En 1989, se inició en Chile una importante reestructuración del sector sanitario, a partir de la dictación de un nuevo marco regulatorio (DFL Nº 382) que creó la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) y normó el funcionamiento de las empresas del sector.

Hasta entonces, el porcentaje de hogares conectados a sistemas de descontaminación era menor a 10% en el país, donde la población beneficiada no sobrepasaba el millón de personas y no había experiencia en materia de descontaminación de aguas servidas.

La incorporación de capital y gestión privada en alianza con el Estado, permitió asegurar el financiamiento y operación de los sistemas que se requerían para el tratamiento de las aguas. En este sentido, el avance de población beneficiada ha sido notable, ya que para fines de este año se espera que el 90% (13,5 millones de personas) tenga cobertura en tratamiento de aguas servidas, mientras que para el 2012 se espera alcanzar el 100%.

Para el período 2000-2010, la industria sanitaria chilena habrá invertido cerca de US$3.400 millones, de los cuales aproximadamente el 50% corresponderá a inversión en agua potable y alcantarillado; 40% al tratamiento de aguas servidas y 10% a otras inversiones, alcanzando altos estándares de cobertura de servicios sanitarios.

En materia de tratamiento de aguas servidas, Chile se encuentra dentro de los países con mayor cobertura, antecedido por países como Holanda, Suiza, Reino Unido y España.

De hecho, en materia de tratamiento de aguas servidas, Chile se encuentra dentro de los países con mayor cobertura, antecedido por países como Holanda, Suiza, Reino Unido y España, e igualando el promedio de naciones de la comunidad europea (84%) y superando a países como Estados Unidos y Canadá.

Producto de lo anterior, el beneficio ambiental se ha traducido en la descontaminación de las aguas servidas descargadas y en la eliminación -de manera sanitaria- de enormes cantidades de sólidos y basuras.

Parte de la infraestructura diseñada para descontaminar las aguas servidas se ha centrado en sistemas como “Emisarios Submarinos”, que han presentado un impacto positivo sobre el borde costero, permitiendo la utilización de esas zonas para el baño y uso recreacional; “Plantas de Tratamiento de Aguas Servidas” que han tenido un impacto sobre la calidad de agua de los cauces para diferentes usos (agrícola, industrial y medioambiental); y “Manejo de Lodos” en lugares sanitariamente habilitados, acompañado de la remoción de gran cantidad de sólidos.

En las últimas décadas, la industria sanitaria ha introducido innovación que ha sido clave para mejorar la calidad de vida de los chilenos, en lo que a gestión sanitaria se refiere, aportando de forma importante al desarrollo económico del país y colaborando con el cuidado y conservación sustentable del medioambiente.