La industria vitivinícola enfrenta un escenario complejo en plena temporada de vendimia producto de la crisis hídrica y las altas temperaturas que afectan a buena parte del valle central de Chile, donde se concentra la producción de vino nacional.

En la industria estiman que en uno o dos meses más se podrán observar algunos de los efectos de la crisis en la cosecha 2011-2012, que se espera registre una menor carga de uva, lo que tendrá efectos en el precio de la uva para vinificación.

La falta de agua no juega necesariamente en contra del vino. Una práctica común en el sector restringe el riego en viñas para aumentar la calidad y la concentración de aromas, conocida como Riego restringido de déficit (RDI). Gran parte de la producción vitivinícola global ocurre en zonas de clima Mediterráneo, acostumbradas a las sequías estivales. Pero el efecto combinado de sequías, altas temperaturas atmosféricas y altas tasas de evaporación en las épocas de vendimias en este tipo de zonas limitan el rendimiento de la vid y la fruta, y la calidad potencial del vino, destaca el informe de AndesWines.com

Cuatro de las cinco regiones vitivinícolas del país están mostrando estos síntomas. Ante esta situación, es que la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos Enólogos de Chile comenzó a trabajar la semana pasada en coordinación con Vinos de Chile para realizar un levantamiento del efecto de la actual crisis hídrica en la producción de uva vinífera, a pocas semanas de comenzar oficialmente la vendimia 2011-2012. El gremio prevé que los primeros resultados sobre las uvas blancas estén listos en marzo y a fines de abril los de uvas tintas.

“Nuestro aporte irá por el análisis y el estudio de los efectos de esta situación. Además estamos en coordinación con nuestros asociados, intercambiando información respecto a los diferentes valles, efectos y medidas de mitigación”, dijo a Andes Wines el presidente de la asociación, Sergio Hormazábal.

El análisis se enmarca en la emergencia hídrica declarada desde la región de Atacama hasta la región de O’Higgins, en distintos grados de intensidad. Se han anunciado variadas medidas para paliar los efectos, desde el bombardeo de nubes que tendrá un costo de $400 millones (más de U$S800 mil) por región durante tres años, hasta la infiltración de napas subterráneas.

Un total de 90 comunas entre las regiones administrativas de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Maule y O’Higgins protagonizan esta crisis, afectando a cuatro de las cinco regiones vitivinícolas establecidas por el decreto de Agricultura de 1994 que estableció la denominación vitícola y denominaciones de origen en el país.

Es así que en la región administrativa y vitícola de Atacama las comunas afectadas comprenden los valles productivos de pisco y uva de mesa de Copiapó y Huasco. En la región  de Coquimbo, son un total de ocho las comunas afectadas entre el Valle del Elqui, de Limarí y Choapa. La región de Valparaíso queda comprendida en la región vitivinícola del Aconcagua, con 18 comunas afectadas en los valles del Aconcagua, Casablanca y San Antonio.

El Valle del Maipo se encuadra dentro de la región vitivinícola del Valle Central y comprende todas las provincias de la Región Metropolitana de Santiago. Aquí entran las cuatro comunas declaradas en emergencia hídrica de la zona, y las 22 comunas de la región de O’Higgins comprendidas entre el valle de Cachapoal y Colchagua.

Industria en alerta. Uno de los directores del Movimiento de Viñateros Independientes (MOVI), Andrés Sánchez -de Gillmore-, declara desde el secano maulino: “Sólo puedo decir que será un año duro, habrá menos fruta y será más concentrada, con una subida de precios apenas parta la cosecha y una subida del granel”.

Francisco Baettig de Grupo Errázuriz explica que la temporada en sus campos de Aconcagua, Maipo, Casablanca, entre otros, está mostrando temperaturas máximas promedio más altas que para las cosechas 2010 y 2011, que fueron años fríos, pero a la vez con mínimas promedios más bajas. “La temperatura media es eso sí un poco más alta que en los dos años anteriores. Por tanto se ve que será un año un poco más cálido en general que 2010 y 2011. Ha sido un año seco y sano”, precisa.

Errázuriz proyecta alcanzar en esta vendimia volúmenes y rendimientos de un año normal. “Tenemos más fruta que el 2010 y 2011, que fueron años de bajas en la producción. Pienso que estaremos un 10-15% por sobre el año anterior”, asegura Baettig.

El presidente de la Asociación de Viñateros de Colchagua, José Miguel Viu, aun así se declara optimista. Si bien no busca restarle seriedad a la crisis, explica que Colchagua se verá menos afectada, salvo lugares como el secano costero y Marchigüe. “Va a haber buena producción de cosecha”, anticipó Viu.

Más al sur. Y si bien sus comunas no están dentro de las regiones administrativas afectadas, en Bío Bío la agricultura está enfrentando problemas hídricos no menores. Sus viñateros en particular se preparan para cosechas complejas.

El presidente de la Red del Vino de la Región del Bio-Bío, Víctor Rabanal, advierte que si bien sus viñas no operan con regadío, este año será crítico para toda la agricultura en la región: “De todas maneras estamos siendo afectados por el calibre, porque si no tiene jugo, no va a tener peso. Y va a afectar a la vendimia, porque la mano de obra se está haciendo más cara”, advierte.

El dirigente de los Viñateros de Quillón, Juan Carlos Lagos, asegura que no recuerda otra sequía similar. Tomando en cuenta que el período de cosecha es entre marzo-abril, se está adelantando la vendimia en esa zona a los primeros días de marzo, y explica que ya están sacando uva madura para consumo fresco de la variedad Corinto y Chassela.

Lagos agrega que si bien están en conversaciones con el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) para desarrollar alternativas de riego, no hay nada concreto. “El gran problema que tenemos es que si quiero postular a un proyecto de riego, los preparativos para tener el pozo profundo deben ir por cuenta del productor. No subsidian el hacer el pozo”.