La lucha sobre quién liderará la batalla del comercio digital se está acelerando este 2021. Por el momento, China parece liderar el desarrollo de una moneda digital nacional, un proyecto que lleva estudiando desde 2014 y que aprobó ya en 2017.

Al igual que en el siglo VII, cuando China fue pionera en la creación de los billetes de banco, será el primer actor en desplegar en todo el mundo su moneda en formato digital, como moneda fiduciaria estable.

Este tipo de monedas digitales promovidas por el Banco Popular de China, así como por otros bancos centrales, son lo que se conoce como stablecoin (moneda estable), criptodivisa creada con el propósito de que su valor se mantenga estable, para lo cual está respaldada por otros activos financieros, en este caso por moneda fiduciaria. 

El Banco Central de China ha puesto a prueba su yuan virtual al permitir que algunos residentes de Hong Kong lo utilicen para realizar pagos transfronterizos, según informaron los medios estatales el pasado jueves. También se sabe que desde el año pasado empresas de todo el mundo participan para formar parte de la red.

A un ritmo más lento, el Banco Central de Rusia indicó recientemente que estima comenzar las pruebas a finales de 2021 o principios de 2022. Ha indicado que apostará por un sistema de dos niveles para un rublo digital, en el que los bancos abrirían carteras digitales con el regulador y servirían de intermediarios para clientes y empresas.

Estados Unidos no ha querido quedarse atrás y ha indicado que presentaría un prototipo de dólar digital en el tercer trimestre del año. Esto ha generado preocupación en Wall Street. El dólar digital representa un cambio en la forma en que los estadounidenses utilizan el dinero, lo que ha llevado a algunas empresas financieras a presionar a la Reserva Federal y al Congreso para frenar su creación. Sin embargo, la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo que este proyecto podría ayudar a los estadounidenses que no tienen acceso al sistema bancario.

Más atrás, viene la Unión Europea, donde Christine Lagarde predice que el euro digital verá la luz en 2025. Actualmente está revisando los más de 8.000 comentarios de una consulta pública, que luego serán revisados por el Comité Ejecutivo. Y finalmente los gobernadores de los bancos centrales nacionales de los países de la zona del euro decidirán si siguen adelante con el euro digital. 

Lo que está claro es que una vez que China comprenda el uso del yuan digital, esto generará una rápida expansión del dominio geopolítico de China. Sin embargo, esta disputa no está resuelta.

La sorpresa podría venir de la mano de la moneda estable o stablecoin Diem (antes Libra) en el monedero Novi (antes Calibra) compuesto por un consorcio de empresas principalmente tecnológicas, entre ellas Facebook. Una vez que tengan la aprobación del organismo de control suizo FINMA como proveedor de servicios de pago, Diem los ofrecerá a través de Messenger y WhatsApp, alcanzando un número de usuarios que equivale a 3.300 millones de usuarios en 2020. 

Recordemos que la Asociación Diem (ex Libra) en junio de 2019 se propuso como una moneda estable cuya relación de custodia iba a ser a través de valores de baja volatilidad, emitidos por gobiernos con una calificación de bajo riesgo. Sin embargo, en 2020 anunció que estará respaldada por un conjunto de activos líquidos de alta calidad, como efectivo o equivalentes de efectivo y títulos públicos a muy corto plazo, por un importe al menos igual al valor nominal de cada moneda Diem (ex Libra) en circulación. El modelo contempla la oferta de una stablecoin de una sola moneda, además de la moneda multidivisa. Es decir, la red ex Libra también contempla la inclusión de stablecoins de una sola moneda como el dólar, el euro, la libra esterlina, entre otras que se contemplan en esta primera fase. Esto permitirá a las personas y empresas de las regiones cuyas monedas locales tienen stablecoins de una sola moneda en la red Libra, acceder directamente a una stablecoin en su moneda.  

Hoy en día existen más riesgos de estabilidad si un banco central no ofrece una moneda digital que si lo hace. Tenerla les permite evitar una situación en la que los pagos en su país estén dominados únicamente por proveedores no locales, incluidas las big techs.

En el contexto de la consolidación del Bitcoin, el fortalecimiento del Ether, el auge de los NFT (o tokens no fungibles que son activos digitales totalmente únicos y no canjeables) y el aumento de la capitalización de protocolos de financiación descentralizada como Aave que permiten los "flash loans" (o préstamos sin garantías cuya liquidez se devuelve a un pool dentro de un bloque de transacciones), entre otros hitos, generan un entorno de presión sobre los bancos centrales para que se muevan rápidamente a explorar el formato digital de sus monedas.

Hoy en día existen más riesgos de estabilidad si un banco central no ofrece una moneda digital que si lo hace. Tenerla les permite evitar una situación en la que los pagos en su país estén dominados únicamente por proveedores no locales, incluidas las big techs. Se considera que esto no solo podría amenazar la estabilidad del sistema financiero, sino también a los comerciantes individuales que no forman parte de la red de monedas dominante. 

El otro elemento central es, sin duda, la cuestión de la privacidad y la seguridad de los datos. Los bancos centrales, a diferencia de las empresas privadas o las compañías tecnológicas, no están ávidos de datos y no buscan maximizar beneficios. No les interesan los datos personales ni el dominio del mercado. Por el contrario, las monedas digitales emitidas por los bancos centrales buscan ser un medio de pago alternativo, moderno y seguro, respaldado por el compromiso y garantía de un banco central independiente.