La calificación de la elección presidencial en México fue como una telenovela en la que aunque todo mundo sabe en lo que va a acabar, todos se clavan para ver toda la intriga, el drama, la pasión y el odio que se desata entre los protagonistas.
Los guionistas principales del melodrama ‘La elección que yo robé’ fueron los integrantes de la Coalición Movimiento Progresista, quienes pretendían probar que ‘los priistas también lloran’, por lo que escribieron este drama, más bien tragicomedia, que empezó el mismo 1 de julio. Aunque pretendían alargarla lo más posible, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidieron anticipar el final de ‘El Maleficio’ electoral, ante el inminente surgimiento de nuevas telenovelas como: ‘Cuna de Lobos’ protagonizada por los diputados y senadores que se instalaron en el Congreso la semana pasada y ‘La mentira’ que estelarizará el presidente Felipe Calderón con su último mensaje presidencial.
Debe reconocerse que Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal supieron capturar la atención de los espectadores y estructuraron una muy buena trama. A pesar de que los expertos reiteraron una y otra vez -lo que fue avalado por los Magistrados del Tribunal Electoral- que las pruebas que presentaron el PRD, el PT y el Movimiento Ciudadano eran como monedas de 50 pesos, lograron crear la percepción de que en el fondo ellos eran las muchachas de provincia, pobres y buenas víctimas del poder y la ambición.
La novela llegó a su fin el viernes pasado, cuando se le entregó la constancia de mayoría a Enrique Peña Nieto como presidente electo. Él protagonizó su propio final feliz y quiere escribir su ‘El premio mayor’, el reto es saber qué tan buen guionista resulta.
Mantuvieron el suspenso, alargaban la emoción y terminaban el capítulo del día con “aún hay más”, logrando que las elecciones más blindadas de la historia y más participativas fueran puestas bajo ‘La sombra del caudillo’ y la sospecha de forma muy eficiente, lo cual además les dio ‘Corazón salvaje’ a los seguidores de López Obrador para exigir la continuación de la telenovela ‘El usurpador’.
Sin embargo, como suele suceder en las telenovelas, una vez que tienen rating se engolosinan y empiezan a meter extras y situaciones inverosímiles, lo cual hace que la gente se aburra. La Coalición invitó como extras a un chivo, un cerdo, unos patos y unas gallinas, para darle más emoción al drama, pero seguramente al no cumplirle las promesas salariales esta estrategia de ‘Carrusel’ se les revirtió y la granja de AMLO sólo sirvió para el cotilleo. También metieron al movimiento #YoSoy132 como actores invitados, pero éstos no lograron subir el rating , aunque sí la temperatura del momento. Luego presionaron tanto la estrategia que pretendieron robarle cámara a la inauguración de los Juegos Olímpicos, cosa que obviamente no lograron. Adicionalmente, algunas de las pruebas que presentaron resultaron más increíbles y forzadas que la trilogía de las Marías que protagonizó Thalía.
Poco a poco se fue perdiendo el interés y la gente comenzó a exigir el final, no querían saber nada más del ‘Cañaveral de pasiones’, en que se convirtió la impugnación. Las respuestas del PRD y del PRI acusándose de todo comenzaron a llenar las páginas interiores de los periódicos y casi al final de la temporada, se descubrió una triangulación de recursos de apoyo desde el Gobierno del Distrito Federal hacia organizaciones vinculadas con el tabasqueño. Esas ‘Cadenas de amargura’ dejaban claro que todos los partidos tenían sus ‘Pecados de Oyuki’.
La novela llegó a su fin el viernes pasado, cuando se le entregó la constancia de mayoría a Enrique Peña Nieto como presidente electo. Él protagonizó su propio final feliz y quiere escribir su ‘El premio mayor’, el reto es saber qué tan buen guionista resulta.
Sin embargo, la Coalición no está dispuesta a dejarle el camino libre en los dramas cotidianos, ya está escribiendo los siguientes capítulos, ahora para una segunda parte, de su novela que presentarán en cadena nacional el próximo 9 de septiembre. Se prevé que quieren darle alcance internacional, aunque hay escepticismo sobre la ‘Senda prohibida’ que van a seguir.
Andrés Manuel López Obrador no se resiste a perder el protagónico y ya se habla de que está preparando una nueva puesta en escena para 2018, llevándolo, por supuesto, a él como protagonista y dejando en la banca a Marcelo Ebrard Casaubon, quien no verá su ‘Derecho de contender’.
*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.