Las imágenes que nos llegaron este fin de semana desde Hong Kong las conocemos de sobra: cañones de agua, barricadas en llamas, bombas incendiarias. La situación en la antigua colonia de la Corona británica se ha agravado en los últimos días.

La Policía de Hong Kong está actuando, de facto, sin ningún control, y todo parece señalar que no va a cambiar nada. Incluso los gravísimos delitos cometidos por la Policía podrían quedar impunes. El gobierno de Hong Kong ha dejado muy claro que no está preparado para responder a las demandas de los manifestantes. Ni siquiera a la más importante: una investigación independiente sobre la violencia policial.

Del lado de los manifestantes, la disposición a usar la violencia ha aumentado significativamente. Esto se pudo comprobar, entre otras cosas, en el uso reciente de arqueros o catapultas autoconstruidos para disparar bombas incendiarias. Además, esta violencia ya no va solo dirigida contra representantes del Estado. Los manifestantes también atacan, en parte, a sus conciudadanos, porque tienen una opinión diferente y ven el movimiento de protesta de manera crítica. Desde hace unos días, en la redes sociales circulan imágenes de tales incidentes, que son extremadamente inquietantes.

¿Usará la policía pronto munición real?

En el fondo, Hong Kong se enfrenta a un problema político. Si el gobierno quiere salir del estancamiento actual, eso solo podrá funcionar a través de una solución política.

Así las cosas, ahora la Policía de Hong Kong está anunciando aumentar, una vez más, la presión sobre los manifestantes y amenaza con usar munición real. De hecho, esto ya es previsible: la creciente presión de la Policía solo conducirá a más violencia por parte de los manifestantes. Quien quiera entender por qué surgió la situación actual, debe mirar hacia atrás, a lo sucedido durante los últimos años: una y otra vez, amplios sectores de la población hongkongesa han protestado pacíficamente contra la creciente influencia de Beijing y a favor de una mayor participación democrática. Pero apenas se ha logrado algo al respecto, y muchos manifestantes han llegado a la conclusión de que no se pueden producir cambios a través de protestas pacíficas.

En el fondo, Hong Kong se enfrenta a un problema político. Si el gobierno quiere salir del estancamiento actual, eso solo podrá funcionar a través de una solución política. Sin embargo, esto parece bastante improbable. Actualmente no hay iniciativas políticas significativas por parte de las autoridades del país.