar como moneda de referencia. Y se cuida de señalar que el tipo de cambio ente el bitcoin y el dólar será establecido libremente por el mercado. O sea, díganme que esto no suena a una locura. Un gobierno con dos monedas que no controla y que funcionan con estructuras opuestas. Por una parte, el dólar estadounidense que es una divisa sin respaldo en oro y basado en la confianza en la FED estadounidense, que solo en 2020 hizo crecer su oferta monetaria de dólares en cerca de un 25%. Y por otra parte el bitcoin, que tampoco está respaldado en otro activo, pero sí en un código y que tiene una política monetaria conocida y predefinida por una programación computacional. ¿Se imaginan la integración monetaria cuando el dólar también sea digital?

Resulta triste ver que instituciones como el Banco Mundial hayan rechazado ayudar a El Salvador a implementar la criptodivisa como moneda de curso legal aludiendo a la falta de transparencia del proceso y el impacto medioambiental del minado de bitcoins. Bien lo decía Voltaire: “cada hombre es una criatura del tiempo en que vive y pocos son capaces de elevarse sobre esas ideas”. Lo que demuestra que no entienden para nada a bitcoin. Pues si hay un sistema transparente, es este. Y quizás aún no se han enterado de que, según un estudio reciente de Galaxy Digital, se estima que el consumo anual de electricidad de bitcoin es de aproximadamente 113,89 teravatios hora anuales (TWh/año), una cifra que incluye todo, desde el consumo de energía de los mineros, el consumo de energía del pool, la energía para la demanda de los mineros y el consumo de energía de los nodos. Esto es menos de la mitad del consumo eléctrico de los bancos −centros de datos, sucursales, cajeros automáticos y redes de tarjetas− según el mismo estudio, que cifra el consumo mundial de electricidad del sistema bancario en 263,72 TWh/año.

El Salvador es un país de más de seis y medio millones de habitantes, donde el 70% de la población no está bancarizada y que principalmente realiza actividad económica informal. Cerca del 20% de su Producto Interno Bruto proviene de las remesas del exterior, y más del 46% de su industria maquiladora. Durante los primeros cinco meses de este año El Salvador recibió US$ $3.035 millones de dólares en remesas. ¿Se imaginan que todo ese dinero se convirtiera a bitcoin? 

La crisis económica y sanitaria que recorre al planeta está forzando cambios en múltiples dimensiones. Mientras muchos países intentan mantener el statu quo, hoy El Salvador avanza buscando atraer innovación financiera, donde incluso multinacionales financieras y de medios de pago como Visa y Mastercard vendrán para ofrecer sus servicios en bitcoins.

El mundo está cambiando y como sabiamente decía el escritor Eric Hoffer, “En tiempos de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del futuro, mientras que aquellos que creen saberlo todo estarán bien equipados para un mundo que ya no existe”.  Y los que no tienen miedo al cambio, son los osados que otros les llaman chiflados.

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