De acuerdo a Gary Hamel (el pensador de negocios más influyente del mundo según Wall Street Journal), el mundo entró en una nueva era económica donde la velocidad para crear es más importante que el desarrollo de habilidades y competencias.
Señala la importancia de la experimentación y generación de un ambiente de libertad para ello; pues en la era de la creatividad, indica, sólo las compañías capaces de crear con rapidez sobrevivirán.
Para triunfar en este contexto, las organizaciones tendrán que encontrar maneras para infundir energía en la gente, de modo que no aporten sólo sus capacidades, sino también su pasión y especialmente su iniciativa. En gran medida el talento, es decir las personas con un gran potencial en su puesto de trabajo, son las llamadas a realizar estos cambios. Ahora, el proceso de atraer y retener a colaboradores productivos, se ha tornado cada vez más competitivo, teniendo una gran importancia estratégica.
Dado los aspectos descritos líneas arriba, es importante señalar el marketing interno como medio para poder retener y obtener estos talentos que tanto necesitan las organizaciones. Haciendo una analogía con el marketing tradicional, donde lo que buscamos es satisfacer necesidades y crear fidelización de los compradores; “el marketing interno” es un proceso de satisfacción de necesidades, deseos y expectativas de un cliente interno.
La gran misión del marketing interno es atraer y fidelizar al colaborador, logrando que “compre” la empresa, sus productos y servicios; en otras palabras implica que sea leal a la marca.
Uno puede saber si un cliente interno realmente está fidelizado con la marca si: está convencido de que donde trabaja es el mejor lugar para trabajar, cree el mensaje que le da la gerencia, siente la mejor experiencia posible al trabajar allí y especialmente cuando siente que no está trabajando, sino divirtiéndose.
Como todo proceso de marketing, la empresa debe entender qué valora el cliente interno, aspectos como: tener desafíos, autorrealización, que les den las reglas claras y objetivos alcanzables, tener indicadores cuantificables de logros, que la gerencia sepa que no trabajan sólo por dinero, entre otros.
Las acciones para poder fidelizar al cliente interno por parte de las organizaciones a nivel mundial son evidentes, prueba de ello es que ya no están en la búsqueda de clientes internos típicos, sino en tener “fans” que trabajen para la empresa. No existe más pasión, energía e iniciativa en la empresa que la originada por un fan de tu marca.